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Cassidy sentía puntos fríos en su rostro, como pequeñas gotas adhiriéndose al él, primero en su nariz, luego en su frente, el lado izquierdo de su mejilla pero, lo más extraño de todo era que, el lado derecho de su rostro estaba completamente cálido y su almohada realmente era cómoda, suspiro estirándose pues ya debía haber amanecido aunque no escuchaba los gritos de su hermano y mucho menos podía oler a el café de su padre cuando este amaba hacerlo de manera tradicional y no en la cafetera. Sus ojos se abrieron notando algo completamente extraño y fuera de lugar, una cúpula completamente de cristal se hallaba encima de su cabeza, un agujero pequeño dejaba espacio para que copos de nieve se filtraran de manera delicada cayendo como pétalos de flores diminutas y frías, se sentó, su cuerpo quedo recto al notar en la cama circular donde estaba acostada, seda blanca satinada la envolvía y millones de almohadones estaban a su alrededor, detallo pilares altos grabados con bailarines alados, todo era de color azul cielo y blanco, pulcro y relajante, ¿Estaba en un sueño?

Escucho una dulce tonada, algo suave que se filtraba a través de la habitación luminosa, noto dos puertas de cristal enormemente gigantes que daban a un hermoso balcón descubierto y bañado en nieve blanca y pura, se detuvo al notar una figura alta de espalda ancha y cabellera negra, estaba de pie tocando aquella balada que la llamo. Un hombre, uno elegante quien tenía los ojos cerrados dejándose llevar, su barbilla estaba sobre aquel hermoso objeto musical, su brazo izquierdo lo sostenía mientras sus dedos tocaban la cuerda correcta, su mano derecha sostenía el arco desde la nuez pasando con elegancia y delicadeza sobre las cuerdas, un violín, ya recordaba el nombre.

— ¿Dónde estoy?— pregunto, la melodía se detuvo, aquel hermoso joven abrió sus ojos dejando salir un vaho —recuerdo estar en mi habitación y luego... ¿Es un sueño?

—Estas en el reino de cristal, entre las montañas norte, sur, este y oeste, en el centro de la ciudad de cristal— Cassi frunció el ceño, ¿Qué clase de sueño tenia? El joven la encaro, casi suelta un jadeo de la impresión al ver sus facciones varoniles, perfectas y delicadas. Sus ojos oscuros estaban en ella y los de ella en él, era tan perfecto—. Estas en mi reino, específicamente en mi habitación, soy el rey Taehyung— se inclinó llevando su mano derecha al pecho— un placer tenerte aquí, princesa cascanueces.

— ¿Qué?— río, sus mejillas enrojecieron cuando la miro de manera profunda mientras ella trataba de retener su risa— que... que sueño tan extraño, en serio. Un gusto conocerte hombre de mis sueños, Taehyung. Pero creo que debo despertar en cualquier momento.

—No estas soñando Lady Cascanueces, te traje a mi mundo, donde realmente perteneces, le pedí a Arthur que me llevara contigo para poder traerte...

—Alto— alzo su palma, luego frunció el ceño al verse. No había notado que tenía un vestido azul claro que era sujetado en sus hombros por lazos, sus manos portaban guantes blancos hasta el codo— yo... realmente debo estar sumida en un sueño extraño, ¿Y mi tío te trajo? Sí, eso tiene una respuesta lógica pues el realmente te trajo... espera ¿Qué dijiste? ¿Qué mi tío Arthur...?

—Le pedí a Arthur que me llevara contigo, pues te vi desde que eras adolescente en la tienda y rompí mi silencio al encontrarte— Taehyung se acercó, dejando que el instrumento musical desapareciera en escarcha—, te he esperado durante siglos para traerte a mi lado después de tanto, Lady cascanueces.

—No... yo debo estar delirando, o peor, no tomare más café antes de dormir— pellizco su brazo jadeando tiempo después, sintió una calidez cuando el hombre llamado Taehyung tomo este examinándolo con preocupación— no es nada, solo necesito despertar y no creer que...

— ¿Qué soy el cascanueces?— pregunto, con voz ronca a centímetros de Cassi—, lo soy mi Lady, no me estas soñando, mucho menos soy una ilusión, mírame fijamente y creerás lo que te digo.

Cassi completamente asustada se soltó negando, aquello no podía ser, era imposible. Entonces, recordó. Ella estaba en la cama a punto de dormir nuevamente cuando ese mismo hombre a centímetros estaba sentado en su silla, mirándola como ahora.

Huyo, Ku Cassidy huyo en cuanto Taehyung chasqueo los dedos y trajo de vuelta una apariencia conocida para ella, el Cascanueces. Los pasillos no eran tan largos y estaban alumbrados en las esquinas, unas escaleras de mármol se cruzaron en su camino y decidió bajarlas para huir. Sin embargo, chillo al ver a una cantidad enorme de personas vestidas de blanco y plumas, pelucas del mismo color altas y decoradas con joyas, mejillas rosadas y vestidos de época. Todas las miradas estaban en ella, su vista viajo al centro del salón, una fuente dorada tenía un reloj marcando la hora y noto que estaba detenido a las doce en punto.

—Lady Cascanueces— se estremeció, su mirada choco con la oscura del joven en la cima de la escalera, noto como aquellas personas se inclinaban haciéndole una reverencia de respeto, ahora si lo reconocía, era ese mismo hombre quien vio sentado en su habitación antes de desmayarse por la impresión, tenía el mismo traje de cascanueces— no debe temerme, fui a rescatarla y traerla a su hogar.

Sin prestarle atención tomo entre sus puños el vestido largo y termino de bajar las escaleras, grito en cuanto vio a dos enormes roedores detener su paso a las puertas de salida, pues dos lanzas de punta filosa hicieron una cruz de cada lado. Sus ojos se expandieron al notar como estas vestían de guardia y su mirada estaba fija al frente.

—Déjenme salir, esto es un sueño Cassidy, despertaras y todo volverá a la normalidad... todo volverá a la normalidad... estas soñando— murmuro apretando los ojos, sintió un escalofrió al sentir una respiración en su cabeza.

—No es un sueño, Lady Cascanueces, la he traído donde pertenece, a mi mundo, el suyo, porque usted es mía. 

 

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El Cascanueces©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora