Parte 26.

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—.. ¿Consorte... bebés?..

—Sí. Ahora el jóven príncipe lo escogió como su consorte, ¿no es maravilloso?

Pensar en que no volvería a ver al líder Jiang hace que su corazón duela demasiado, un escalofrío recorre su espalda, sus manos empiezan a temblar y sus ojos se sienten húmedos tan solo imaginarlo.

De un movimiento saca a Shoyue y la dirige directamente al corazón del súcubo pero falla lastimando sólo el brazo derecho de ésta.

—Se que es normal rehusarse a esta situación pero no debería hacerlo, es normal casarse con la familia de su esposo.

Ante esas palabras Xichen la mira a los ojos.

—Estás equivocada, no puedo casarme con nadie más... sino es con... mi alfa.

Concentra gran fuerza espiritual en su palma y la golpea directo en la cabeza, haciendo que esta salga volando unos metros más allá.

Entonces los demás demonios al ver a su superior ser vencido, empiezan a atacar y él responde con la misma fiereza pues no dejaría que lo lleven lejos separándolo de Sandu Shengshou.

No, preferiría morir antes de pertenecer a otro hombre o demonio.

Mientras tanto en el otro lado del salón.

Por las esquinas de sus ojos puede ver a Zewujun peleando contra los demonios restantes al mismo tiempo en el que él pelea a muerte con él que pretende llevarse a Lan Xichen.

Debe matarlo, no debe dejar que toque a Zewujun, ni siquiera un cabello de su cabeza.

Él le pertenece, es suyo y de nadie más.

Sandu es elevado y choca contra la espada del contrincante, la fuerza usada es tanta que salen chispas.

La voz del demonio es tranquila y magnética.

—Veo que no te das por vencido.

—Cómo dejaría que un demonio intente vencerme.

—Acabaré contigo y me llevaré a mi esposa.

Tales palabras fueron como pólvora para la fuerza del hombre de púrpura, sus ojos mostraron un tono rojo y sus pupilas se dilataron. Un movimiento de su espada e hirió al jóven príncipe en el hombro izquierdo.

—Eres fuerte.—dice sujetando su brazo—¿Tanto lo quieres para ti?

—Él es mío —su voz se hace más ronca y profunda —No dejaré que te lo lleves, y te arrepentirás de haberlo mirado.

—No lo creo, él no está marcado y por lo tanto no te pertenece, él no está siquiera comprometido. Mientes.

—Él es mío. —su mirada era extremadamente profunda sin un atisbo de duda. Era como si fuera un alfa luchando por su omega.

El demonio tiene una expresión de angustia y confusión, mira hacia el súcubo que aún yace en una esquina.

—Oye Shimei, dijiste que era soltero.

El súcubo se pone de pie como si nada, sacude sus ropajes y limpia el rastro de sangre en sus labios, y lo mira.

—¡Claro que lo es, no te mentiría!

Con una mirada satisfecha sus expresiones se hacen más tranquilas.

Por el otro lado, Zewujun acaba con todos sus adversarios ahora se dirige hacia donde dos fuertes alfas están peleando a muerte, puede observar que ninguno de ellos da su brazo a torcer.

Entre nubes, nieve y algodón. (ChengXi) Where stories live. Discover now