Capítulo 40. Parte 02: ¿SUPERAR O ESTANCARSE?

5.9K 870 74
                                    

Aurora

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aurora.

New York.

Entro a la cafetería en donde vería a la persona que me había citado aquí. El olor a café inunda de inmediato mis fosas nasales, el aroma me hace soltar un suspiro lento, es delicioso.

Mis ojos van al interior del local, repaso todo el sitio y recorro mesa por mesa, hasta que mis ojos enfocan una mesa en uno de los rincones, parece que han elegido esa para estar alejada de todos.

Puedo sentir como mi cuerpo se tensa un poco, como mi corazón parece acelerarse, incrementando su latir segundo a segundo. Me obligo a caminar hasta aquel punto, con sus miradas sobre mí y obligándome a mí misma a no tomarles importancia. Me recuerdo que solo estoy aquí para que mi alma esté en paz y ya no seguir arrastrando el pasado, no cuando me prometí a mí misma que comenzaría a avanzar.

—Hola, Aurora —habla la mujer poniéndose de pie, miro a Amanda quien me da una tímida y nerviosa sonrisa, puedo notar como juega con sus manos entre ellas, hacía eso siempre que estaba nerviosa.

—Hola —susurro, mirando también a Matteo quien también se ha puesto de pie.

Mi mirada no se mantiene en el hombre sino que va hasta el pequeño bebé que está en una carriola junto al ahora matrimonio.

Un pequeño pinchazo me atraviesa el pecho cuando el pequeño me mira, comienza a reír, viéndose completamente hermoso. Es un pequeño ángel, uno muy hermoso y enigmático.

Me es imposible no sonreír mientras miro al pequeño. Sus ojos son cafés, unos bonitos ojos cafés mientras que su cabello es rubio, no un rubio intenso pero sí un rubio que hace el juego perfecto con sus mejillas regordetas y sonrojadas. Trae un mameluco blanco que lo hace lucir aún más precioso.

Ha sacado el cabello de Matteo y a pesar de que ambos poseen los ojos castaños puedo notar de inmediato que el color que tiene el bebé lo asemejan más a los ojos de su madre.

—Es precioso —susurro, sin dejar de mirar al bebé que sigue mirándome de la misma manera. No ha dejado de sonreír y ahora aplaude feliz, logrando que la sonrisa en mi rostro crezca.

Pese a los inconvenientes que he tenido con sus padres no hay nada en mí que pueda mostrar una pizca de remordimiento o rechazo hacia él. Sé que es un bebé que está ajeno a todo esto y que no puedo señalarlo solo por las acciones de sus padres, no cuando él apenas ha llegado a este mundo.

—Se llama Adam —informa Amanda.

—Hola, Adam —hablo hacia el pequeño quien suelta una pequeña carcajada que me hace tragar saliva con fuerza pero no elimino la sonrisa en mi rostro.

—¿Cómo te va, Aurora? —la voz de Matteo ocasiona que la sonrisa en mis labios se elimine y carraspeo, alejando la mirada del bebé para mirar ahora a sus padres.

Falsamente tuyaWhere stories live. Discover now