Xavier I

98 8 10
                                    


Se obligó a mantener su vista al frente y tragarse el ácido de su estómago. Sabía que detrás de él no podía estar nadie más que el imbécil de Tyler Galpin.

¿A quién más se tomaría la molestia de saludar Merlina?

Era absurdo e irrisorio, en el peor de los sentidos.

Había sido llevado a prisión por crímenes que no cometió y una serie de pruebas claramente implantadas. Sin embargo, cuando Tyler fue descubierto transformado en el monstruo que buscaban, ¿Qué obtuvo? Un pase directo a Nunca Más y el respeto de Merlina.

Respeto que no se merecía, que había costado la vida de seis personas y la destrucción parcial del colegio. Cuando fue él quien había perdonado sus acusaciones y la emboscada, él había peleado para defenderla sin dudarlo un segundo aunque terminará recibiendo un flechazo como compensación.

¿Qué fue lo que hizo Galpin?

¡Ah, si! Intentar matarla.

Pero claro, Tyler solo debía poner su falsa sonrisa inocente para ser absuelto de todos sus crímenes. Era un manipulador, un mentiroso y un psicópata.

Volteó ligeramente sobre su hombro y miró como Tyler apoyaba su barbilla en la palma de su mano y sus ojos seguían clavados en la espalda de Merlina.

¿Qué? ¿Acaso fantaseaba con nuevas formas de desgarrarle la piel hasta que su uniforme negro se volviera rojo?

Frunció el entrecejo y se obligó a ver al frente. Mientras él estuviera ahí, nada de eso pasaría. El embaucador de Tyler podía engañar a todos, pero no a él.

Al finalizar las clases, Xavier se enfrascó en un nuevo mural para la celebración de San Valentín. Lo que sea por permanecer menos tiempo en su habitación y respirar el mismo aire viciado que Galpin. Mientras terminaba de preparar la pared, se permitió ver a los estudiantes relajados en el patio, buscando un poco de inspiración.

Bianca y su séquito de sirenas se encontraban alrededor de la fuente como era costumbre, le sonrió desde lejos y él solo asintió como respuesta. Más lejos estaba Enid sentada en una de las mesas junto a Ajax, abrazados y riendo como la imagen misma del amor.

Los envidiaba tanto.

No por Enid... o Ajax, sino porque él no deseaba nada más que poder colocar sus brazos sobre los hombros de Merlina, susurrar algo a su oído y que ella le sonrió con travesura antes de darle alguna respuesta ingeniosa y que al ver sus obras cobrar vida, sus ojos oscuros se abrieron de asombro y admiración.

La fuente de su ensoñación cruzó el pasillo frente a él como una nube de tormenta de verano. Ni siquiera tuvo tiempo de admirarla cuando una voz grave la llamó, deteniéndose.

– ¡Mer!

¿Mer? ¡¿Mer?! ¿Desde cuando Merlina Addams permitía sobrenombres y diminutivos ridículos?

Tyler, que parecía que venía de correr por su ropa deportiva y su cara congestionada, se acercó hasta ella y pasó sus pesados brazos sobre los delicados hombros de Merlina.

Xavier apretó el pincel en sus manos, repentinamente tenía ganas de vomitar.

– Un quad frío – le dijo tendiéndole la taza de café para llevar.

Xavier miró como con pasmosa lentitud la mano de Tyler se deslizaba desde los hombros de la chica hasta más abajo de su cintura.

Era hombre muerto, estaba seguro.

Merlina lo ahogaría en el mismísimo café que le había llevado y él tendría el placer de verlo en primera fila.

Para su desconcierto, ella se llevó el café a los labios y una ligera expresión de asombro cruzó su rostro por una milésima de segundo.

– Tu lo hiciste – no era una pregunta, era un hecho – Tengo entendido que ya no trabajas ahí.

– No lo hago, pero no pensaba dejar que nadie más preparara tu café.

Aquella sonrisa traicionera estaba ahí pintada en su cara, burlándose de ella.

– Bien. es el único medianamente digerible.

Xavier resopló más fuerte de lo que pretendía, porque los ojos de ambos lo taladraron enseguida.

La expresión risueña de Tyler desapareció.

–Quiero pedirte un favor – le dijo, ante de volver su mirada a él con desprecio –pero, vamos a un lugar más privado.

Merlina examinó a Xavier de arriba a abajo, antes de girarse hacía Tyler y asistir.

Xavier se giró furioso, tenía ganas de golpear su cabeza contra el muro blanco. Estaba seguro que eso dejaría una obra de arte que Merlina sí apreciaría.

Lo único que pedía, lo único que deseaba, era tener las mismas oportunidades que Tyler.

Desde el minuto uno, Merlina había estado inclinada por el patético barista. Un completo desconocido, cuando los Addams y los Thorpe tenían una amistad de generaciones. Se habían salvado la vida mutuamente. Lo único que Tyler había hecho para ganarse la confianza de Merlina era poseer un auto.

Y uno bastante feo, en su opinión.

Incluso el Sheriff Galpin (que era un completo imbécil, según su padre y él no podía estar mas de acuerdo) era un mejor padre que Vincent Thorpe. El sheriff había hecho todo lo posible para ayudar a su hijo, desde encubrir sus crímenes hasta conseguirle un puesto en Nunca Más. ¡Incluso lo visitaba entre semana!

Xavier estaba seguro, que si el plan de Galpin hubiera funcionado y lo hubieran llevado a prisión; su familia pagaría lo que fuera necesario para sacarlo y luego lo enviarían a la otra esquina del planeta con dinero suficiente para no tener que volver a verse jamás.

Lo único "trágico" en la vida de Tyler era la muerte de su madre. Y no lo consideraba del todo, porque aunque en su caso su madre aún vivía, era una figura aún más inexistente que su padre.

La madre de Tyler por otro lado, no solo pertenecía a una de las familias de Excluidos más antiguas (sabía que los Galpin eran demasiado densos para entender el honor que eso significaba) sino que lo único que se sabía de ella era que había sido la madre más amorosa y dedicaba que hubiera existido jamás. Tal vez Tyler terminará con mommy issues, pero al menos tenía recuerdos buenos.

Si Xavier no había tenido suerte en la lotería familiar, ni en la de las circunstancias; lo justo era que Merlina lo eligiera a él... pero hasta eso le había arrebatado Tyler.

Lo odiaba, como se odian a pocas personas en la vida. 

Cuidado con lo que deseas #WylerWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu