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Las dos semanas siguientes pasaron rápidamente. Axel era un deportista, campeón de boxeo que había sufrido un accidente y necesitaba hacer ejercicios de fisioterapia para recuperar la movilidad. A pesar de que seguía mejorando con buenos resultados, Saray quien se le ofreció a ayudarlo y visitarlo todos los días para hacerle los tratamientos, veía que aún le quedaba camino para una total recuperación. El proceso era lento.

Al principio, la relación entre ellos era cordial pero distante. Saray se limitaba a hacer su trabajo de fisioterapeuta, mientras que Axel agradecía su ayuda, pero no se mostraba especialmente interesado en entablar una conversación más allá de lo necesario.

Pero con el paso de los días, la situación cambió. Saray comenzó a notar que Axel se sentía más cómodo en su presencia y que incluso se animaba a hablar más. Poco a poco, fueron descubriendo que tenían cosas en común, como su amor por la música y por los viajes.

Un día, mientras hacían los ejercicios, Saray decidió poner una canción que sabía que a Axel le gustaba. Él se emocionó al escucharla y comenzó a contarle la historia detrás de esa melodía. Saray se quedó sorprendida al descubrir que había mucho más detrás de Axel de lo que ella pensaba.

A partir de ese momento, sus sesiones de fisioterapia se convirtieron en un momento de encuentro y de confidencias. Axel disfrutaba escuchando las historias de Saray y ella se sentía feliz al tener a alguien con quien hablar.

Con el tiempo, su relación se fue haciendo más estrecha y Axel comenzó a sentir que Saray era como una amiga para él. Se preocupaba por ella más allá de los tratamientos y lo visitaba incluso cuando no tenía que hacerlo.

A los fines de semana, cuando Saray no iba a tratarlo, Axel se sentía triste por perder ese momento de conexión diaria. Sin embargo, sabía que habían construido una amistad que iba más allá de la fisioterapia y que seguirían viéndose en el futuro. Axel aprendió que, a veces, las relaciones más valiosas surgían de los lugares más inesperados y que, si se abriera a los demás, podía descubrir cosas maravillosas que lo enriquecía como seres humanos.

Una tarde, después de la sesión de fisioterapia, Axel invitó a Saray a quedarse a comer. Y después de la comida, mientras tomaban café en el salón, Saray levantó la cabeza hacia uno de los muebles y sonrió.

—¿Eso que tienes ahí es un disco de vinilo? —Saray señaló con el dedo una parte de la estantería en la que destacaba un disco de vinilo.

—Sí, lo es —dijo él con una sonrisa en los labios.

—¡En serio! ¿Todavía los venden? ¿Tienes un tocadiscos?

—Sí, lo heredé de mi padrastro y colecciono los discos clásicos que me gustan.

—¿Y podrías decirme qué clásico tienes ahí? —le preguntó ella.

Axel cogió el disco de la estantería y se lo enseñó, era un regalo que se había hecho a sí mismo y esperaba que ella conociera el grupo.

—¡The Doors! —dijo ella con mirada extrañada—, ¿Te gusta ese grupo?

—Sí, me gusta, ¿y a ti?

—Sí, pero no es de mi quinta, eso es del año de la pera.

—A veces me olvido de que eres una niñita, que aún está en la edad del pavo —se burló de ella.

Ella hizo una mueca y le sacó la lengua como una niña malcriada. Este gesto no pasó desapercibido para Axel que, después de mucho tiempo sin estas sensaciones, sintió ganas de morderle la lengua y saborearla.

—Y a veces olvido que eres tan viejo como ese disco.

—Sí, claro —se echó a reír—, yo era un gran fan de «The Doors» cuando era adolescente, tenía todos los discos y libros de Jim Morrison, de hecho, tenía una cinta de ellos en el coche de mi padrastro.

Combate de Amor | Terminada y completaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang