ten point one.

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niall había averiguado fácilmente lo que era el fuego nuevo, por supuesto que era una costumbre no celebrada en su tribu de origen, de hecho no existían demasiadas fiestas en casa salvo el festival de la luna menguante que los dejaba cosechar unas pocas semillas, por lo que quedó fascinado con la idea de una especie de carnaval lleno de colores, fogatas y mucha comida.

después de haber encontrado a harry no tuvo mucha suerte en la caza, no era diestro en ese arte por lo que se dedicaba a robar algunos frutos de canastas o pescados, sobrevivió en su forma animal y estaba seguro de que los habitantes de esa tierra sabían de donde venía o por lo menos, sospechaban que estaba huyendo porque algunas veces convenientemente las canastas estaban mal amarradas o "caídas" en el suelo. lo agradecía de todo corazón.

esa tribu era de lo más raro para el omega, todos eran demasiado amables y felices, recordaba haber visto a omegas dirigir a alfas en grupos de caza y pesca; los betas estaban por todas partes también y abundaban las relaciones más extrañas que niall había presenciado jamás.

la noche del fuego nuevo fue testigo de cosas que en su "hogar" habrían significado la horca, el destierro o latigazos como mínimo castigo; presenció al jefe prender enormes fogatas, vestía como la muerte misma y niall había sentido muchísimo terror, sobretodo porque su aroma se desató como una onda de calor veraniego, temía ser descubierto; luego llegó esa onda de calor a la realidad, aunque era peor que el verano en zakhbayan, fue como el celo mismo. desnudarse se sentía como una opción prioritaria pero antes de poder hacer cualquier otra cosa, su nariz lo paralizó.

"ese aroma."

su omega ronroneó en su pecho.

"es mejor que la primera vez."

no sólo era el pino con los cítricos, había algo más mezclado con ello, mejor dicho, alguien más; era madera mojada con hierbabuena y juntos mareaban a niall, no de una mala manera, simplemente era sobrecogedor tener ambas feromonas golpeándole la nariz, llamándolo.

sin quererlo, se había escabullido entre el mar de gente, de todas formas nadie parecía percatarse de un omega más, esa deliciosa mezcla comenzaba a ser adictiva, necesitaba tenerla en el cuerpo, quería ser marcado por ellos y que todo el mundo supiera que le pertenecía a ese par de alfas que ahora tenía en su campo de visión.

zayn sintió el melocotón y la sal bajo la nariz rápidamente, había estado alerta desde el inicio de la celebración, algo dentro suyo le estaba diciendo que estaba allí, pero, tenerlo tan cerca, tan dulce, era otra cosa; su alfa aullaba dentro de su pecho mientras sus manos rodeaban el torso de liam, la hierbabuena también inundándole los pulmones y haciéndolo gruñir de forma muy primitiva.

—estás incluso peor que la luna anterior, alfa. — murmuró liam cerca de su cuello, lo estaba olfateando.

zayn se preguntó si él también lo sentía pero no se atrevió a preguntar.

—¿deberíamos ir al bosque? — liam asintió.

ambos alfas lucían distraídos, después del encuentro con harry las cosas se habían tornado extrañas, zayn seguía peor que excitado y aunque liam lo amaba jamás lo había sentido ni visto así pero tampoco se atrevía a preguntar, sólo atinó por guiarlos al interior del bosque, a esa parte especial en donde solían pasar algunos atardeceres; cada fuego nuevo iban a la casa de alguno o incluso al lago para poder hacer el amor como el par de alfas calientes que eran, era el único día del año en el que estaban a salvo porque a nadie le importaba, toda la tribu se cegaba en deseo gracias a la luna que les permitía seguir agrandando su hogar con cachorros saludables.

también estaban a salvo gracias a los fuertes aromas que ambos emanaban, tan dominantes que ningún omega había podido soportar, al menos, hasta esa misma noche.

MY OMEGA.Where stories live. Discover now