III. Ten

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Seohyun había prometido recoger al niño en la mañana, sin embargo, ya eran tres días seguidos sin que hubiera rastro de la mujer.
No respondía llamadas ni mensajes y de acuerdo con los vecinos había regresado de madrugada y se marchó muy temprano, haciendo imposible para la señora Myoryon devolverle a Taeil. El niño era adorable, por lo cual en realidad no le molestaba tenerlo en casa, pero sí se preguntaba por qué no le había permitido despedirse de sus papis y acudir a su entierro.
Aún así, se encargó de que Taeil estuviera lo más cómodo posible: después de todo le hubiera encantado poder tener más hijos.

- ¡Ya Johnny! Déjame acostaime aquí.

Taeil le sacó la lengua, escalando a la cama del niño mayor. Le urgía tomar su siesta vespertina, pero Johnny no se lo permitía.

- ¡Vete a la cama de mi mamá!

- Pelo tu mamá fue a la tienda. A mí me da miedo doimirt solo.

- Qué bebé.

- ¡No soy bebé! Johnny menso. Tonto bobo baboso. Déjame ándale.

Intentó subirse otra vez, pero el mayor le dió varios golpecitos en la frente con el dedo, haciéndolo tambalear y caerse de pompis. Taeil parpadeó confundido y luego su boquita se curvó hacia abajo.

- ¿Te dolió?

El bebé asintió, comenzando a sollozar. Johnny bajó de su cama y se sentó en el suelo junto a él, acariciándole la frente y hasta sus pompis. No le gustaba que aquel nene llorara, porque el moretón de su ojito se acentuaba más. Y porque lloraba muy triste.

- Ya no llores. Perdón por tirarte.

Taeil sorbió por la nariz y asintió con la cabeza, hipando.

- Mi mami ya no va a venit poi mi ¿Veidái?

El niño mayor se quedó callado, su mamá ya le había explicado todo y él se sentía mal por aquel niño tan pequeñito.

- Si ya no lloras te dejo dormirte en mi cama. Pero ya no llores.

Taeil le sonrió. Ahora usaba una de las sudaderas de Johnny, que le quedaba muy larga, y un pants también de Johnny, que le quedaba más que gigante y el cuál arrastraba debajo de sus piecitos. Myoryon había tenido que improvisar en su vestuario porque Seohyun tampoco le había dejado ropa. Escaló con dificultad y se acomodó junto al alto niño americano, metiéndose a sus afelpadas cobijas con olor a suavizante.

- Qué lees.

- Quetimporta.

- ¡Oye! Gloselo.

Taeil se las arregló para espiar por detrás del hombro el libro que Johnny estaba leyendo. Sus ojitos brillaron de emoción y Johnny se burló de él.

- ¿En tu libro hay osos? Me gustan los ositos esponjosos, Johnny.

- No hay ositos esos son bobos cómo tú.

- Tú eles tonto Johnny.

Taeil jaló su brazo, obligándolo a extender el libro frente a ambos y acarició una de las páginas con curiosidad. Le gustaban mucho los libros con fotos y dibujitos. En su casa tenía varios.

- ¿Qué animales te gustan Taeil?

- Mmmmh, los tigles y ositos pelo más los ositos. Y a ti cuáles.

- Los animales marinos me gustan.

- ¡Si John! Tú eres como un pez bien goirdo.

Los dos se rieron. Taeil era tremendito y a Johnny le caía bien.

- ¡Mis amores! Ya llegué.

Myoryon apareció en el pasillo, sonriéndoles con amor a ambos. La proximidad de las fiestas de navidad la mantenían muy ocupada porque quería que todo fuera hermoso para su niño.

Like We Just Met - Johnil Where stories live. Discover now