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Sofía.






Me despierto por lo seca que siento la garganta, veo el reloj son las dos de la mañana...

Con los chicos ahora, de verdad que sí supieron disfrutar la salida, parecían unos niños, viendo la plaza decorada con miles de luces por la navidad, pasamos por muchos lugares hermosos.

A veces me da tristeza que los extranjeros y algunos que otros Venezolanos digan que Venezuela es peligrosa, cuándo obviamente no lo es.

Los extranjeros hablan cómo sí vivieran acá o algo parecido para hablar así, y sí vivieran acá se llevarían una realidad diferente...

Pero muchos turistas últimamente han venido hasta acá para desmentir eso, turistas reconocidos.

Llego a la cocina, toma la jarra de la nevera para luego tomar el vaso y servirme el agua...

Siento el alivio al ya no sentir seca la garganta, mí atención por un rato se va a la puerta trasera de la casa, está abierta.

Me asomo un poco, sin nada de miedo, porque sé que ésta puerta no se puede abrir sí no es por nadie que esté adentro de la casa.

Veo a Rodrigo sentado en una de las bancas que se comparten por dos personas en el patio trasero que mí casa trae.

Todo un esfuerzo para obtenerla, así cómo tengo todo en mí vida, hasta capaz ni me crean pero tener a Leandro en mí vida también es un esfuerzo que tuve que hacer.

Amándome a mí misma, para después a él, entregarle todo de mí, y bueno ya saben.

—¿Rodri? —Me acerco a él, se escucha un sollozo de su parte, lo veo de perfil, pero solo eso basta para ver qué está llorando—. Ay mí vida...

Me siento a su lado para abrazarlo rodeando mí brazo izquierdo por su cuerpo, el se acerca a mí acostándose cómo un niño en mí cuerpo, llora en silencio.

Sí no quiere decir nada pues está bien, estaré con el en silencio tal y cómo lo pide, pero estaré con el.

Una lágrima rueda por su mejilla se la quito con delicadeza con mí dedo pulgar.

—A veces no entiendo la vida —Trata de hablar firme, sin que su voz tiemble, pero falla al intento—.

—Mí niño, siendote sincera, nadie en éste mundo entiende la vida —Le digo con la voz pacífica—. Son tantos giros que te da, que en cada esos giros son experiencias diferentes y que no se podrán repetir, por eso allí tu confusión, por eso allí la confusión de todos.

—Me da temor al aceptar lo que dicen las personas, que sí uno falla en el primer amor fallará en los siguientes.

—Cada amor es diferente, pero eso no significa que en esos que halla uno no sea el indicado —Se endereza un poco en mí cuerpo para verme—.

—¿Creés?.

—Pues claro, fíjate con Lean, fíjate conmigo, nuestros amores pasados fueron pésimos, y hoy aquí estamos nosotros juntos, queriendo que todo ésto sea para siempre —Se le sale una sonrisa a medias, al menos paró de llorar pero sus ojos siguen rojizos y cristalizados—. ¿Sabes la gran historia griega?.

Shooting Star | Leandro Paredes.Where stories live. Discover now