04. Crema batida

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«You're wrong when it's right
It's black and it's white
We fight, we break up
»

Hot N Cold - Katy Perry 

KALE 

¿Qué karma estaré pagando? Nunca le he hecho nada a nadie...

«Oh, no. Ya me acordé».

La alarma suena tan alto que me levanto de un salto y eso provoca que me estrelle contra el armario de la chica. El castaño, que creo se llama Nazar, ya está vestido con un traje de seguridad.

Ladeo la cabeza, Aster sigue dormida, plácida tirada en su cama. Es impresionante como su alarma está por alertar a los osos en hibernación del otro lado del país excepto a ella. Es recién en la cuarta repetición que logra abrir un poco los ojos.

—Díganme que fue una pesadilla. —refunfuña contra la almohada.

—No lo fue, arriba —Nazar patea su cama—. Te vas a perder el desayuno, anda —se gira hacia mi—. Te ha vuelto el color al rostro, en buena hora. Ayer de verdad parecía que ibas a morir.

—Gracias.

—¡¿Cómo que gracias?!

—Silencio —la chica arrastra sus pies sin abrir los ojos hasta una pequeña puerta a la derecha—. Voy a ducharme. Será mejor que ambos estén fuera de mi vista cuando salga.

El chico posa su mano en mi espalda y me guía hacia la salida. Ayer en la noche no estaba prestando atención, esta cabaña es inmensa, tiene pasillos estrechos, escaleras extrañas y muy poca iluminación.

—¿Ella siempre es así? —cuestiono con timidez cuando estoy seguro de que no puede oírnos.

—A veces es peor —ríe Nazar—, nah. Esta es su peor versión, está pasando un muy, muy mal momento.

—Oh, lo siento mucho —frunzo las cejas—. ¿Se puede saber que...?

—No —corta de inmediato—. Y no le digas que yo te dije o las plagas no serán nuestro mayor problema este invierno. Mejor, cuéntame de ti ¿Qué te trajo por aquí Criss?

Estoy por preguntar quién es Criss hasta que lo recuerdo. Tengo una memoria horrible para lo importante, mentir y actuar se me da tan mal que tuvimos que contratar un extra para 40 segundos en un video musical.

—El sitio donde vivía se volvió demasiado para mí —farfullo—. sentía que iba a matarme si pasaba un minuto más allá.

—¿Tu familia?

—Sí, son parte del problema. Aunque no todo, obvio, una porción pequeña.

—¿Trabajo?

—Si. En especial eso.

—Te entiendo, los horarios son horribles últimamente, el mío es de 7 a 8, sin pausas para comer, aunque uno se las arregla, no es como si pudiéramos parar el crimen por media hora para una hamburguesa —bromea, la diversión con la que habla me preocupa—. El golpe de estudiar por un par de horas a tener que valerse en el mundo laboral siempre pega fuerte, no te preocupes, te acostumbraras.

—Eso es... Muy considerado.

—Obvio, ¿Cuántos años tienes? ¿18, 19? —me observa tan de cerca que se me para el corazón ante la posibilidad de que me reconozca—. ¿Cómo era tu vida? ¿Viniste solo?

—Estoy solo. Creí que no, pero sí.

Suelta una carcajada.

—Cuéntame de ella.

No apto para artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora