Eddie y Caroline son los hijos de una familia armada, abandonados por sus padres que están más enfocados en darles un buen pasar económico, parecen no caer en la cuenta de que poco a poco se sumergen en una relación extraña, intensa, y con ojos ince...
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Caroline está sentada en las gradas de la escuela, ve cómo Eddie juega básquetbol con su equipo. Harriet está más allá con su grupo de chicos. Eddie a veces mira a Caroline, ella intenta evitar la mirada culposa de su hermanastro, pero cede ante ella. Harriet nota cómo Eddie mira en más de una ocasión a la chica.
Harriet es la primera que va con la botella de agua, lo abraza y le da un beso sin importarle el sudor, a Eddie no le encanta la idea de besar a una chica en esas condiciones, Caroline se ríe de aquello, ella jamás lo besaría así de sudado. La chica se para de las gradas y camina hacia la salida, no le entrega la barra de proteína que siempre le da. Eddie camina en su búsqueda, mientras sus amigos se ponen a hablar entre ellos.
¿Y mi barra?, hace la pregunta, ella sonríe.
Creí que Harriet tenía una para ti, dice la chica, mientras revisa entre sus cosas, saca el paquetito y lo deja en sus manos. ¿Te vas a casa?
Probablemente me pase al bar. Es viernes, Eddie rasca su nuca.
Vale. Me voy a casa, la chica se encoge de hombros.
Oye, Eddie mira hacia todos lados antes de juguetear con el borde de la falda de la chica. No llegaré demasiado tarde.
No iba a esperarte. Dormiré temprano. Recuerda que mañana vamos donde la abuela, la chica lo mira a los ojos.
Lo sé. Sólo quería estar contigo. Donde la abuela no podré acercarme demasiado a ti, susurra sólo para ella.
Los idiotas te llaman. Es mejor que vayas donde ellos, Caroline jamás lo confesaría, pero su corazón late más rápido cuando Eddie dice esas frases que dejan mucho para pensar, Eddie se voltea a verlos, les hace una señal de que ya irá, y ella ve cómo todos ellos parecen juzgarlo de tan sólo parar a charlar con su propia hermanastra, le resulta gracioso cómo es que nadie se imagina todo lo que entre ellos dos pasa, tampoco alardearía acerca de eso, le gusta que Eddie sea su secreto más emocionante. Nos vemos, le dice para después marcharse.
Caroline toma el camino de siempre, se detiene en la playa, a lo lejos ve la cola de una ballena, sabe que es la temporada donde hay avistamientos de ellas, entonces se quita los mocasines, ese día se los ha puesto porque sus clásicas zapatillas, se han ido a la lavadora.
Se adentra en el mar, a una distancia prudente para que el mar no choque en el borde de su falda. Jack está sentado sobre una piedra, ve a Caroline apreciar las ballenas, sin flash, le toma una foto, le hace zoom a su falda y cómo es que está a nada de mostrar algo más, sólo por el viento.
La chica se voltea, y ve al vecino, él la saluda cuando ella nota su presencia, entonces no sabe bien cómo sentirse, la playa solitaria se siente bien cuando está con Eddie, le gusta la soledad de aquel lugar cuando su hermanastro le da besos porque sí, o cuando mete sus manos por debajo de su falda, cuando podrían simplemente hacerlo en ese lugar y nunca nadie jamás lo notaría, pero con Jack, ese ambiente no le resulta encantador, ella camina rápidamente a la orilla, y se pone los zapatos. Jack camina donde ella.
