03.- Fantasma

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

03.- Fantasma

No necesitaba que nadie le dijera que aquello era una mala idea, lo sabía más que de sobras, pero no pudo evitarlo.

Cuando Iván, el chico corpulento que se encorvaba, dejó el barco Marinette decidió quedarse para oír más de la maravillosa música que brotaba de los dedos de Luka. Sólo un ratito más, se dijo, pero la noche cayó y ella seguía allí embelesada con la música. Únicamente se movió cuando él se llevó algo a la oreja y se puso a hablar con el aire sobre la cena y que no le importaba pasar la noche solo en el Liberty, fuera lo que fuese eso.

Le siguió al interior del barco. No debería de hacerlo, pero allá iba ella sin dudar ni un segundo. Se sentó en lo alto de un mueble mientras el chico de la música devoraba un sándwich con la mirada fija en el cacharro que se había llevado antes a la oreja. Sin la música Marinette paseó la mirada por aquello en lo que normalmente se fijaba: la ropa. Se sintió indignada. ¡Un chico tan guapo y con tanto talento con la ropa llena de rotos! ¿Cómo podía alguien permitir que algo así ocurriese? ¿Dónde estaban las hadas del punto de aquella ciudad? ¿Es que habían perdido la vista? Pues si ninguna de esas hadas hacía nada al respecto ¡lo haría ella misma!

Esperó a que se fuera a dormir. Marinette descubrió que antes de dormir se duchada. Ella, cortésmente, aguardó a que acabase revisando los pantalones que había dejado bien doblados sobre la silla. ¡Menudos agujeros! Paseó los dedos por los márgenes de los cortes y agujeros, la magia fluyó reviviendo los hilos rotos que brotaron y se alargaron como las ramas de un árbol joven y sano. Sonrió con orgullo al ver el resultado tan magnifico y se ocultó rápidamente cuando le oyó regresar.

Luka se quedó inmóvil por un segundo en la entrada de su cuarto. Le había parecido ver un destello rosa cruzando la habitación a toda prisa, sacudió la cabeza, lo más probable es que fuera el reflejo de algo al otro lado del Sena.

Se dejó caer en la cama. Estaba agotado.

Aún tenía mucho trabajo que hacer con aquella canción que no acababa de sonarle como quería y, además, por la mañana tendría que ir a hablar con su padre. Lo estaba postergando demasiado y lo mejor era que él diese el paso.

—Qué difícil es todo —protestó.

Cerró los ojos. Tenía que descansar. Lo necesitaba.

El sol le acarició el rostro, abrió los ojos adormilado y buscó el móvil a tientas. Eran las nueve, se había olvidado de poner el despertador, por suerte aún era pronto. Desayunaría e iría a ver a su padre antes de comer. Pasó por el baño, se aseó y buscó ropa para cambiarse.

Pantalón, camiseta y una de sus cazadoras. Observó las prendas y parpadeó confuso. La ropa frente a él parecía recién salida de una tienda, las costuras perfectamente cosidas, ni un agujero de más, nada roto. ¿Qué clase de broma era esa?

—¿Mamá? ¿Juls?

No le contestó nadie. Juleka estaba en casa de Rose, hasta la hora de comer no volvería. Su madre debía seguir en casa de su amiga enferma.

Estaba solo.

Volvió a mirar la ropa. A lo mejor estaba aún medio dormido, igual se lo había imaginado. Sí, eso debía ser, la ropa no se cosía sola mientras dormías. Dejó escapar una risita nerviosa. Tomó de nuevo la ropa en busca de los familiares agujeros, descosidos y marcas de desgaste, pero nada. ¡La ropa parecía totalmente nueva!

—¿Pero qué demonios...?

Él no era miedoso ni fácil de impresionar, aún y así se estremeció de los pies a la cabeza. ¿Habría un fantasma en el Liberty? ¿Existía algún tipo de fantasma psicópata que se dedicaba a coser ropa mientras la gente dormía? ¿Tenía que coser la suya? ¿No podía coser la de Juleka? Juleka... salió del cuarto sin prestarle atención a los tejanos que caían al suelo. Cruzó la pequeña habitación de un par de zancadas y abrió el armario bruscamente, sacó varias perchas y comprobó que la ropa de su hermana seguía en perfecto estado, o lo que era lo mismo, descosida, desgastada y rota.

Bien. De acuerdo. Eso no iba a quedar así. Regresó a su cuarto, buscó unas tijeras y se puso a cortar la tela como pulso firme. No iba a darle la satisfacción a ese fantasma de salirse con la suya.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! La típica mañana en la que te despiertas y un fantasma psicópata ha cosido y remendado toda tu ropa, ¿a quién no le ha pasado nunca?
Mañana más.


Fictober 2023 - El hada y su humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora