Capítulo 37: POR FAVOR, NO TE ENAMORES DE ALGUIEN MÁS

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20 de junio

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20 de junio.

Narrador omnisciente.

El día se ha teñido de gris, el cielo de New York se ha llenado de nubes grises que amenazan con destrozar a la ciudad entera.

Algunos podrían culpar al clima, otros al mes, otros al calentamiento global pero, Aren Russell y Aurora Bellerose únicamente podían relacionar el mal día a todo lo que estaban a punto de presenciar.

Los tacones de punta de Aurora Bellerose resuenan mientras sale del elevador de Aren Russell y camina por el vestíbulo de recepción, los nervios la invaden de arriba a abajo y debe pasar las manos por la falda de su vestido Chanel en color negro.

La rubia no suele usar ropa negra, siempre se ha caracterizado por los colores pasteles, los colores vivos y alegres, sin embargo, hoy no se siente feliz, alegre y viva.

Solo quienes le presten atención podrán ver que sus ojos se llenan de lágrimas a cada cinco segundos.

El corazón de Aurora Bellerose late desbocado, cada latido parece volverse más rápido que el anterior y la rubia solo puede sentir como la vida parece irse de sus manos.

Mira la sala de juntas del piso presidencial, temerosa y con el alma rota se dirige hasta allá, paso a paso y convenciéndose a sí misma de que todo estará bien y que esto solo es un mal sueño.

Cuando está a punto de abrir la puerta alguien más se adelanta a hacerlo, los ojos verdes de la secretaria coinciden con un par de ojos marrones, en cuanto las dos miradas se encuentran es como si un nuevo mundo se creara y un montón de fuegos artificiales se hicieran presentes.

El magnate, del otro lado de la puerta mira a la rubia, ambos se miran, perdidos y cayendo en hipnosis. Sus bocas se mantienen cerradas pero sus pensamientos se llenan de palabras que no pueden decir.

Los dos corazones que parecen haberse entrelazado laten sin control alguno, no se puede saber que corazón late más acelerado que el otro, pero sí se puede saber qué persona provoca esos latidos.

Un carraspeo se escucha, el magnate y la secretaria regresan a la realidad.

—¿Listos, señores Russell? —la voz de un hombre resuena en toda la sala.

El magnate siente una terrible opresión en el pecho.

La secretaria siente que su mundo vuelve a caerse en pedazos.

No.

Eso es lo que ambos quieren decir pero, ninguno de los dos habla.

Aurora Bellerose no pronuncia palabra alguna y únicamente se obliga a pasar junto al magnate para entrar a la sala, no mira atrás y sigue el camino hasta la mesa principal de la habitación.

Solo hay cuatro personas aquí: Aurora Bellerose, Aren Russell, Zaak Deep y el abogado que llevará a cabo el divorcio.

La rubia toma asiento, su boca se mantiene sellada y no mira a nadie. Su cabeza está llena de tormentas que ahora mismo taladran como un rayo, se esfuerza por no llorar y suplicarle a Aren que detengan esto. Se esfuerza en ser fuerte y aparentar que esto está bien, que ella está bien, aún cuando siente que se queda sin vida lentamente.

Falsamente tuyaWhere stories live. Discover now