12.- Dulces

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

12.- Dulces

El resto del día Marinette lo pasó en silencio acurrucada en el fondo de la mochila. Se sentía fatal. Luka se había enfadado con ella por cambiarle la ropa a su compañero de clase.

¿Cómo iba a imaginarse ella que existiera alguien que quisiera vestirse así de mal? No era culpa suya, no tenía ningún sentido. Pero Luka estaba enfadado y ella no sabía cómo arreglarlo.

No se inmutó cuando la mochila se movió, ni se asomó durante el paseo en bicicleta, tampoco lo hizo cuando Luka entró a un local que olía delicioso.

Estaba triste.

—Marinette —la llamó mientras abría la cremallera de la mochila—. Puedes salir, no hay nadie aquí.

—No quiero, estoy bien aquí —susurró con la imagen de su pesadilla haciendo eco en sus recuerdos.

—Marinette, por favor.

—No.

Luka suspiró era muy tozuda. Dejó la mochila abierta, se sentó en el suelo y acomodó la guitarra en el regazo. Presionó las cuerdas contra el mástil, pero dudó. ¿Qué podía tocar? ¿Algo de Kitty Section? No. Mejor algo que sonase más profesional. Su canción preferida, esa que no había vuelto a tocar desde que supo que Jagged Stone era su padre.

El primer acorde sonó extraño. Volvió a comenzar. Las notas se sucedieron una tras otra con seguridad.

Marinette se asomó atraída por la música. Reconoció el lugar, era el barco donde vivía. Salió con mucha cautela y flotó frente a Luka que le sonrió.

—¿Te gusta?

—Mucho. Escribes una música muy bonita.

—No es mía es...

«De mi padre» pensó, sacudió la cabeza y entonó los últimos acordes.

—Es de Jagged Stone, mi músico preferido.

—¿Hay más músicos increíbles? —preguntó emocionada. Parecía haber recuperado su buen humor y curiosidad naturales—. ¿Puedo escucharle?

—Claro que sí, pero antes de eso quiero pedirte perdón.

Marinette dejó de revolotear, se quedó suspendida en el aire batiendo las alas lentamente. A Luka le sorprendió que el brillo que la rodeaba se hiciera más intenso, aunque las pequeñas chispas relucientes se hubiesen ralentizado.

—Creo que he sido un poco brusco contigo con el tema de la ropa de Théo —pronunció viendo que ella no decía nada—. Este no es tu mundo y no estás acostumbrada a él, tendría que haber pensado mejor cómo explicártelo.

»No quería que te sintieras mal, ni insegura. Tampoco que tuvieras la impresión de que te estaba riñendo por algo que para ti es normal, aunque aquí no lo sea. Lo siento, ¿podrás perdonarme?

Se lanzó directa hacia él con los brazos abiertos y se pegó a su mejilla feliz.

—¡Sí! ¡Claro que te perdono!

Luka sintió su corazón acelerarse y el calor extendiéndose por sus mejillas. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué la cercanía de Marinette provocaba aquellas reacciones en él? Sólo eran amigos, eso era lo único que podían ser. Pertenecían a mundos diferentes. Marinette volvería a su casa tarde o temprano.

—He comprado una cosa —dijo nervioso esperando que con eso se apartase de él para mirarle con curiosidad. Ella lo hizo, clavó sus ojitos brillantes en él—. He visto que te gustan muchos los dulces, así que he comparado macarons.

Abrió la cajita alargada de color crema y le mostró los dulces. Había pedido que fueran de varios sabores por lo que destacaban por su colorido. Marinette voló sobre ellos lanzando destellos rosas por todas partes.

—¡Qué bonitos!

—Este es mi preferido —declaró sacando uno de color rojo—, es de frambuesa. ¿Lo compartimos?

Asintió emocionada, se sentó sobre su hombro y aceptó la mitad de aquella pastita rojiza. Suspiró complacida ¡estaba delicioso! Se dejó caer con suavidad hasta poder apoyarse contra su cuello. Se sentía feliz y plena, sentía que no necesitaba nada más que aquello que tenía ahora en frente. Tiempo junto a Luka, dulces y su cercanía.

Sin duda cuando viajó al mundo de los humanos no era eso lo que esperaba encontrar, tampoco pensaba quedarse mucho. Su intención era curiosear un poco y volver, no esperaba que la música la llevase a conocer a la persona más maravillosa del mundo. A su lado estaba tan bien. Mirarle le provocaba un cosquilleo que la recorría de los pies a la cabeza, le dejaba el cuerpo paralizado y la mente le lanzaba un sinfín de imágenes hermosas de un futuro a su lado. No entendía qué era lo que le ocurría, pero estaba segura de que allá donde estuviera Luka era el lugar en el que ella quería estar.

—Luka —susurró armándose de valor—. Si me quedase aquí para siempre ¿me quedarías conmigo dejar? —Abrió los ojos confundida, lo que acababa de decir no tenía ningún sentido—. ¡Quiero decir! Si me dejarías quedarme contigo...

Él soltó una suave risita que le calentó el alma.

—Claro que sí, siempre serás bienvenida a mi lado.

Sintió como sus mejillas se encendían, nerviosa, alzó el vuelo y revoloteó de un lado al otro. ¿Qué era eso? ¿Qué demonios le estaba pasando?

—¡Lu-Luka! Quiero escuchar más canciones de Jagged Stone.

Recuperó la guitarra, la acomodó en su regazo y le sonrió con afecto. El cambio de conversación había sido muy brusco y nada disimulado, parecía muy incómoda, iba a concederle lo que pedía.

—Tocaré para ti hasta que mi madre y mi hermana vuelvan, después te pondré videos de Jagged para que le veas. —Así también los vería él y, tal vez, con ella a su lado se le haría menos raro eso de ver a su ídolo sobre un escenario sabiendo que era su padre—. Es un músico increíble, te gustará.

Marinette asintió con energía, se sentó de nuevo sobre su hombro. Se dejó arropar por la música y el aroma de su piel mientras su nerviosismo se evaporaba.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Y llegó el inevitable momento en el que Marinette se enreda con sus palabras. Por fin el capítulo 12 estamos a un paso de llegar al ecuador de la historia.


Fictober 2023 - El hada y su humanoWhere stories live. Discover now