Almas Reencontradas - Freenbecky

Oficialmente, Mi novia.

Pov de Becky.

Ninguno sabía qué decir.

-Te veo mañana. -Dijo Freen. -Revisa los documentos.

Era muy mala disimulando.

-Avísame cuando llegues. -Le pedí.

Ella sonrió y se disculpó con mi hermano para después dejar la habitación.

-¿La persona con la que estás saliendo es Freen Sarocha? -Preguntó en cuanto se cerró la puerta.

-Aún no. -Aclaré.

Sonrió sarcásticamente.

-Igual no me sorprende tanto. -Comentó. -¿Cómo pasaste de odiarla a amarla?

-Odiar es mucho decir. -Respondí. -Nunca la odié, solo me parecía molesta.

Suspiró.

-¿Qué hacía tan tarde en tu habitación? -Cuestionó.

-Eres muy preguntón. -Contesté. -¿Yo te pregunto a ti sobre tu vida amorosa?

Frunció el ceño.

-Olvidé algo. -Mentí. -Pasó a dejármelo.

-Es mayor que tú. -Agregó.

-Por cuatro años, Richie. -Dije. -No es tanto.

-De acuerdo, entiendo. -Respondió. -Solo trata de que el negocio no se vea afectado.

-Creí que te caía bien. -Comenté.

-La situación cambia si sale con mi hermana menor. -Contestó. -Tengo que ser neutral ahora.

Giré los ojos y sonreí.

Él se despidió de mí y se fue a su habitación.

¿Qué iba a decirme Freen antes de que mi hermano llegara?

Me quedé dándole vueltas a la pregunta cuando me llegó un mensaje de ella.

Freen: Ya llegué.

No era posible que llegara tan rápido.

Becky: Sé que no.

Ella respondió enseguida.

Freen: Renté una habitación en el hotel.

Freen: Ya llegué.

Sonreí.

Freen: ¿Desayunamos mañana?

Becky: Me encantaría.

Ella mandó un sticker y dejamos la conversación.

Al día siguiente, me desperté sin saber a qué hora llegaría. Me levanté y me arreglé.

Me encontraba guardando mi maquillaje cuando escuché que tocaron la puerta.

Abrí y estaba ella con un ramo de flores en la mano.

Podía imaginarme todo lo que tenía que haber caminado para encontrar una florería por esta zona tan temprano.

-Buenos días. -Me saludó con una sonrisa.

-Buenos días. -La saludé de vuelta.

Me causaba muchísima ternura que en una mano tuviera el ramo de flores y en la otra tuviera su yeso.

-Creí haber escuchado ayer que tus flores favoritas son las rosas rojas. -Comentó. -Espero no haberme equivocado.

Sonreí.

-Lo son. -Confirmé. -Gracias.

Ella sonrió también y me extendió el ramo.

-¿Desayunamos en el restaurante del hotel? -Preguntó. ¿O quieres ir a otro lugar?