31. Sedante

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«You try to tell me that we're so deep in love
Well, why, why did you mess it up?
»

I love you but i love me more - MARINA

KALIGHTNIGH.

Lo último que vi antes de que me lanzaran a la camioneta fue como uno de esos hijos de puta golpeó a Aster cuando trató de alcanzarme.

Enloquecí.

—¡¿Qué están haciendo?! esto es un secuestro, déjenme salir —golpeo el vidrio con fuerza, el chofer y un señor que reconozco como mi antiguo guardaespaldas está en el asiento del copiloto—. ¡abran la maldita puerta! ¡¿qué demonios están haciendo?! —golpeo el vidrio otra vez sin resultado alguno.

—Lo busca la policía, su familia, investigadores privados, la seguridad nacional y nuestro equipo desde hace meses, señor —informa el guardia—. no podemos dejarlo ir ahora, mucho menos en este concierto, hay decenas de miles de personas allá dentro.

—Sí y también está mi novia a la cual tu equipo de mierda acaba de agredir —vuelvo a intentar abrir la puerta, es imposible, me estoy haciendo daño en las manos—. ¡Déjenme salir! ¡no soy un tesoro de búsqueda! ¡al menos déjenme llevarla conmigo!

—Lo lamento señor, solo podemos llevarlo a usted. Es por seguridad. —lo dice tan calmado que me enerva, ni siquiera se inmutan.

—¡Me importa un carajo sus protocolos de seguridad!

Cambio de estrategia, pateo repetidas veces la ventana y allí por fin logro romper el cristal de la ventana, este no cae, pero se hace pedazos y tengo mayor esperanza de quitarlo. De pronto, siento unos brazos sobre mí.

—¡Kale, compórtese sé que esta es una situación complicada! ¡es por su bienestar!

—¡Suéltenme!

Forcejeo con el guardia y logro imponerme sobre su fuerza lo cual parece sorprenderlo. El chofer acelera lo cual me hace pegarme al asiento por la nueva velocidad, estamos peleando, bajo cualquier costo intenta inmovilizarme, el guardia me aplasta y se mueve hasta cubrir con su espalda la ventana con el vidrio.

Mis nudillos están rojos, hay muchas camionetas negras alrededor nuestro. Oigo sirenas de policía y gritos, sin importar que tan lejos estemos todo sigue siendo un caos.

Se me desquebraja el corazón al revivir el momento en que me arrebataron a Aster, vi como uno de ellos le dio un puñetazo y empezó a sangrar. Esa imagen despierta algo en mí, me quita de mis sentidos, me hace ser capaz de darle batalla a un hombre de dos metros, entrenado, con armas de fuego.

—¡Vas a lamentar esto! ¡no tienen idea de lo que han hecho!

El automóvil ingresa a un estacionamiento, apenas las puertas se abren me esperan más personas de seguridad quienes van a por mí como si fuera un criminal. Hacen falta 7 de ellos para contenerme y separarme del sujeto.

Me levantan de allí como si fuera una mercancía, en equipo, con otras personas guiándoles a través de los pasillos blancos y con alguien que se ha encargado de taparme la boca para que no se oigan mis gritos, consiguen llevarme una habitación. Echo las cosas de la mesa, sigo discutiendo, agrediendo a un par, el librero de dentro de caer, no importa cuánto lo intenten sigo teniendo odio dentro el cual se convierte en energía.

Al elevar la cabeza veo la televisión encendida en una esquina del cuarto se puede ver que los programas de noticias anuncian con júbilo que me han encontrado. Ellos me arrojan al sofá y ni siquiera yo entiendo qué amenazas estoy escupiendo pero me callo al darme cuenta de que todos allí tienen pistolas en sus cinturones o en sus manos, uno de ellos apunta con nerviosismo a la puerta de afuera.

No apto para artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora