Merlina II

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Cuando Merlina escuchó la campana de la puerta ni siquiera levantó la vista de su libro. Aquella tarde habia decidido pasar por el Veleta, Xavier tenia el turno y ella debía afinar su plan de escape. Había revisado sus rutas posibles y solo esperaba el momento indicado. Es decir, el festival de la cosecha de ese fin de semana. 

Cuando escuchó las voces de sus compañeros irrumpir en el lugar, se concentró aun más. Pensaba que de aquella forma entenderían que no deseaba interrupciones, pero como todo en Jericó, su sutileza no sirvió. 

Levantó su vista y la clavó en Galpin que habia decidido sentarse frente a ella. 

-Esta ocupado -dijo, con un tono de voz bastante parecido a una cuchillada. 

-Lo siento -contestó con su tonta sonrisa-. ¿No te gusta?

Señalo la taza de café que seguía en el centro de la mesa. Xavier se la había llevado en cuanto llegó, un quad, le había asegurado para su grata sorpresa. Según la información de sus cartas, el Veleta era una de las mejores cafeterías en Jericó y Xavier trabajaba ahí desde su ingreso a Nunca Más. Sonaba prometedor, sino fuera por el hecho de lo que había probado no llegaba ni a espresso sencillo. Aquello parecía un café recalentado de la cafetera. 

El sabor de la bebida aun torturaba su lengua, y no de una forma placentera. 

-Como si tu pudieras hacerlo mejor. -respondió, regresando su vista al libro. 

Pero Tyler no se rindió y se inclinó al frente, haciendo a un lado la taza del nefasto brebaje. 

-Puedo hacerlo.

Merlina rodó los ojos y cerró su libro. 

-¿Haz tocado al menos una cafetera? ¿O piensas que todo lo que haces lo haces bien? Por que esta a la vista que no es el caso -sus ojos se posaron en la reciente cicatriz que Tyler exhibía en su mejilla. 

La sonrisa de Tyler se fue borrando lentamente, pero en lugar de contarlo como una victoria, Merlina se sintió ligeramente inquieta. Aquella mirada verde pasó de amistosa a una peligrosa. 

Bien, Tyler Galpin no le temía. O era muy estúpido o muy valiente. 

-Entonces, hagamos una apuesta. Si hago un mejor café que ese, me debes un cita. 

"Muy estúpido" concluyó, apretando sus labios furiosa.

-Yo. No. Tengo. Citas -aclaró, remarcando cada una de sus palabras. 

-Bueno, si tan segura estas de que lo haré mal, no debería de preocuparte. 

Tyler se echó hacia atrás emanando toda la autoconfianza que un ser humano podía tener. Merlina lo inspeccionó de arriba a abajo, evaluando sus opciones. Por un lado, no conocía nada de aquel chico pero por los comentarios de Enid su vida estaba servida en bandeja de oro tanto en el mundo Normie como en el de Excluidos. Por el otro, no aceptar seria dudar de su propio juicio.

Cruzó los brazos sobre su pecho y alzó ligeramente su barbilla. 

-Si yo gano, me debes un favor. 

Un viaje de ida hacia Burlington, pensó. 

Tyler sonrió y antes de que se levantara, ella agregó:

-Debe ser un quad. 

Tyler pareció sorprendido.

-Por supuesto -contestó, inclinándose sobre ella -me gustan los retos difíciles. 

La intensidad de su mirada no parecía dirigida hacia el café y Merlina ignoró la forma en la que su estomago se retorció. Debian ser nauseas o algo similar.

Tyler traspasó el mostrador del servicio al cliente y con una sonrisa despachó a la chica que intentaba detenerlo. Al otro extremo, Xavier miraba estupefacto como el chico comenzaba a manejar la maquina que tenían como si fuese el dueño del lugar. No solo él, el grupo de amigos de Galpin parecían igual de extrañados. 

Cuando regresó, llevó consigo dos tazas humeantes que dejaban una estela de olor a su paso.

Merlina apretó sus puños por debajo de la mesa y observó la taza frente a ella. El color oscuro tenia un ligero toque dorado, ni siquiera se podía comparar con el café diluido de antes. En el aroma podía distinguir notas de chocolate casi puro. Al levantarlo, su consistencia era espesa y Merlina se dio cuenta que podía perder aquella apuesta. 

Llevó la taza a sus labios y clavó sus ojos en Tyler que la miraba expectante. Ocultó lo mejor que pudo su impresión y el hecho de que se le estaba haciendo agua la boca con tener aquello tan cerca y no saborearlo. 

Cuando lo probó, quiso cerrar sus ojos y dejarse llevar por cada uno de los sabores que sentía. ¿Cómo era posible que ese chico inútil fuera capaz de realizar algo que rozaba la perfección? 

No podía ser verdad, su adicción a la cafeína era la que estaba controlando su juicio. 

Bajó la taza lentamente, odiando con todos sus fuerzas la expresión de victoria de Galpin.

-No siento ninguna diferencia -Mentir, siempre podía ser un ultimo recurso. 

-¡Oh, vamos! -exclamó Tyler como si lo hubiera insultado -No me hagas decir todas las razones por la que esto es mejor que eso

-Bien -accedió entre dientes - Es aceptable. 

El pecho de Tyler se infló como si fuera un globo dispuesto a flotar fuera del planeta y Merlina sintió unas enormes ganas de desinflarlo de la forma más dolorosa de preferencia que incluyera un cuchillo especialmente afilado.

-Entonces tenemos una cita -Tyler se puso de pie y tomó su propia taza de café -El festival de la cosecha, la pasaremos increíble. 

El chico se machó hasta la mesa de sus amigos y si la mirada de Merlina pudiera atravesarlo, estaría completamente empalado. 

Con suerte su plan de escape estaría listo para esa fecha y Tyler Galpin tendría la cita más corta de su existencia. 

Cuidado con lo que deseas #WylerWhere stories live. Discover now