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Caroline ama los fines de semana, porque no va al instituto, no tiene que ver los rostros de los chicos que siempre la miran como un bicho raro, miles de veces le ha dicho a su padre que no quiere ir más, que puede contratarle un maestro particula...

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Caroline ama los fines de semana, porque no va al instituto, no tiene que ver los rostros de los chicos que siempre la miran como un bicho raro, miles de veces le ha dicho a su padre que no quiere ir más, que puede contratarle un maestro particular, pero su padre dice que no le parece correcto que Eddie sí termine sus estudios como el común de los chicos y ella no.

Está sentada bajo un árbol, sigue leyendo esa novela romántica que ha ocultado de Eddie, a su lado tiene un plato con fresas, es una agradable tarde de primavera, aunque sabe que después la temperatura baja y ya no es tan placentero estar bajo la sombra. En un momento de poca concentración, mira hacia una ventana, es la de la cocina, Eddie está mirándola mientras bebe un vaso de agua, ha estado en su cuarto durante toda la mañana. Ella lo saluda, él lo hace de vuelta, pero ella no se conforma con eso, camina descalza hasta abrir la puerta.

¿Por qué no vienes conmigo?, pregunta la chica.

No me gusta leer, responde Eddie de manera graciosa.

Vamos, no tienes que leerlo, sólo puedes tomar la sombra del árbol y contemplar lo genial que es un fin de semana en casa, Caroline se sienta sobre un mueble de la cocina, Eddie no puede evitar ver cómo se sube el vestido, dejando a la vista sus piernas blancas.

Hey. Los muebles no son para sentarse. Como el mayor debo decírtelo, Eddie habla con una sonrisa de oreja a oreja.

Estamos solos en casa. Como siempre, ella se ríe. ¿No has llegado a la conclusión de que podríamos matar a alguien , ocultarlo por días y jamás nos descubrirían?, ella hace la pregunta con naturalidad.

Aunque quisiera creo que no puedo defenderte con este nivel de preguntas que me haces, se ríe, ella siempre disfruta al hacerlo reír. ¿En serio lo has pensado?, Caroline vuelve a reír.

Claro. Lo he pensado y hasta lo he imaginado, saca una fresa de la bolsita que ha quedado al lado del lavaplatos, Eddie ve cómo la muerde y el jugo se acomoda en la comisura de sus labios, siente un calor en su espalda, siempre ha pensado que es algo peligroso el que estén siempre tan solos, prefiere sus días en el instituto, así puede pasar de ella y evitar cualquier tipo de pensamiento extraño. Creo que saldrías corriendo si te confieso los pensamientos que a veces tengo. Es por eso por lo que a veces prefiero el silencio y no me comunico demasiado.

¿Puedo saber alguno?, pregunta Eddie y ella suelta una risita.

No. Ya no sería divertido si los sabes.

Eddie se toma el atrevimiento de ponerse frente a ella, abrir sus piernas de golpe, ella se queda viéndolo, su brazo derecho se estira hasta alcanzar un vaso que está en un mueble encima de su cabeza, la mano restante, se apoya en una rodilla de Caroline y sube por su muslo.

Perdón por no pedir permiso. Quería alcanzar esto, le muestra el vaso y va hacia el mueble que está al lado para coger la jarra de jugo que descansa ahí, ella cierra sus piernas, no dice palabra alguna, hasta que se le ocurre algún disparate. Cree que Eddie es un mal mentiroso, acababa de beber agua de un vaso, no hay necesidad de sacar otro.

Eddie vuelve donde ella, y nace de la chica abrirse de piernas para permitir que Eddie se acomode, le extiende el vaso de jugo y acepta darle un sorbo.

Eres valiente.

¿Por qué?, pregunta Eddie.

Acabo de confesar que a veces pienso en que podría cometer un crimen en estas paredes. Y ahora estás así. Estás entre mis piernas. Con tu abdomen cerca de mis manos. Podría clavarte un cuchillo ahora mismo, ella da un suave puñetazo en su vientre, Eddie se ríe.

Eres tan rara.

No me importa que no me hables en el instituto. Aunque no tienes que creerme todo lo que te digo. Tengo mucha imaginación.

¿Por qué siento que eres una Caroline completamente diferente acá? , Eddie pregunta, posa sus manos en las piernas de la chica.

¿Para qué querría darles mi verdadera Caroline a ellos?, responde ella. No me interesa, te lo he dicho en muchos idiomas, se ríe, Eddie también lo hace.

¿Y por qué me la das a mí?

¿Acaso no la quieres?, ella mira las manos de Eddie puestas en sus muslos, él hace lo mismo. Somos hermanos, claro que debes conocer cosas de mí que el resto no.

Hermanos suena demasiado familiar ¿No lo crees?

Lo somos. Te conozco desde los cinco años. No me pierdo tus cumpleaños. Sé todo de ti y tú todo de mí. Es sólo que te conviene fingir que no tienes idea de las cosas que me gustan, Eddie sube un poco más sus manos, ella sonríe y él muerde su labio inferior.

No sabía que te gustaban las chicas, Eddie hace el comentario.

Sólo experimentaba. Sé cuando las cosas deben parar. Soy más civilizada que tú, ella se defiende. Sé cuando las cosas deben terminar y cuando algo no tiene futuro. Ahora Tatum me odia porque cree que la usé.

Yo también te odiaría si no cumples las cosas que prometes. Sólo en caso de que me prometas algo, sonríe.

No le prometí algo. Jamás lo hice. Yo sólo quería sentir algo.

Creo que andas algo confundida. No puedes ir así por la vida.

¿Así como?, pregunta, ahora ella tiene sus manos alrededor de cuello, ve sus labios de manera directa.

Picoteando de flor en flor, Eddie la regaña como si fuera una niña, está nervioso por esa extraña cercanía.

A pesar de verse de esa manera tan varonil como si fuera un poco mayor, Eddie sólo es un chico de 18 años, y no tiene demasiada experiencia con las mujeres, apenas se ha acostado con unas dos, y cree que podría contar las veces que lo hizo.

Caroline acaricia su cabello, él tiene sus manos en sus muslos, está apegado a su cuerpo, ve sus labios, ella los muerde al propio.

Nadie tiene que enterarse, dice la chica. Estamos demasiado solos en esta casa. Te prometo que será un secreto. Jamás nadie va a enterarse, Eddie sonríe y toma su cuello con fuerza y la besa, sus lenguas se mezclan, se exploran mutuamente, ha sido un beso poco inocente, lo saben , y una vez que acaban, él vuelve a tomarla incluso con más fuerza, él jamás se lo confesaría en ese momento, pero va a tocarse cuando llegue a su cuarto, jamás en la vida se ha sentido tan mal de estar excitado.

¿Me prometes que esto no va a salir de tu boca?, pregunta en sus labios.

Te lo prometo. No busco que nos acusen de ser unos asquerosos, dice ella, le gusta la sonrisa de Eddie, la que tiene en ese momento, sabe que una vez sus caminos se separen después de ese beso, él se tocará pensando ella, sabe que está excitado, sabe que ha sido por ella. No te sientas tan mal. Ha sido un simple beso.

 Ha sido un simple beso

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