13 : Silencio Sin Anhelo

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Amor.

Un término que nunca formó parte de las prioridades de Carlos Sainz. Claro que, no es que sintiera aversión por las emociones sensibles, simplemente, el romance rara vez atravesaba su pensamiento.

Aquella característica suya nunca representó un problema, de hecho, ni siquiera sabía que debía ser considerada como tal, hasta que, con el pasar de la experiencia, cayó en la cuenta de su peculiar indiferencia.

Todo comenzó a sus quince años, más por mera curiosidad que por voluntad, porque un muy joven Sainz pensó "Si todos buscan una pareja yo también debería"

Su primera novia, una chica de su clase cuyo nombre y rostro son tan borrosos como sus recuerdos de la primera infancia. Salió mal, por supuesto, pero su pequeño grupo de amigos, su madre y su hermana, todos atribuyeron el fracaso a la inmadurez de su edad. Un evento propio de la adolescencia que no tuvo mayor trascendencia.

Después de eso, durante sus años de preparatoria, nulo interés tenía por conocer personas bajo términos románticos "Pero eso es demasiado extraño" Fue lo que sus amigos de aquel entonces dijeron, y su madre, y su padre, y todo el clan Sainz...

Entonces sucedieron más historias, citas extrañas, otras agradables, mujeres, hombres, un par de relaciones que no pasaron los siete meses, pero... Nada, es decir, aquella conexión de la que todos hablan cuando te enamoras, no sucedió.

La universidad fue un poco de lo mismo en menor medida, porque con la presión de sus padres puesta sobre la vida de Blanca, él pudo dejar de intentar algo que, sinceramente, le era sumamente irrelevante.

Cuando llegó a Mónaco, lo último en su lista de metas era encontrar pareja, tenía claros sus objetivos, tomar un lugar en la prestigiosa empresa de Frederick Vasseur, y que todas y cada una de las más importantes obras de la misma llevaran su nombre.

Lo consiguió, tres años de arduo trabajo se vieron magníficamente reflejados. Todo el mundo sabía que, si Carlos Sainz aparecía en escena, cualquier edificación sería sinónimo de calidad, elegancia e innovación.

La vida profesional fue un éxito rotundo, viajando por Europa durante los días más agitados, diseñando y asesorando desde la comodidad de Mónaco en los días más tranquilos. Cada cosa que alguna vez fue una aspiración, se convirtió en la cotidianidad de su realidad.

Lamentablemente, Sainz puede presumir de su enfoque metódico y seguro en el ámbito laboral, no obstante, la sabiduría de sus experiencias personales son más bien archivos poco analizados.

- Estoy cansada - De pie, al costado del elegante Ferrari negro, a pocos metros del lobby, Lexi habla con una expresión desesperanzada en el rostro.

Después del pequeño altercado al salir del Amber Lounge, la energía que la ira y el reclamo proporcionan se esfuma rápidamente, siendo sustituida por la tranquilidad de la tristeza frente al edificio donde vive la británica.

- Cambiamos - El español pasa una mano por su propio cabello, pretendiendo así ordenar sus ideas.

- Tú cambiaste, Carlos, yo soy la misma - La británica eleva sus comisuras sin llegar a concretar una sonrisa.

Sería cinismo excesivo negar tal afirmación.

La cuestión con Lexi fue un caso peculiar, una parte de sí realmente creyó que sus sentimientos nacerían.

Lo intentó; le gustó la personalidad alegre de la británica, además de otros detalles demasiado específicos, se trató de una atracción repentina, sí, pero durante los primeros meses asumió que con eso bastaría, agregando la rotunda aprobación del clan Sainz. El camino a seguir estaba perfectamente trazado.

BLIND! ❥ carlandoWhere stories live. Discover now