la vida de Brenda en el orfanato le va muy mal, ella desea ser adoptada, tener una familia, pero en el orfanato la mayoria que adoptan son de 1 a 10 años y ella tiene 17 años es difícil para ella ser quería y ella quiere ser querida.
por parte de lo...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Hoy iríamos al mercado para comprar ropa, zapatos, juguetes y ect para mi hija.
Ahora Brenda se encontraba dormida, es una dormilona igual que su papá.
— Brenda mi amor...— sobe su mejilla estaba estirada en nuestra cama con sus manos en forma de puñito y sus piernas separadas.
— un ratito más...— se estiró en la cama.
— eso dijiste hace unos 8 minutos bebé.— dije con una sonrisa mientras besaba su mejilla.
— pero tengo sueño.— bostezo.
— lo sé, lo sé, solo vamos a comprar unas cosas y venimos a casa ¿Okey?— la acerque más a la orilla de la cama para cambiar su pañal— vamos a cambiarte y luego te cepillo los dientes para desayunar ¿Que quieres comer bebé?— quite su pañal sucio.
— Bibi...—
— ¿De chocolate o vainilla?— limpie su parte íntima con delicadeza.
— leche normal por favor..— dijo con una sonrisa.
— okey eso será.— le termine de limpiar y le puse un pañal nuevo.
Le di su chupete y ella lo recibió.
El Bibi ya estaba echo por Manuel.
— buenos días mi amor.— bese sus labios con dulzura.
— buenos días corazones.— respondió y beso también la frente de Brenda.
— buenos días papá.— Brenda se escondió en mi cuello.
Le di el biberón para que lo tomara ella me senté con ella en brazos y prendí la televisión.
El biberón se callo al suelo, y Brenda rasco su cuello.
—¡oh!— dije y recogí el Bibi.
— lo siento.— siguió rascando su cuello.
—¿Te pica?— Brenda asintió.
— amor, puedes revisar a Brenda creo que tiene comezón en el cuello.— mi esposo asintió y reviso su cuello.
Este estaba rojo con puntitos en todo el cuello.
— N-no pued-do r-respirar.— Brenda no podía respirar y se agarraba de mi camisa.
—¡Trae el inhalador!— Manuel fue corriendo por el.
Se lo dimos, pero no hizo efecto.
—¡Súbela al auto ahora!— mi esposo grito.
Lleve a Brenda en mis brazos hasta el auto.
— bebé mírame...— mis lágrimas salían disparadas.— por favor no te duermas..— Manuel se puso adelante y manejo a una velocidad máxima.
