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El árbol de navidad de la casa de los Ku estaba adornado como siempre, bambalinas rojas con dorado y muchos muñecos de Santa y Cascanueces pequeños tallados en madera con pintura ya desgastada. La tía Sara corrió junto con su amada sobrina a sentarse en la alfombra verde, a su lado su hermano, quien no perdió el tiempo y tomo la caja más grande que tenía su nombre, sus padres cruzados de brazos sonrieron al ver al menor de todos desgarrar el papel de regalo y reírse a carcajadas cuando noto el contenido.

— ¡Era lo que quería!— Grito, sus manos sacaron aquel aparato eléctrico con muchos juegos al final de la caja, a pesar de ser mayor de edad Cassi notaba la gran diferencia entre ella y su hermano, era el más consentido— ¡No puede ser papá muchas gracias!

—Te lo mereces cariño, el año próximo presentaras tus exámenes y estaré segura que entraras a una de las mejores universidades.

Cassi rodó los ojos y tomo la caja mediana, con tranquilidad bajo la mirada de todos desgarro el papel blanco haciendo una mueca al ver las letras de esta, "enciclopedia para médicos" su tía bufo negando mientras su hermano reía a carcajadas.

—Ya va siendo hora de que encarrilemos tu carrera, esas absurdas cosas que quieres no creo que puedas tenerlas Cassi, mejor estudia y postula para medicina, tu padre conoce a muchas personas que pueden ayudarte.

— ¡A Cassi le regalaron un libro para poder entender! Pobre hermana, si entramos a la misma universidad que no sepan que somos parientes.

— ¡Ya niño!— grito su tía, Cassi miraba el objeto en sus manos— que cosas tan crueles dices, y no entiendo porque le regalan algo así, deberían dejar que ella decida así sea una pasa que quiere hacer con su vida.

—Sara no discutas, tu decidiste tu vida muy tarde.

—Y soy feliz, no quiero que mi sobrina tenga esa cara tan amargada tuya— noto como su hermana abría la boca un tanto ofendida pero, no le importó y tomo otro regalo extendiéndoselo a su sobrina— es de Arthur, lo vio y dijo que te encantaría, ¿Cierto amor?

—Si— Cassi giro a Arthur quien por primera vez le sonrió, sus ojos pararon en el hermoso papel decorado con negro y muchas flores en dorado— anda, ábrelo, te gustara.

Sonrió y tomo el regalo abriéndolo poco a poco, su hermano estaba cerca para notar que no le dieran algo tan especial como a él, su tía no le regalaba muchas cosas alegando que sus padres siempre le daban más que a la misma Cassidy. Una caja rectangular algo desgastada y negra, con delineados hechos a mano y una hermosa V en medio se revelo, barnizada a los lados con un lindo broche con cerradura y una llave pequeña. Cassi tomo la llave y la introdujo escuchando como su tía la animaba, el cerrojo cedió y revelo algo que le encanto, una ceda verde cubría su cuerpo de madera perfectamente tallado y pintado, tenía botas negras y un hermoso uniforme militar con guerrera roja y falda del mismo color y, trazados dorados en la chaqueta. Sus ojos brillaron al encontrarse con su rostro, este brillaban como ninguno, ojos casi rasgados y delineados a la perfección, negros con destellos blancos, su boca no era común a los que veía en algunas tiendas pues este sonreía a boca cerrada, mejillas rosas y sin bigote, sus dedos rosaron desde su delicada mano enguantada hasta su cabello sobresaliente del sombrero.

—Es hermoso— susurro, encantada con aquel juguete.

—Solo es un muñeco viejo de la tienda de antigüedades, nada especial— comento su hermano con desdén.

—No es solo un muñeco, es único en su clase. Lo fabrico un escultor especial hace siglos, en los años de emperadores y reyes, lo hizo cuando fue prisionero y lo llevo hasta su muerte, cuentan que ha pasado de mano en mano buscando lo que le pertenece desde hace mucho, nadie sabe lo que es, pero los grandes reyes le temían pues según las leyendas este cascanueces fue tallado a la imagen y semejanza del hijo del escultor, quien tenía un amorío con una princesa y tiempo después, cuando creció el rey noto que no eran parecidos y lo asesino.— Arthur contó encogiéndose de hombros— también dicen que él se enamoró de una pueblerina que vivía en el bosque y la dejo al fallecer, jamás se reencontraron y su padre biológico sufrió su muerte y bajo las lágrimas y lamentos de su amante detallo en madera y manos desgastadas a su hijo, al que nunca conoció.

—Oh vaya— susurro—, ¿Por qué me das una pieza así?— pregunto, su hermano estaba absorto en el muñeco.

—Porque me recordó mucho a ti, cuídalo mucho y el hará lo mismo, sé que está en buenas manos.

— ¿O sea que esa cosa estuvo en manos de muchos reyes?— susurro su hermano llamando la atención— ¡Pues yo lo quiero!— tomo de las manos de su hermana al muñeco y lo observo escuchando el chillido de la mayor— no le veo nada de especial, es de madera y... ¿Creen que corte nueces?

— ¡Suéltalo!— grito su hermana siguiéndolo hasta la cocina con pasos detrás de ella— ¿Qué crees que haces?

— ¿Es un cascanueces, no? Es obvio que tiene que cortar nueces.

— ¡No, para el no hace eso!— se apresuró a tratar de quitárselo pero el chico jalo de el — ¡Devuélvelo es mío!

— ¿Por qué te dan cosas inservibles?— con rudeza estrello la nuez en el rostro del cascanueces escuchando los jadeos de su hermana, tía y tío— ¡Ah no hace nada!

— ¡Eres un idiota inconsciente!— grito Cassi sorprendiéndolo, lo arrebato de sus manos notando el rayón en su mejilla. 

 

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El Cascanueces©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora