IX. Primer día

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- Señola Myo.

La mujer dió un saltito aún en sueños y se sentó de golpe en la cama, mirando a Taeil y luego el reloj. Se frotó la cara y luego tomó las manitas del pequeño para examinarlo, temiendo que estuviera visiblemente golpeado, pero este ladeó la cabeza, sonriéndole de lado.

- Taeyomi ¿Por qué estás aquí tan temprano? Apenas son las cinco de la mañana.

- ¿Cinco? ¿De velas? Pensé que ya ela más taide. - Taeil jugó con sus deditos. - ¿Puedo doimit contigo aquí? ¿O con Johnny?

- ¿Le pediste permiso a tu tía?

- ¡Si! Le dije que si podía venil. - Taeil dejó caer su mochila sobre el piso y escaló para subir a la cama y acurrucarse a su lado, mirándola con una sonrisita. - Y me dijo que si, que me fuela poique la estaba molestando. Dijo si, que ella te lleve a la escuela.

- Oh ¿Y por qué estás despierto tan temprano eh?

- ¡Es mi plimel día de escuela! Y tengo miedo.

Ella le sonrió y besó la frente.

- Te irá muy bien mi corazón. Vas a ver que sí.

- ¿Y si soy un bulo?

- No eres ningún burro. Y vamos a ayudarte si no le entiendes a algo. No tengas miedo chiquito.

Taeil suspiró, jugando un poco con las cobijas.

- No puedo dolmil señola Myo. Toy bien neivoso.

La mujer estaba muy cansada, por lo que ya se había dormido. El niño frunció el ceño y se acurrucó a su lado, acariciando sus largos cabellos y quedándose dormido muy pronto. El aroma de Myoryon lo hacía sentir como si se tratara de su mami cuidándolo.

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La alarma los despertó dos horas después, exactamente a las siete de la mañana. Taeil bostezó, negándose a abrir los ojos mientras la adulta se sentaba y estiraba, somnolienta.

- Mi chiquito, les haré el desayuno.

Taeil no le contestó, pues pensaba que si fingía no despertar se salvaría de ir a la escuela. Ella se rió adivinando sus intenciones y le besó la frente.

- Me vas a acompañar a llevar a Johnny mi corazón. Y después nos iremos a tu escuelita.

- Uhm... Si señola Myo.

Apenas ella salió, Taeil huyó a la habitación de John y se subió a la cama, acomodándose a su lado lo más discreto que pudo. Aún así el mayor suspiró al notar su presencia y le acarició la mejilla, sabiendo que ya no podría dormir.

- Buenos días heimanito John.

- Buenos días estrellita marina.

- ¿Johnny ya casi vas a despieitar?

- Si. Ya casi.

- ¡Es mi plimei día de clases! Y tengo miedo. Me duele la panza bien fueite.

- Pobrecita estrellita marina.

- Uhum.

Johnny le dió un masaje en la barriguita con mucha delicadeza. Taeil se estiró confianzudo, pareciendo un perezoso.

- Te irá muy bien Taeyomi. Vas a ver.

- ¿Clees que me vaya bien heimanito?

- Si. - Johnny le sonrió, mirando su carita traviesa. - Eres muy adorable. Sólo sonríe y enseña todos tus dientitos.

Like We Just Met - Johnil Where stories live. Discover now