O6 : Cautivo y Cautivado

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Cuando Carlos escucha la puerta de su estudio abrirse, solo hay una presencia que le viene de inmediato a la mente.

- ¿Cómo está mi arquitecto favorito? -

La voz del británico inunda cada rincón del lugar, Sainz miente si dice que no le agrada la inesperada visita.

- Tratando encarecidamente de superar la última de sus obras -

Lando ríe mientras se acerca hasta la mesa inclinada, donde Sainz trabaja sumido en la tranquilidad.

El español lleva una camisa azúl cielo, con los primeros dos botones sin abrochar como es costumbre, lo acompaña perfectamente con un impecable pantalón blanco; una opción arriesgada considerando las manchas de tinta que su estilografo tiende a expulsar.

El de cabello rizado se detiene a su lado para observar el diseño sobre el restirador, Carlos al instante lleva una mano a la cintura de Norris, quizá busca acercarlo más y así encontrar un mejor ángulo de luz para que observe su trabajo, o simplemente es la reacción natural de su cuerpo que, después de una semana sin orbitar cerca, ahora necesita recuperarse de la ausencia física.

- ¿Por qué imprimes el plano si lo vas a rayar? - Lando cruza los brazos sobre su pecho y arquea una ceja cuando cuestiona al arquitecto.

- Es parte de mí proceso creativo - Sainz deja una rápida caricia en la cintura ajena, antes de distanciar su mano para regresar la concentración al trabajo.

Norris aprovecha la libertad para acercarse hasta las paredes de cristal, la vista panorámica de la ciudad no es algo nuevo, pero cada vez que visita el estudio es una ley tácita admirar el paisaje.

Por unos cuantos minutos el silencio se instala en las cuatro paredes, sin embargo, está lejos de ser incómodo.

Al español le gusta la presencia del británico, tanto así que se toma el tiempo para detallar la sutileza del característico perfume ajeno, el cual se impregna progresivamente en el perímetro.

- Para vivir en Mónaco eres muy difícil de encontrar - Embriagado por el delicioso aroma, deja escapar uno de sus últimos pensamientos durante la madrugada.

Lando gira sobre sus talones al instante.

- ¿Acaso estabas buscándome, Carlos?- Una sonrisa entre emocionada y burlona adorna su rostro.

El español percibe el tono divertido, pese a ello, se rehúsa a dedicar una mirada al propietario de la voz, en su lugar, opta por pretender estar demasiado preocupado buscando la perfección en su plano.

Aunque no puede fingir total indiferencia, porque una suave sonrisa consigue huir hasta sus labios.

- No puedes estar tanto tiempo sin verme, ¿eh? - Vuelve a insistir, se ha movido hasta el restirador, ahora ocupa un lugar frente a Sainz.

El madrileño termina cediendo ante la demanda tácita, posa sus orbes almendra sobre los caóticos.

- Tu idiotez es bastante entrañable - Y no desaprovecha la cercanía para dejar un par de toques en el mentón ajeno.

- Me extrañaste - Lando eleva su barbilla, es un pobre intento por alejarse del tacto.

Pero Carlos no separa el contacto de sus dedos, al contrario, comienza a dejar suaves caricias sobre la piel bajo sus yemas.

- Lo hice - Ahora que finalmente puede, Sainz detalla los ojos impropios. Solo sus sueños saben con exactitud cuanto ha pensado en el par de olivos - Tanto como tú me extrañaste a mí, Norrisio -

BLIND! ❥ carlandoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ