04.- Ventana

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

04.- Ventana

Marinette observaba horrorizada como las tijeras se movían sobre la tela abriendo agujeros y descosiendo aquí y allá. Quería gritarle que eso que hacía era terrible, puede que una parte de ella también quisiera lanzarle algo, pero no tenía que dejarse ver. Lágrimas de furia se agolparon en sus ojos azules ¡tanto trabajo para que él lo deshiciera! ¿Acaso no le parecía un buen trabajo? ¿Le parecía mediocre? ¿Sería eso? Al fin y al cabo, aún era un hada demasiado joven.

—Luka, cariño, ¿qué estás haciendo?

Marinette miró a la mujer que acababa de plantarse en la entrada del cuarto, tenía una larga cabellera color ceniza recogida en una trenza, su ropa era colorida y algo vieja, tenía un agujero en la pernera izquierda a la altura de la rodilla.

—Mamá —musitó él visiblemente confundido—. ¿Qué hora es?

—Las doce. Creía que querías pasar la mañana con tu padre.

Luka se llevó la mano a la frente. La mujer miró la ropa amontonada sobre la cama y después de nuevo a su hijo.

—¿Ha explotado el armario?

—Algo así.

»Ah, mamá, ¿te importa si voy a comer con papá y Penny?

—Cariño, no tienes que preguntarlo, ve.

El chico lanzó sobre la cama el pantalón recién roto y descosido.

Otra persona apareció en el espacio de la puerta, alta, delgada y con una larga cabellera negra salpicada de púrpura en las puntas. ¡Su ropa! ¡Más agujeros! Marinette creyó que iba a desmayarse del espanto ¿qué pasaba en esa ciudad para que la gente llevase la ropa rota? ¿Es que nadie sabía coser? ¿Es que no había ni una maldita hada de las suyas velando por todos aquellos humanos?

—¿Te vas? —preguntó la recién llegada.

—Voy a ir a comer con papá, ¿te apuntas, Juls?

—Paso, tengo cosas que hacer.

Le dedicó una mirada preocupada a la chica, le acarició el pelo con suavidad y pasó por su lado. Ella se movió cruzando despacio la habitación y se pegó a la ventana.

Luka se iba. Se iba y la dejaba allí arriba, abandonada como un pedazo de hilo demasiado corto para ser útil. Vale, de acuerdo, no sabía que estaba allí ni conocía su existencia, pero ¡se iba! Quería seguirle, pero no tenía por donde escapar. La mujer a la que llamaba «mamá» miraba hacia el hueco de la puerta, la chica «Juls» estaba bloqueando la ventana redonda con su cuerpo. ¡Si no tuviera que ocultarse les gritaría pidiendo paso! Con una mueca infantil se dejó caer de espaldas sobre el armario.

—Papá estará contento de ver a Luka —susurró la chica Juls que parecía desanimada.

—Cariño, estaría más contento si fueses tú también —replicó la mujer mamá—. Comprendo que la forma en la que Luka y él se entienden y comunican es bastante abrumadora, pero no debería de hacer que te quedes al margen.

—No importa, yo estoy bien.

Se preguntó quién era el tal papá y de qué iba aquella conversación. Debería de haber prestado más atención a las historias sobre los humanos y sus relaciones entre ellos. Era algo que nunca le había interesado demasiado, prefería la parte creativa, la de la magia que se encerraba en cada uno de ellos.

—Venga, cariño, cámbiate e iremos a comer las dos juntas a ese italiano que tanto te gusta.

La chica Juls sonrió alegre y salió despedida de la habitación. La mujer se quedó sola en la entrada, miró la ropa amontonada y destrozada sobre la cama y puso los ojos en blanco.

—Adolescentes —farfulló y salió también.

El hada Marinette aguardó unos segundos antes de precipitarse hacia la ventana, la cruzó y miró a todos lados con la esperanza de encontrar a Luka. No había ni rastro. Con una mueca de fastidio regresó al interior del barco. Se dejó caer sobre la pila de ropa maltratada.

¡Volvería a arreglar la ropa y esta vez lo haría mucho mejor!

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Ayer no pude actualizar, así que para hoy hay doble ración de cursileríay humor absurdo.


Fictober 2023 - El hada y su humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora