Capítulo 16

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Demian era un equilibrio entre tormenta y calma, capaz de darlo todo y a la vez nada en absoluto. Era hielo y fuego en un mismo ser, una contradicción andante. Estar con él era como bailar en el filo de la navaja, una danza entre la vida y la muerte. Yo estaba dispuesta a enfrentar la posibilidad de morir en ese juego, porque también sabía que él no estaba dispuesto a matar.

—¿En serio duermes con un peluche? —bromeó Demian, provocando una risa suave.

—Sí, me ayuda a conciliar el sueño, le temo a la oscuridad.

—Ya, pero, ¿Por qué no comprarte una lamparita de noche?

Encogí los hombros, apretando los labios con cierta incomodidad.

—No lo sé.

—¿No sabes o no quieres decírmelo?

Yo guarde silencio mientras miraba el cielo estrellado, desde el día que vi a Demian fuera de mi casa nos habíamos visto en "su lugar" como él le llamaba. Me gustaba estar allí con él, el sonido de las olas me relajaba, y aunque muchas veces me sacaba de quicio, disfrutaba de esos momentos compartidos.

—Demian... —lo miré a los ojos, considerando seriamente lo que diría—. Si te confieso mi mayor secreto, ¿serías capaz de guardarlo?

—Emma... —imitó mi tono, añadiendo un toque de misterio—. Sé que no me soportas, ni yo a ti, pero debes saber que si me cuentas algo, lo olvidaré porque no me importa en absoluto.

Fruncí el ceño y crucé los brazos, fingiendo un gesto de enojo. Ya estaba acostumbrada a sus comentarios ácidos y sarcásticos, lo que hacía que, irónicamente, empezaran a resultarme cómicos.

—Pero bueno—continuo—. Prometo no decir nada si me quieres contar tu vida

—Sabes, esto del peluche tiene un porqué... —empecé a explicar, sintiendo cómo las palabras se enredaban en mi garganta—. Mi infancia no fue de las más fáciles y, cuando mi mamá salía a trabajar por las noches, quedaba al cuidado de mi papá. Pero hubo una noche, una maldita noche, en la que todo cambió. Papá se quedó roncando y sus "amigos" subieron a mi cuarto...

Mis manos temblaban, pero noté el cambio en la expresión de Demian. Su mirada pasó de la curiosidad al shock en un parpadeo. Seguí, intentando desenterrar un pasado que prefería olvidar.

—Lo que pasó... lo que me hicieron... después de eso, las pesadillas se convirtieron en mi compañía. Nunca se lo conté a mamá, eran... eran... Pero ella, ella me dio un peluche para sentirme segura. Y así empezó todo, una colección de peluches que me protegen en la noche. Solo duermo con uno, pero los otros están ahí, por si acaso.

Los brazos de Demian me envolvieron con una fuerza reconfortante, y quedé quieta, absorbida por su cálido abrazo.

—Emma... eres increíblemente fuerte —sus palabras resonaron, acompañadas por una mirada que revelaba un matiz nuevo en él, algo que nunca había visto antes.

—Por eso me afectó tanto lo que pasó en la secundaria. Las palabras... después de todo aquello, el tema del sexo se volvió un desafío. Ni siquiera con Isaac...

—Pero... todos decían que te habías acostado con casi toda la secundaria

—Eran mentiras. ¿Me crees, verdad? —mi voz se desmoronó mientras intentaba pronunciar esas palabras, como si revelar la verdad fuese un peso liberándose de mi pecho.

—Emma... —su tono era sereno, lleno de comprensión—. Cómo no voy a creerte si acabo de presenciar como tus mayores miedos se desnudaban ante mí... Mierda, nadie había confiado tanto en mí.

Así que bésame por última vezWhere stories live. Discover now