Dos años han pasado desde que un español y un británico coincidieron en Mónaco, volviéndose mejores amigos casi al instante.
¿Mejores amigos? Charles, Max, George y Pierre realmente no definirían así la peculiar relación de Lando y Carlos.
Convencid...
Tranquilidad, una palabra de la cual Lexi desconoce el significado hace mucho. Claro, vivió una semana linda junto a su novio, escuchó un encantador "Yo también" y otro par de "Te quiero" de Carlos, aún así, nada de eso basta, no en su totalidad para desactivar sus sospechas.
Justo ahora, por ejemplo, su desafortunada perspicacia enciende cada una de sus alarmas.
- Ya compramos los boletos, amor, con tres días de anticipación - Dice, haciendo un gran esfuerzo porque su voz no rebase los límites de la serenidad.
Carlos ladea su rostro, recurriendo a cualquier argumento válido para justificar aquella petición.
-Yuki es de mis clientes más importantes -
-No diriges ese proyecto -
-Pero lo diseñé, además, es el novio de uno de mis amigos -
- Exacto, directamente no es amigo tuyo - Él guarda silencio, ella continúa - Quieres que cancele a último momento los planes que tú y yo tenemos, solo para ir a un club. A ti ni siquiera te gusta tanto ese ambiente - Poco a poco eleva el volumen de sus palabras, hasta convertirse en una oración impregnada de desdén.
Y contra eso, Sainz realmente no puede debatir, las fiestas para él nunca representaron un interés legítimo, de hecho, fue hasta Mónaco cuando arrastrado por cierto DJ, su presencia en los clubs aumentó.
Sabiendo este último dato, no es muy difícil deducir por qué tanta insistencia.
- Lily quiere que vayas también -
Lexi deja escapar un suspiro derrotado. Hoy no está de humor para comprobar sus temidas hipótesis.
Siendo sinceros, está muy cerca del borde.
- ¿Lando te pidió ir o por qué tanto interés? -
Y esa pregunta no carece de poder, porque la confianza e inocencia de Carlos trastabila, de pronto se siente cual ciervo en mitad de la autopista, inmóvil por las luces acusatorias de algún auto.
Atrapado.
- ¿Qué? -
Sin embargo, en esta involuntaria batalla, la expresión desentendida de Sainz gana frente a las emociones abruptas de Lexi, ocasionando el sentimiento de ridiculez por dejar a la vista la parte más insegura de su ser.
- ¡Nada! - Carlos arquea una ceja, ella carraspea intentando recuperar la compostura - Era broma, amor, no sé lo que dije - La risita nerviosa que le sigue vuelve todo aún más incómodo en su interior.
Al español le gustaría decir algo más para aligerar el ambiente, pero todo lo que sale de sus labios es una insignificante respuesta.
- Vale -
- Iremos - Lexi termina aceptando, totalmente consciente de que esta noche será su prueba de fuego.
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