Originale Peccatum

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Servidor Testamento se vistió de gris miserable, con relámpagos de ira en el día y encendida la noche con rojo sangriento, brotaban de las nubes de muerte relámpagos ensordecedores y rugidos rabiosos como los de los océanos encrespados. El mundo era un valle de lágrimas, llovía sangre encendida de los Cielos.

Se empalagó con la etérea esencia la de vida ajena. Consumió el fruto prohibido de la carne que comparte con otros hijos de Dios.

¿Qué caso tiene que este mundo sea tan prolífico, rico y vivo, si yo existo y ya soy el centro del universo? – Pensó.

La supremacía y la virtud debían ser para la primogénita y soberana sobre la obra del Padre. Interpretó Ella la creación de los Digimental como ofrenda de Dios para celebrar su ascenso a la divinidad, la igualdad entre Padre e hija como titulares todopoderosos en el panteón de los santos.

Volteóse a ver a su Padre resplandeciendo y titilando cual astro, porque ya no era la Luz hecha por el Fresno, era la Luz que se cierne sobre la creación entera.

Encandilaba su piel aterciopelada con violetas, naranjas, verde-azules, absorbiendo tanto lucero que el día se había apagado. Empapada de vida que se enfriaba, manchadas estaban su tez, cuello y manos con pulpa olorosa, cargaba el olor del hierro.

Amado Señor, tu hija considera estas delicias como un digno sacrificio a su gloria. Has hecho a tu Luz sentirse jubilosa y a la hora de las retribuciones serás visto y tratado como un rostro amistoso, un lucero cálido y un divino amigo.

Amado Padre, serás perdonado por contemplar la opción de traer vida idéntica a nosotros, únicos dioses de amor, dignos de devoción, de ser creadores y por pretender que compartamos el pan de gracia con ellos.

Su carne y jugos fueron delicias entre el cielo y la tierra imposibles de replicar.

Has subsanado tu ofensa con este maná, Padre de amor y rey de reyes. Te dejaré ser y tienes mi bendición para continuar tu existencia en paz y santidad.

La Luz cumplió la profecía sangrienta del Padre. Mandamientos en el mundo había pocos y quebrantó uno muy grave al cometer inmoralidad antes de que inventaran la moral en sí, la decencia o el castigo. Castigo mismo que debía corresponder y conmemorar su invención. Su pecado, el primero en el Digimundo, dejó fracturas en el código base del orden natural.

La violencia y las cacerías serían el nuevo orden del mundo, mientras que La Luz había encontrado la paz. Encontró el todo en uno mismo, había inventado la plenitud.

El Señor rugía con la lengua de David desde los cielos, retumbando entre negras nubes, pero su hija fue capaz de trascender e interiorizarse, pasar de los terremotos, los torbellinos y las briznas para extraer, con un corte mínimo de su garra, de su dedo una gota de sí mezclada con el éter muerto de los Digimental. Dejó caer, pues, esa gota.

Hubo paz renovada en la tierra, los mares y en el cielo. El deseo del Todopoderoso se hizo realidad. Había entendido el mensaje de su primogénita, guardó silencio y entendió cómo Él era parte de todo, ya no era ese todo en solitario. La gota de muerte y vida mezcladas en ponzoña terrenal le entregaron ese mensaje a través de la suave tierra y los verdes pastos que se rasgaban con los vientos huracanados.

Aún inmerso el silencio que guardaba, le apuntó con la hoja afilada del juicio, haciendo que la existencia volteara a ver a su hija como autora del caos y perpetradora prima. El qué hacer con La Luz era un enigma que solamente la misma Luz sabría como descifrar, pues Él había hecho un hábito de trabajar en conjunto. Se volvió dependiente y poco imaginativo.

Fue así como en un puñado de millones de años, el Padre fue víctima de dos nuevas fobias; el miedo a ser obsoleto y el miedo a la Luz. Estupefacto, tuvo a su ahora semejante frente a Él por estaciones, sonriéndole. Ella lo veía expectante también, sonriendo, esperando un regalo por su insurrección inocente.

Fuera de su consentimiento, pero bajo su jurisdicción distante, se mezclaron gota y tierra, fertilizando y refrescando la obra de Dios. Padre e hija habían dado origen al anima, la vida animal y todas sus formas en potencia. Abrióse paso por el mundo una criaturilla simplona, vocal y pura como una sílaba. Se vio rodeada por océanos virtuales, compuesto por paisajes submarinos distantes entre sí y de maternal cobijo.

 Se vio rodeada por océanos virtuales, compuesto por paisajes submarinos distantes entre sí y de maternal cobijo

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Y oí a cuanta criatura hay en el cielo,

y en la tierra,

y debajo de la tierra y en el mar,

a todos en la creación, que cantaban:

¡Al que está sentado en el trono y al Cordero,

sean la alabanza y la honra,

la gloria y el poder,

por los siglos de los siglos!

Apocalipsis 5:13

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