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Todo en mi vida se había vuelto tan caótico desde aquella vez del accidente, haber visto a mis amigos sufrir en gran manera me había dolido mucho, ver ese sufrimiento me había dado tanto malestar.

Aquella decisión fue muy mala.

Suspiró con cansancio al encontrarse al frente de aquellas puertas, un muy bonito portón estaba delante suyo, mientras qué él sostenía de una maleta con unas pocas ropas de su pertenencia. Había aceptado aquel pedido de su jefe, cuidar del enfermo de su hijo, no sabía ni qué pensar luego de echarle una mirada fugaz a todo el entorno.

¿Es el dueño del mundo o qué?

Me había sorprendido en cuánto baje de aquel auto y haber visto a mi alrededor, terrenos privados y una inmensa mansión.

"Vamos Yoichi, tú puedes". Se ánimo a sí mismo y miró al frente.

── Disculpe ¿Es usted el señorito Isagi? ── un adulto se presentó delante del Omega, mirándolo detalladamente

── ¿Eh? Si, si. Soy Isagi Yoichi, un gusto. ── con una sincera sonrisa contestó aquello, aún teniendo dudas encima

── Pase adelanté, el amo esta durmiendo. ── el mayordomo se hizo a un lado, brindándole espacio para entrar

Al entrar por aquellas inmensas puertas se sorprendió más al ver los inmensos jardines muy bonitos, decorados y muy cuidados, empezaba a tener un poco de envidia al dueño de todo eso, pensaba qué se trataría de un niñato malcriado y engreído.

── Por favor, sigame. ── paso por delante del otro y se fue sin mirar de él a esperarle

Isagi como pudo siguió el ritmo de aquel extrañó hombre, quién a velocidad de la luz se había adentrado a aquella mansión. Pudo divisar el interior de aquellas cuatro paredes y se quedó embelesado ante tanta elegancia, no importaba el ángulo en el qué se viera, todo parecía en perfecto estado y muy bien combinado.

── Te mostraré tú respectiva habitación y las normas a seguir dentro de está casa.

── Si señor, muchas gracias. ── con mucha felicidad asintió ante aquel enunciado y nuevamente siguió al señor escaleras arriba

Anduvieron por un largo rato caminando hasta qué llegaron al frente de una puerta muy bonita y el señor sacó una llave para entregársela al chico, dándole a entender qué se trataba de su habitación personal. El nipón muy emocionado las tomó entre sus manos y colocó de aquella en esa cerradura, giró levemente y pudo abrir la puerta, mostrando el interior, se contuvo de soltar algún gritó de emoción, esa era la casa de sus sueños.

── El señor Ego me a dado las indicaciones respecto a usted, me a dicho qué es libre de usar la ropa qué desee. No es necesario qué ocupé el uniforme básico y puede pasear de un lugar al otro libremente, pero sin sobrepasar las habitaciones con cinta blanca.

── ¿Eh? ¡De acuerdo!

── Toma, es el croquis de la casa. Para qué no te pierdas muy rápido y no depender mucho de mi ayuda.

── De acuerdo, muchas gracias señor.

── Quiero qué bajes a la cocina cuándo termines todo y hablaremos.

Sin decir ninguna palabra más y sin esperar de él otro, el mayordomo se fue de allí dejando al Omega con un lío de emociones, nunca le gustó la idea de ser niñera pero si se trataba de una casa así, con gusto la haría mil veces. Se adentró rápidamente a la habitación y cerró con seguro, una vez puesto se dispuso a cambiar de sus ropas.

ᵛⁱᵛⁱʳ ᶜᵒⁿ ᵘⁿ ⸙ 𝑴𝑰𝑳𝑳𝑶𝑵𝑨𝑹𝑰𝑶  「𝙺𝙰𝙸𝚂𝙰𝙶𝙸」Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum