Capítulo 29

7 1 0
                                    

Después de la charla con Casper, me sentí un poco más ligera. Aunque todavía tenía miedo, también sentía una especie de determinación. Sabía que tenía que enfrentar mis sentimientos por Demian, sin importar lo que sucediera.

La noche continuó, llena de risas y bromas. Pero a medida que las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, no pude evitar perderme en mis pensamientos.

Estaba acostada en mi saco de dormir, mirando las estrellas, cuando sentí a alguien sentarse a mi lado. Me volví para ver a Angeline, su rostro iluminado por la luz de la luna.

—¿No puedes dormir?—preguntó, su voz suave.

Asentí, volviendo mi mirada al cielo.

—Estoy pensando en Demian—admití, mi voz apenas un susurro.

Angeline no dijo nada por un momento. Luego, con una sonrisa, dijo:

—Es obvio que te importa mucho. Y creo que a él también le importas.

Sus palabras me hicieron sonreír.

—Espero que tengas razón—dije, mi voz llena de esperanza.

A medida que la noche se convertía en madrugada, Angeline y yo continuamos hablando. Hablamos de nuestros sueños, nuestros miedos, nuestras esperanzas para el futuro. Fue una de esas conversaciones que solo puedes tener bajo un cielo estrellado, cuando el mundo parece estar dormido y todo parece posible.

Finalmente, Angeline se levantó, bostezando.

—Deberíamos intentar dormir un poco—dijo, su voz llena de cansancio—. Mañana será un largo día.

Asentí, aunque sabía que el sueño sería difícil de encontrar. Pero a medida que Angeline se alejaba, me encontré agradecida por su amistad. Por su apoyo, su comprensión, su amabilidad.

Me quedé allí, mirando las estrellas, pensando en Demian. En su sonrisa, su risa, la forma en que sus ojos se iluminaban cuando hablaba de algo que le apasionaba. Y supe, en lo más profundo de mi corazón, que estaba enamorada de él.

Estas emociones, todas ellas, eran nuevas para mí. Nunca antes había experimentado algo tan intenso, tan abrumador. Pero a pesar de su intensidad, no me asustaban. Al contrario, me hacían sentir viva de una manera que nunca antes había experimentado.

Porque Demian estaba cumpliendo mi sueño de poder sentirme enamorada. Estaba viviendo el amor que nunca pensé que tendría. Y aunque era aterrador y emocionante a la vez, también era maravillosamente hermoso.

Porque estar enamorada de Demian no era solo acerca de las mariposas en el estómago o las sonrisas robadas. Era acerca de sentir una conexión con alguien en un nivel tan profundo que parecía como si nuestras almas estuvieran entrelazadas. Era acerca de encontrar a alguien que no solo entendía mis sueños y aspiraciones, sino que también estaba dispuesto a apoyarme y estar a mi lado mientras los perseguía.

La mañana nos encontró a todos despertando lentamente, el sol brillando en el cielo y los pájaros cantando en los árboles. Nos levantamos, estiramos y comenzamos a recoger nuestras cosas, preparándonos para el viaje de regreso.

Fue entonces cuando Casper habló, su voz llena de emoción.

—¿Qué les parece si nos quedamos en la playa para mi cumpleaños? Es en cuatro días—. Sugirió, mirándonos con expectación.

Todos asentimos con entusiasmo, la idea de pasar unos días en la playa sonaba como el plan perfecto. Casper sonrió, claramente emocionado por nuestra respuesta.

Un poco más tarde, mientras todos estaban ocupados empacando, Casper se acercó a mí.

—Emma—comenzó, su voz suave—. Tengo algo para ti.

Extendió la mano, revelando un pequeño anillo.

—Gracias, Casper—dije, tomando el anillo y guardándolo en mi bolsillo

Casper sonrió, su mirada suave.

—Me alegra verte feliz Emma, desde que conociste a Demian se te ve distinta, eres nuestra Emma, la que siempre sonríe, la que es tranquila y feliz, la que no está a la defensiva siempre sino la Emma que disfruta, que confía, te ves tan feliz amiga que estoy tan feliz por ti—dijo, su voz llena de sinceridad—. Eres mi mejor amiga y me hace muy feliz ver que estás con alguien que saca lo mejor de ti.

Lo abrace casi por inercia y bese su mejilla, Casper estuvo conmigo desde la secundaria y cuando no tenía a nadie él estaba ahí, siempre fue mi pilar y la persona en la que más he confiado en el mundo.

Después de terminar de empacar, todos nos subimos al coche, listos para el viaje de regreso. La atmósfera era alegre, llena de risas y bromas mientras nos preparábamos para el viaje.

Pero entonces, el teléfono de Casper sonó, interrumpiendo la diversión. Respondió, su rostro se volvió serio mientras escuchaba a la persona del otro lado de la línea.

Cuando finalmente colgó, su rostro estaba pálido.

—Mi abuela está muy enferma—dijo, su voz apenas un susurro—. Tengo que ir a verla

El coche se llenó de un silencio incómodo, todos nosotros sintiendo el peso de las palabras de Casper. Pero a pesar de la noticia, sabíamos que estaríamos allí para él, apoyándolo en todo lo que necesitara.

Porque eso es lo que hacen los amigos. Están allí en los buenos momentos, pero también en los malos. Y aunque el camino por delante sería difícil, sabíamos que lo enfrentaríamos juntos.

Así que bésame por última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora