𝑳𝑨 𝑪𝑨𝑹𝑬𝑵𝑪𝑰𝑨 𝑫𝑬 𝑽𝑶𝑪𝑨𝑪𝑰𝑶𝑵

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La carencia de vocación, puede que suene como algo completamente tonto, o incluso como una forma bonita para adornar un problema que carcome a la sociedad en la que muchos nos encontramos presentes e inertes. Pero dentro de poco y con solo un poco de voluntad para leer de tu parte, entenderás todo lo que esta simple frase se refiere en sí misma.

Cuando digo que hay una carencia de vocación, es para que lo tomes como una invitación, una carta de cortesía, para que mires hacia el pasado, para que regreses la perspectiva sobre tus pasos, para que recuerdes cómo eran las cosas hace algunos años, tampoco te pido que te remontes a los comienzos de tu vida.

Solo es necesario que mires cómo era la atmósfera del mundo que nos rodeaba hace unos cuantos años. ¿Recuerdas cómo era la vida en el colegio?, o acaso, ¿recuerdas el deseo de defender los ideales de aquellas creencias u organizaciones de forma casi ciega de antes?

Es imposible olvidarlo, con el tiempo es posible que comprendas mejor la frase de aquellos hombres y mujeres mayores que decían que los tiempos están haciendo avanzar a la sociedad demasiado rápido, incluso más de lo que se debería; y si de casualidad te encuentras perdido ante las palabras que se hallan ante ti, posiblemente es que eres demasiado joven como para comprenderlo aún,

Pero créeme, que cuando dicho momento de catarsis combinado con nostalgia llegue a tu vida, vuelve a retomar estas páginas.

Pero a qué voy, con todo lo que digo, hay que admitirlo, la gente de hoy en día se desprende con mayor facilidad de sus ideales, de sus causas y de los grupos o facciones a los que pertenezca, nos ocasiona miedo que nuestras decisiones como seres racionales, sociales y políticos que somos, terminen siendo tema de interés público con el fin de castigarnos.

Cuidamos siempre de nuestra ideología en redes sociales, e incluso hay varias personas que cambian constantemente de ideas para terminar siendo el ser imparcial que todos quieren debido a su "mentalidad abierta".

Pero puede que te estés preguntando en este preciso instante, no se supone que como seres capaces de evolucionar, ¿estaría mal cambiar nuestros ideales? Y realmente estoy completamente de acuerdo con dicho pensamiento.

Sería bueno que una persona racista o machista sea capaz de evolucionar, darse cuenta de que su conducta es inadecuada y que por medio de su propio proceso de reflexión, sea capaz de predisponer su actitud para cambiar en el buen sentido.

El dilema comienza justo en este punto, aunque todos podemos estar de acuerdo con que tener esos cambios puntuales en los ideales de conducta sea algo positivo, también el cambiar constantemente en tu opinión y en lo que crees, que por ende es igual a que cambies constantemente tu ancla de vida.

Terminas en un punto en donde te conviertes en alguien sin sentido, terminas siendo un ser que simple y vagamente existe, que no encuentra alivio en lo que cree o que peor aún, es capaz de prostituir sus ideales para complacer a todos los que le rodean en su atmósfera social. Cosa que demuestra lo débil y maleable que puede ser un ser humano en determinadas instancias.

Hoy en día lo es raro ver personas que tengan ideales lo suficientemente fuerte que lo guíen a tener un fuerte sentido de pertenencia por lo que es, por lo que supone o por aquello de lo que forma parte; porque hay que admitirlo, en términos sociales, la autorrealización no siempre es el camino de todos.

A veces el ser humano necesita un motor más grande que sí mismo para realizar aquello que tanto desea hacer para que dentro de su perspectiva sienta que ha hecho algo por los suyos o que incluso sienta que ha sido posible que cambie aunque sea un poco, al mundo.

Por ello, no hay nada más común en nuestra realidad qué ver personas que caminan sin sentido, que son capaces de cambiar más de ideas que de corbata; porque oh sorpresa, ni siquiera usan corbata, gente que mientras sienten que nada encaja con ellos y le echan la culpa por su pobreza, por su desamor, por su despido, por su ruina y pobreza tanto mental, física o espiritual a un ser que casi siempre van a cambiarle el nombre cada fin de semana.

Al final debemos cambiar el chip, tenemos un mundo en donde la sociedad, sobre todo en las generaciones que viene que se está llenando cada vez más, de idiotas útiles.

No es un sentido del mega intelectual o el abuelo cascarrabias que siempre critica a los jóvenes, pero hombre, quiero que al menos se entienda, que si seguimos el rumbo en el que vamos, deberíamos cambiar el nombre de la corte de los derechos humanos, por el de "la corte de los autómatas sin descanso". 

Al igual que aquel hombre que se encuentra consternado y repleto de posibles cosas por las cuales poder hacer algo, simplemente no se halla, no se encuentra, ha perdido todo rastro de vocación por lo que hace, incluso casi que por su propio deveni...

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Al igual que aquel hombre que se encuentra consternado y repleto de posibles cosas por las cuales poder hacer algo, simplemente no se halla, no se encuentra, ha perdido todo rastro de vocación por lo que hace, incluso casi que por su propio devenir de vida. En eso se asemejan muchas personas hoy en día al encontrarse caminando sin rumbo por las orillas del tiempo. 

La carencia de contemplaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora