Licor...

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Pov de Becky.

Cuando volvimos de mi cita con el fisioterapeuta yo ya me sentía más tranquila. Tener a Freen a mi lado durante todo el proceso era lo más valioso para mí. De ahora en adelante yo me quedaría sola en las sesiones ya que ella tenía que adelantar varias cosas en el orfanato.

Mi hermano había venido a visitarme y a traerme mi maleta con cosas mientras Freen estaba trabajando. Él pasó todo el día conmigo y se fue en cuanto vio llegar a mi novia.

Cuando Freen llegó en la noche se veía bastante cansada.

Me acerqué a la puerta para recibirla. Ella dobló su cuerpo y dejó un corto beso en mis labios.

-Dame dos minutos y ya estoy contigo. -Dijo mientras se dirigía a su cuarto.

Esperé pacientemente y me dirigí a la sala.

-¿Todo bien? -Pregunté en cuanto regresó.

-Sí. -Afirmó. -Solo que tuve demasiado trabajo hoy por todos los días que estuve fuera.

La miré con tristeza.

-¿A ti te fue bien? -Preguntó.

-Me fue bien. -Aseguré. -Es solo que me aburre estar tanto tiempo sin hacer nada.

Yo tenía una enfermera cuidándome durante el tiempo en el que Freen no estaba en casa. SU horario de trabajo ya había terminado por hoy.

Freen solo la llamaba cuando era totalmente necesario y cuando mi familia no podía venir a cuidarme.

-Puedes ir a la empresa de tu familia o al orfanato cuando quieras. -Comentó. -No tienes que pasar todo el día aquí.

Asentí.

Le dije que le serviría agua y fui a la cocina, pero cuando volví ella estaba dormida en el sofá.

Si antes de todo esto creía que todo lo que manejaba era demasiado para ella, ahora era peor.

Se veía agotada.

Sabía que también se sentía mal por mí y también sabía que seguía extrañando a Atid.

Fui a la habitación por una manta y la tapé con ella.

Se despertó enseguida.

-No quería despertarte, lo siento. -Dije.

Ella sonrió.

-No pasa nada. -Respondió.

-Deberías enseñarme a encender la chimenea. -Dije. -Hoy hace frío.

-Ya habrá tiempo. -Aseguró. -También tengo que enseñarte a cambiar llantas y a manejar moto.

Me reí.

-¿Quiere sentarte conmigo? -Preguntó.

Yo asentí sonriendo.

Ella se levantó y me cargó de la silla para pasarme al sofá.

Cuando terminó, volvió a sentarse y colocó mis pies encima de sus piernas.

Empezó a hacer masajes en mis pies.

-Sabes que no lo siento, ¿Verdad? -Pregunté.

Ella volteó a mirarme con una sonrisa.

-El doctor dijo que era de ayuda. -Agregó.

La miré con ternura.

-Debes estar cansada. -Dije. -Trata de dormir mejor.

-Estoy bien. -Respondió.

Almas Reencontradas - FreenbeckyWhere stories live. Discover now