19. Pastillas

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«I didn't mean to kiss you
I mean I did, but I didn't think it'd go this far
»

Reckless driving -  Lizzy Mcalpine

KALE🎵

Soy un absoluto imbécil.

El doctor informa que no me rompió la nariz. No será necesaria una cirugía; una férula, taponamiento, una venda y que sea lo que Dios quiera. Me atendió en su propia clínica un médico especializado que es pariente de Nazar, sin embargo, no se vio muy convencido ante nuestras excusas de por qué no tengo ni un solo documento de identidad.

Quería que digan que mejor me quedo los siguientes ocho meses en el hospital, no quiero ver a Aster a la cara.

La cagué, no me importa que hayamos ganado, no me importa las cosas buenas, solo pienso en que no debí besarla y que hice exactamente lo mismo que dijo que se arrepentía hacer con Coco: ir más allá con alguien del grupo de amigos. En mi defensa, fue la adrenalina, no lo pensé y ni siquiera estoy totalmente seguro de qué significa eso, tampoco somos amigos.

Me pregunto si es peor o mejor que "solo" fuera un miembro de la banda. La cercanía de las ultimas semanas me confundió. Ganar me confundió.

Al regresar el abuelo pregunta que ocurrió y Oliv fue lo suficiente inteligente de inventarse una excusa creíble. Aster no nos acompañó a hospital y no me recibió en la entrada, la euforia del momento nubla las memorias de lo que pasó una vez mis labios estuvieron sobre los suyos.

¿Me correspondió? ¿le di asco? ¿no le gusto? No lo recuerdo.

Peor aún, ¿Por qué me importa tanto? Ella no me gusta.

«¿Realmente sé lo que es que me guste alguien? ¿Candy me gustó o solo me acostumbré por fingir una relación con ella?»

Con Aster se siente diferente, mi inmensa sobreanalización sentimental no logra descifrarlo. No sé leerme si se trata de ella. No me reconozco cuando estoy con ella. Y a la vez, nunca me había sentido tan yo.

Tal vez tengo miedo de que Aster no solo me guste.

Convenzo a todos de que puedo valerme por mí mismo y subo a mi cuarto sin hablar. Ella no está allí, eso me hace soltar un pequeño suspiro, aun no puedo respirar con normalidad. Me acuesto en la cama desde la cual contemplo el diario en su estantería.

Me pregunto si al leerlo otra vez encontrare las respuestas a mis cuestionamientos. Mi corazón late con rapidez.

Esto ha sido una terrible decisión. Me dejé llevar porque ha sido la primera persona que realmente me ha escuchado, eso es patético.

Nunca había llegado tan lejos. De hecho, nunca había experimentado algo real. No sé cómo reconocer si estoy enamorado, así de triste ha sido mi vida.

Aster sale del baño como si nada, tiene el cabello mojado y solo hay una toalla que le cubre el cuerpo bien sujetada a su cuerpo. Del susto me levanto al instante, nervioso, expectante de sus siguientes pasos. Lo único que se oye es la puerta golpear la pared.

Sus ojos se encuentran con los míos, mi mirada idiotizada baja por un instante a sus labios, húmedos, un tanto rotos de tanto que se los muerde. Su piel brilla bajo la única lampara del cuarto, las gotas de su cabello se deslizan a través de sus piernas.

Trato de respirar hondo y no puedo así que estoy jodido. No hay forma de liberar la tensión que se crea en unos segundos. Cierro la boca, juego con mis manos y finjo que no la he escudriñado.

Creo que estar al borde de la muerte es justamente como se debe sentir estar enamorado.

—Perdona, no sabía que llegabas pronto. —murmura.

No apto para artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora