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Ambos se sentían atraídos el uno por el otro y habían llegado a un punto en el que estaban listos para dar un paso más en su relación. Axel la adoraba con todo su corazón y quería encontrar una forma de hacerla feliz y sentirse especial. Sin embargo, había algo que lo preocupaba mucho. Él estaba lleno de deseo por ella y ansiaba hacerle el amor. Pero, no sabía cómo reaccionaría ella si le proponía tener relaciones sexuales. La última cosa que quería era hacerla sentir incómoda o presionada, así que no sabía qué hacer.

Mientras ella lo besaba, Axel se sentía nervioso y su mente estaba llena de dudas. ¿Debería esperar a que ella diera el primer paso? ¿Debería hablar con ella y contarle sus sentimientos? ¿Y si ella no estaba lista? ¿Y si se ofendía?

Estaba en la incertidumbre y su mente estaba constantemente en una tormenta emocional. No quería arruinar su relación con Saray, pero el deseo por ella era incontrolable.

Axel siempre tenía a todas las mujeres que quería en un abrir y cerrar de ojos y con un chasquido de dedos. Atrevidas, traviesas, carecían de la delicadeza que él veía en Saray. Y esto le asustaba tanto como le cautivaba.

Y por mucha experiencia que tuviera con las mujeres, aun así, estaba nervioso. Sabía que debía de ser cuidadoso con sus palabras para no herir los sentimientos de Saray. Se prometió que respetaría cualquier decisión que ella tomara y que solo quería que su relación fuera más fuerte.

Él sabía que la honestidad y la comunicación eran las claves para cualquier relación exitosa. Y aunque el deseo por Saray todavía estaba allí, ahora sabía que esperaría el momento adecuado para expresarlo de nuevo.

Así que cuando ella empezó a tocarle más intensamente y sus besos se convirtieron en algo exigente y demandante, se obligó a detenerse.

—Ey, creo que será mejor que nos tranquilicemos, ¿no? —dijo Axel en un susurro.

Saray lo miró y frunció las cejas.

—¿No te apetece estar conmigo? —De nuevo, las dudas de que no fuera suficiente para él la asaltaron.

Axel abrió mucho los ojos y le cogió la cara entre las manos.

—No, no mi amor, no es eso. Es que... tengo muchas ganas de estar contigo y no quiero imponerte nada. Quiero que te sientas cómoda conmigo, sin presiones.

Saray se veía una joven dulce e inocente y Axel entendió que estaba enamorado de ella hasta las trancas. Lo último que quería era hacerle daño, obligarla o imponerle nada. Después de lo que ella le había contado sobre su relación con Orestes, temía que sus experiencias con los hombres no fueran las mejores. Y no sabía hasta qué punto podía estar traumatizada. Es más, después de lo que le había confesado aquella tarde, sabía que su autoestima tampoco estaba en las mejores condiciones.

A su vez, a pesar de su amor por él, Saray estaba nerviosa e insegura porque nunca había estado con un chico antes. A medida que su relación se profundizaba, Saray se dio cuenta de que Axel quería algo más en su relación. Podía sentir su deseo por ella, pero no estaba segura de estar lista para tener relaciones sexuales. Saray estaba preocupada de que no fuera suficiente para Axel. Temía que él la dejara si no cumplía con sus expectativas. Pero, al mismo tiempo, quería demostrarle su amor y hacerlo feliz.

Las dudas y temores de Saray la atormentaban, y no sabía qué hacer. Quería hablar con él, pero no sabía cómo abordar el tema sin parecer inexperta o insegura. Finalmente, Saray decidió que tenía que ser honesta con Axel. Se armó de valor y se sentó con él para hablar sobre sus sentimientos. Le quería explicar que nunca había estado con un chico antes y que estaba nerviosa, pero que quería ser íntima con él.

Combate de Amor | Terminada y completaOnde histórias criam vida. Descubra agora