23. Chispas

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«With a big cake, happy birthday
Did I paint your bluest skies the darkest gray?»

Coney Island - Taylor Swift

ASTER✳

Las navidades no son agotadoras solo por ser el evento de mayor demanda en el restaurante, sino porque no tengo un minuto de paz en mi cumpleaños.

Mis planes son diversos: Desde las 4 de la mañana hasta las 3 de la tarde me encargo de todo lo que respecta al restaurante, a las cuatro cerramos, aunque el delivery trabaja hasta las 5.

De 5 a 8 tengo que cocinar, organizar la decoración, la cena, los regalos y demás actividades que se realizaran este 24. No puedo molestar a mi abuelo con eso, sé que me planea una "fiesta sorpresa" que deja de ser sorpresa cuando lo ha hecho por 3 años consecutivos.

Allí me queda una hora para descansar, arreglarme, contestar mensajes de felicitaciones y bajar a las 10 para la cena que acaba a las 12. Así que sí, las ultimas semanas de diciembre son ajetreadas. Sospecho que este año lo serán el doble por un nuevo factor.

Él.

—¿Por qué la alarma suena desde las 3:33? pensé que había despertado en una peli de terror por accidente. —se queja Kale.

—No me molestes hoy. —murmuro con suavidad al salir de la cama.

—Ni siquiera ha salido el sol aún.

—¿Cómo que no? —enciendo la luz—. ¿No me ves?

Él suelta una carcajada que termina de despertarlo por completo.

—Tienes razón, el sol ha salido, hay que ponernos de pie —bosteza—. ¿Sabes si tu abuelo ya está en la cocina? Me cepillo los dientes y bajo a ayudar.

—No tienes por qué, eres nuevo, no creo que puedas ser de ayuda hoy.

—Al menos lo intentaré —se encoge de hombros, tiene los ojos hinchados—. Por cierto, apresúrate en usar el baño.

—Voy a tardarme el doble solo por eso.

—Como quieras, lo que diga la cumpleañera. —bromea.

Me meto a bañar y cuando salgo Kale ya no está, sin embargo, en mi cama hay un pequeño pastel de moras azules con un oso mal dibujado en chocolate. Reconocería los intentos de Kale de dibujar en los platos incluso con los ojos cerrados, también trae un pequeño vaso con jugo de banana.

Tiene una nota escrita a mano.

"Un infeliz desayuno, para una espero que muy feliz osa,

¿No es irónico que nacieras casi el mismo día que Jesucristo? Aunque tú eres la que crucificaría gente, no al revés.

Come, quédate un rato más. Nosotros atenderemos la cafetería.

Felices 20. Te prometo que la vida se pone mucho, mucho mejor.

¿A quién vamos a culpar de la maldición de los 19 ahora? Eso da igual, siempre puedes culparme a mí, somos dos vaqueros criminales contra la policía. Siempre".

Tomo el pastel y le doy un bocado. Es delicioso.

El 24 la cafetería es un caos, nunca había estado tan cansada, los pedidos de rosca, pan dulce, pasteles y bocadillos dulces son masivos. No hablo con ninguna de las personas en todo el día, no hay tiempo, apenas pude comerme una barra integral y seguir trabajando a la mayor velocidad posible.

Cuando por fin puedo cerrar luego de haber coordinado la entrega del pedido número 424. Casi se me cae de las manos. Arrastro mis pies como puedo hasta la cocina donde mi hermanita me espera desde hace media hora con todos los ingredientes listos para preparar la cena.

No apto para artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora