XXV - Amargada realidad

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Al final mi cumpleaños no fue tan malo como esperaba, la verdad fue ¡increíble! pude confesarme a Jenia y aunque no somos nada oficialmente sabemos que nos tenemos uno a al otro. También fuimos al cine, y era mi primera vez en este, y la emoción que sentía era indescriptible, bueno todas las emociones que sentí este día fueron increíbles e indescriptibles.

Hoy estábamos entrenando y la maestra Jenia estaba algo exigente, dijo que tuve dos días de vacaciones y hoy tengo que darlo todo.

Estaba recostado en la pared con la respiración agitada y una ligera capa de sudor sobre todo mi cuerpo mientras Jenia me regañaba por mi supuesta flojera.

__ Vamos, vamos que casi llega el día de la audiciones. -dijo de manera animadora-

__ Te estás tomando el papel de maestra muy enserio. -dije exhausto-

Jenia se río antes de acceder a darme un pequeño descanso.

__ Está bien, 5 minutos.

__ ¡¿5 minutos?! -Exclame, ni en la prepa me daban tan poco tiempo de descanso-

__ Bueno 10 -dijo para luego sentarse a mi lado- ¿cómo te sientes?

__ Exhausto pero a la vez feliz por hacer los que me gusta.

__ Estoy de acuerdo contigo. ¿Ya pensante en ir por tu mamá? Si quieres puedo ir contigo.

Este tema era algo complicado pues si quería ir por mi madre claro que si, pero no tenía donde vivir.

__ Quiero ir por ella pero primero debo buscar un apartamento y luego la busco.

__ Sabes pueden quedarse conmigo, no me molesta. -sugirio-

__ Jenia se que lo haces por ayudar pero has hecho mucho por mi y ahora que venga a traer a mi madre a vivir aquí es un abuso.

__ Para nada, además no es para siempre, solo hasta que encuentre un lugar, y con lo poco que me has dicho de tu padre no es una persona de fiar y me disculpas.

Lo que me acabada de decir me dejó algo pensativo ¿Y si mi padre le hizo algo? Quise descartar todas aquellas posibilidades conspiranoicas de mi cabeza.

__ No te disculpes es la verdad. -dije para luego suspirar- Pensaré tu propuesta.

Luego de nuestra mini charla y terminar el entrenamiento, me preparé y fui al trabajo.

Desde que llegue Richard actuaba algo extraño y me dijo que tenía algo que decirme pero no fue hasta la hora de salida que pudimos hablar.

__ ¿Qué me tenias que decir?

__ Halan, por favor, no te alteres -solo hizo falta que diga esas últimas tres palabras para saber que algo malo había pasado-

__ ¿Que le pasó a mi madre?

__ Oye no se si le pasó algo, pero no la veo desde algunos días.

No respondi, ni espere que volviera a hablar, solo corrí, corri lo más rápido que pude con dirección a mi casa. Pues si me ardían los pies pero con solo pensar que le había pasado algo a mi madre, me importaba poco.

Llegué a casa y a diferencia de antes entre lo menos discreto, luego de azotar la puerta, vi como mi padre estaba sentado en el sofá tomando una cerveza como si nada pasa, pues algunas cosas nunca cambian.

Me importó poco su presencia y la hora y empecé a llamar a mi madre: __ ¡Mamá! -dije sin recibir una respuesta de ella pero si de mi padre-

__ Hasta que por fin llegas -pude ver a mi padre era evidente que esta ebrio-

__ ¿Donde esta mi madre?

__ ¿Tu madre? ¿Donde estabas? -me pregunto con un notorio enojo-

__ Te pregunte que ¿dónde esta mi madre?

__ Viniste algo rebelde Halan, le dije a tu madre que eras un mal desagradecido, pero ella no me creyó.

Este hombre estaba jugando conmigo, yo solo necesito a mi madre y luego me iré de allí.

__ ¡Mamá! ¿donde estás? -subí las escaleras dejando  a mi progenitor atrás y llegué a la habitación de mis padres, suponiendo que mi madre debía estar ahí-

Pero yo no me esperaba lo qué vi, si estaba mi madre pero no como yo la espera. Estaba tirada sobre el suelo y su cuerpo cubierto de moretones. El miedo recorrió mi ser y de inmediato pensé lo peor y si... ¿esta muerta?

 ¿esta muerta?

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Halan: ¿Cuándo acabará la tormenta? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora