Tyler IV

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Había pasado todo el día dando vueltas en Jericó. Pasó por su casa, su casa real, y encontró otra familia saliendo de ahí, entró a hurtadillas por el garaje y fue hasta la que debía ser su habitación pero que ahora parecía la de un niño de ocho años. Se acostó en la pequeña cama, reconfortado por el familiar silencio que envolvía el lugar.

Finalmente, algo normal en aquel caótico universo.

No sabía cuánto tiempo había estado ahí, pero al menos la sensación de tener un constante dolor de estómago había cesado. Cuando Enid le informó que Merlina había llegado, Tyler se dispuso a regresar a Nunca Más, sin embargo, un par de minutos después le avisó de su ida con Xavier

Las desagradables emociones parecieron volver a encontrar su lugar en el fondo de su estómago, pero aun así Tyler se dispuso a buscarla. Si alguien podía arrojar algo de luz en todo ese caos, era ella. Estaba seguro.

Caminó por las calles de Jericó, mirando su teléfono de tanto en tanto, extrañado por que su padre aun no lo reprendiera por saltarse todas sus clases con el típico discurso de "el gran esfuerzo que estoy haciendo para tenerte ahí".

Tyler dobló la esquina hacia el veleta y en aquel momento Merlina salió de la cafetería. Su sonrisa se amplió y la tensión se desvaneció de sus músculos.

- ¡Mer, al fin!

Merlina giró su rostro hacia él. Sin poder resistirse la abrazó, o mejor dicho, intentó abrazarla. En el momento en que sus brazos rodearon su pequeño cuerpo, Merlina tomó su antebrazo derecho, giró sobre sus tobillos y en un instante lo tenía de rodillas en el suelo con sus brazo dolorosamente doblado en su espalda.

- ¿Qué te pasa? - le dijo, molesto, mirando sobre su hombro.

La risilla aguda de Xavier le hizo arder de vergüenza.

- ¿Es él? -preguntó Merlina, con su tono desapasionado.

- Si.

- No se porque te da tanto problema. Necesitas practicar lo que te enseño el tío Lucas.

- Tal ves puedes ayudarme a recordar.

- ¡Oye! - pero su réplica murió cuando Merlina dobló más su brazo y un quejido de dolor salió de sus labios.

-No vuelvas a tocarme -advirtió Merlina, antes de darle un empujón con su pie y marcharse de ahí, dejándolo adolorido, avergonzado y profundamente confuso.

Estúpidamente los miró alejarse y como Xavier se volvió cada tanto con una sonrisa burlona en su rostro.

A su alrededor las personas observaban el espectáculo sin ningún disimulo, murmurando e incluso con sus teléfonos en mano.

Tyler se marchó lo mas rápido que pudo.

Atravesó el pueblo y caminó hacia el único sitio que conocía en aquel nuevo y retorcido universo. Tal ves todo aquello era una pesadilla, un efecto adverso de los medicamentos para la ansiedad o algún tipo de estrés postraumático que finalmente se estaba manifestando.

No lo sabia y no le importaba, lo único que quería era acabar con aquello lo más rápido posible y regresar a su nueva rutina en Nunca Más.

Tyler vislumbró lo que ahora era su casa y se preguntó, si todo aquello era un sueño, por qué había soñado con vivir en una mansión. Su familia nunca habia tenido mucho dinero, pero tampoco deseaba ese tipo de cosas, no era algo a lo que le diera importancia.

Solo habia una cosa que él habia deseado desde sus diez años...

Entró y la mujer mayor de aquella mañana, lo miró sorprendida.

- ¿Tyler? ¿Qué haces aquí?

- ¿Hay algún problema? - dijo, sin detenerse caminando hacia su cuarto.

- Tu madre esta por llegar, creí que ella te lo había dicho.

Los pasos de Tyler se detuvieron en el acto y su corazón pareció saltarse varios latidos antes de recordar lo que debía hacer.

- ¿Mi mamá? - preguntó con miedo de haber escuchado mal.

- Si, la señora Françoise lleva todo el mes preparando esta cena. Si algo sale mal...

Escucharon el ruido de un carro al estacionarse y luego el sonido de unos zapatos de tacón. Tyler se giró, con sus ojos abiertos de par en par, el corazón en su garganta y sus manos sudorosas.

La puerta se abrió y ahí la vio. Su cabello oscuro, sus pómulos altos y sus ojos traviesos pegados a la pantalla del teléfono móvil. Se miraba mayor a lo que él la recordaba y vestía mucho mas elegante que todos los pantalones vaqueros, blusa y zapatillas que su su padre aun guardaba en el armario.

Sin poder evitarlo dio un par de pasos hacia ella y un débil murmullo ininteligible salió de sus labios.

Françoise levantó su rostro y clavó sus ojos en su hijo.

Tyler la abrazó con fuerza, hundió su rostro en el cabello de ella e inhaló profundamente aquella esencia a cítricos que emanaba de ella.

Sin embargo, Françoise lo apartó y un mohín disgustado enturbiaba sus facciones.

- ¿Qué hiciste ahora, Tyler?

- ¿Qué? nada - se defendió y luego suavizo un poco su voz. - Te extrañaba, mamá.

Ella no pareció creerle y se movió para dejarlo a un lado.

- Mejor no quiero saberlo. Ya sabes que hoy es un día importante y no permitiré que lo estropees, Tyler. Sera mejor que regreses a la academia.

- No, - dijo, siguiéndola -regresaré mañana temprano a clases, pero creo que podría regresar a dormir a casa...

- Tyler, no.

Françoise se giró, sus labios tan apretados que lucían como una fina línea.

- Mamá, solo esta a quince minutos.

Tyler esbozó una media sonrisa que siempre habia funcionado para convencerla de cualquier cosa que quería. Pero, aquella Françoise parecía completamente inmune a todos sus intentos de manipulación. Cambió todo el peso de su cuerpo a un pie y cruzó sus brazos sobre su pecho.

- No permitiré que nos avergüences a tu padre y a mí, nuevamente. - dio un paso hacia él y Tyler vio estupefacto aquellos ojos castaños que los recordaba llenos de afecto, ahora manchados por un enojo injustificado. - haré una llamada y cuando salga, espero que te hayas marchado.

Cerró la puerta del despacho frente a su rostro y el corazón que latía desbocado en su pecho, tropezó y rodó por un suelo lleno de espinas.

- Tyler - dijo la anciana a su espalda, con una voz llena de lastima.

Tyler sintió como sus ojos se humedecían y salió de ahí antes de que el nudo en su garganta explotara. Corrió hacia el bosque, corrió hasta que no quedaba nadie cerca de él y dejó salir un alarido que le rasgo la garganta y terminó de romper su corazón.

Aquel habia sido el peor día de su vida.

Cuidado con lo que deseas #WylerWhere stories live. Discover now