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Caroline tiene sus piernas en sus hombros, está sentada en ellos, Eddie afirma sus piernas y corre por el camino a casa, ella se ríe por los nervios y el miedo de terminar en el piso, pero confía en las manos fuertes de Eddie

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Caroline tiene sus piernas en sus hombros, está sentada en ellos, Eddie afirma sus piernas y corre por el camino a casa, ella se ríe por los nervios y el miedo de terminar en el piso, pero confía en las manos fuertes de Eddie. Una vez llegan a la casa, el portón se cierra, Eddie baja a Caroline de sus hombros, quedan frente a frente, bajo las luces de los árboles. Al fin el lugar es seguro.

Por un segundo esta casa se convertía en el instituto, dice la chica.

Lo sé. Sé que ellos no son amables.

Sí. Aunque sería mucho más raro que tú me defendieras de ellos. No me pidas que quiera quedarme si ellos están. No busco ponerte en aprietos. Es lo que menos quiero, Caroline se aferra al cuello de Eddie. Tampoco me interesa si le sigues comiendo la boca a tonta de Harriet.

¿Por qué dices eso?, Eddie pasa sus manos por el cabello de la chica.

Porque me miras en todo momento. Ella está en tus piernas pero te ríes de lo que digo. Eso me pone un montón, la chica se larga a reír.

¿Por qué eres tan retorcida?

Me parece bien esta dinámica. Me quieres en tu cama y yo te quiero en la mía pero no podemos. Entonces me deleito con tus ojos en mí, Eddie pasa sus dedos por sus labios.

Es de no creer que con esa carita tan linda digas esas cosas, Eddie la observa con sus ojos brillantes y esa sonrisa tan característica de él, los botones de su vestido siguen desabrochados, él quisiera meter sus manos en ese espacio, pero sabe que es mejor si se mantienen al margen .

¿Crees que Harriet seguiría sentándose en tus piernas si sabe que te pasan cosas con tu hermanastra?, pregunta.

No. No lo haría, Eddie niega con su cabeza. Nos verían muy mal. Pero ahora nadie nos ve, le sonríe.

Ahora ya es muy tarde. Tuviste todo el viernes y parte del sábado para tentarme. No tengo programado perder mi virginidad a esta hora, mira su móvil. A esta hora debo volver a estudiar, Eddie se pone rojo, nunca espera las cosas que Caroline podría decirle.

No te dije que quería acostarme contigo, Eddie la mira divertido, mueve su cabeza, ella se ríe y le estira su mano.

Ven conmigo, Eddie la toma y caminan juntos hasta llegar a la casa.

Una vez dentro, ella se voltea para quedar cara a cara, se cuelga del cuello de Eddie y le da un beso suave y dulce en los labios.

Quiero aclarar que si quiero acostarme contigo. Pero esta noche ya no, Eddie nuevamente se pone rojo y esquiva la mirada. No creo que sea justo jugar con tu mente y que tengas que adivinar lo que realmente quiero. Si quieres puedes venir a mi cuarto.

Vamos, responde sin preámbulos, ella asiente, toma su mano nuevamente y van hasta su cuarto.

Cigarette Daydream de Cage The Elephant está de fondo.

El que seamos hermanastros no es lo único que está mal en esto. También tu música de mierda, dice Eddie con total franqueza y ella no podría importarle menos.

No espero nada de un metalero, responde la chica. Todos los chicos como tú creen que su música es lo mejor, pero de todas maneras, terminan metiéndose en las bragas de chicas como yo, con gustos musicales de mierda. Eso es irónico y muy gracioso. Pero esto sería menos caliente si no fueras de esa tropa. Es más. Me gusta que seas así, Eddie tiene sus ojos cerrados, intentando no perder la cabeza en ese preciso instante, Caroline amarra su cabello con un elástico que es de ella, Eddie se deja llevar por ella, está sentada en su regazo, una tira de su vestido cae por su hombro, las manos del chico están en la cintura de Caroline, quisiera meterlas por debajo de su vestido y tocar sus muslos, ella observa los ojos de Eddie puestos en su cuerpo, sólo se ríe, pero sabe que lo tiene loco, aunque jamás abusaría de eso, jamás haría algo para ponerlo en aprietos, ella sabe que las cosas están así, porque están solos y pueden aprovechar la situación.

¿Por qué me lo haces así de complicado?, pregunta Eddie.

¿Qué cosa hice ahora? Siempre soy la culpable, la chica se pone de pie y se sienta a su lado en la orilla de la cama.

Mírate. Con ese vestido recogido. Con esa tira en tu hombro. Sólo soy un chico. Un simple chico, Eddie toma el rostro de la chica y lo acerca al de él. Vamos a irnos al infierno y lo sabes.

Te lamentas demasiado para tener ese cabello tan largo y tan rebelde, la chica mira los labios de Eddie, las manos del chico nuevamente van por debajo del vestido de la chica, ella entreabre su boca cuando siente sus dedos peligrosamente en sus bragas.

Estás muy mojada. Dime que es que por mí, Eddie susurra en su boca.

Es por ti, dice la chica. Sólo por ti, Eddie cierra incluso más sus ojos, acaricia a la chica y la recuesta en la cama . En la pared del respaldo hay un crucifijo que Eddie se queda mirando, entonces se toma el atrevimiento de ponerse de rodillas en el colchón para sacarlo de la pared, lo deja debajo de la almohada.

Es mejor así. Esto no es de Dios, bromea Eddie, una vez lo dice, ve los labios de la chica y le da un beso, Caroline sube su vestido, Eddie mete sus dedos dentro de ella, y entre sus labios suelta un gemido. Me gusta escucharte así, mueve sus dedos dentro de ella, lo hace con suavidad, entre medio de aquello, hay un leve contacto visual, la humedad de la chica genera un sonido placentero para él, ella vuelve a gemir en su boca. Lo haces una vez más y me corro. Te juro que es real, ella suelta una risita, y vuelve a gemir, esta vez es al propio. Mierda, ¿Por qué lo haces?. Me odias.

Me gustas, responde ella. Por eso quiero ver cómo te corres, no titubea antes de decir una frase tan franca como esa, nace de ella desabrocharse el resto de botones de su vestido blanco, Eddie abre sus ojos al ver sus pechos. Hazlo acá, sonríe.

Estás loca, dice Eddie con la frente sudada.

¿Entonces para qué escondiste el crucifijo? Si gustas lo volvemos a colgar y rezamos un Padre Nuestro y diez Ave María, como cuando éramos niños.

Estás loca, Eddie mueve su cabeza, sonríe, ella también lo hace.

Caroline ve cómo Eddie cierra sus ojos, y comienza a gemir, aquel líquido espeso cae en la piel de sus pechos, al principio se siente tibio, pero después ya es frío y pegajoso, no es su primera experiencia con la eyaculación, pero sin duda es la mejor que ha tenido. Una vez él termina, ella se limpia con papel higiénico, Eddie cae a su cama, rendido, Caroline quiere ir al baño para tomar una ducha, hasta que escucha a Eddie, quien la observa desde la cama.

Dame un beso, le dice agotado. Ven a darme un beso. Sólo uno, Caroline se queda mirándolo, con una sonrisa de oreja a oreja, entonces camina donde él, se sienta a su lado y antes de besarlo, lo mira.

Definitivamente te prefiero acá, antes que en el instituto o con Harriet en tus piernas. Dime que te sientes mejor acá, conmigo...

 Dime que te sientes mejor acá, conmigo

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she's thunderstormsWhere stories live. Discover now