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Cassidy estaba en la torre más alta de la ciudad de Cristal, Taehyung la había llevado con el propósito de hacerle entender que ella no estaba en un sueño. Sus ojos estaban muy abiertos notando el extenso terreno lleno de casas, calles y carruajes en miniatura; todo este paisaje estaba adornado por la gran cantidad de nieve que posaba sobre sus tejados.

—No... no puede ser.

—Le dije dónde estábamos, Lady Cascanueces— contesto el joven, sus brazos estaban extendidos y cruzados detrás de su espalda sin quitar la mirada de la joven chica— ¿Puede creerme ahora?

— ¿Por qué me trajiste aquí?

—Porque usted pertenece aquí Lady, todo mi reino, incluso yo, la hemos estado esperando. Los invitados al baile de esta noche están muy alegres e impacientes por verla.

— ¿Invitados? ¿Baile? No sé lo que dices, Taehyung, por favor regrésame mi hogar. — Dio la vuelta encarándolo, sus ojos estaban algo cristalizados y las mejillas estaban rojas gracias a las bajas temperaturas— debo volver o estarán muy preocupados.

El joven cascanueces dio un paso al frente, Cassi juro ver un destello escarlata a través de sus ojos, algo de milisegundos, pero estaba ahí.

—Es tu bienvenida al reino, mi Lady. Seria grosero no recibir a los invitados que te han estado esperando, estaban muy alegres al saber de tu regreso, ¿No te alegra eso?— pregunto con cautela—preséntate al baile y prometo llevarte de vuelta a casa.

Cassidy lo pensó, su vista bajando hacia sus manos enguantadas, ella quería creer que aquello no era más que un sueño de fantasía, como sus libros e ilustraciones, pero era real; tan real que el castillo donde vivía el rey estaba lleno de roedores de dos metros y estos, eran guardias que lo custodiaban, aquellas personas vestidas y peinadas de blanco y plumas eras súbditos del mismo y, él era rey de toda esa ciudad. Si llegase a contarlo en su mundo seguro la tirarían de loca, más que toda su familia, aunque en cuanto saliera de ahí hablaría seriamente con Arthur y le entregaría al cascanueces.

— ¿De verdad eres el?— susurro notando como Taehyung inclinaba su cabeza para escucharla—, ¿Eres el Cascanueces?

—Si— asintió, su brazo se extendió para que ella lo encajara y crear un agarre para bajar de la torre hacia la calidez del castillo— mi historia te la contare, solo si prometes quedarte esta noche buena.

—Pero ya es navidad, lo recuerdo.

Taehyung sonrió con labios sellados, — no, en mi mundo pueden pasar días y años, pero no corre igual a la realidad de afuera. Aquí aun no es noche buena, eso será más tarde, por eso te invito a este baile Lady Cascanueces. — La miro, ambos estaban delante de la habitación del rey—quédate esta noche mientras el reloj corre, mientras las manijas bailan a través del circulo y los números, olvidaras todo, pero sabrás de mí.

Cassi no entendió, su mirada estaba perdida en los ojos brillantes de aquel Cascanueces delante de ella. Un suspiro salió alejándose un poco, no podía maravillarse con un muñeco.

—Está bien, me quedare, pero debes llevarme apenas sean las doce de vuelta a mi hogar.

—Lo prometo.

...

Taehyung caminaba recto por el gran salón supervisando, sus ojos iban de derecha a izquierda sin detenerse, todos sus sirvientes colocaban cada cosa en su lugar; desde grandes jarrones con flores, hasta candelabros brillantes sobre sus cabezas, bandejas llenas de copas y aperitivos. Se detuvo, justo donde quería llegar, aquella fuente que solo poseía un reloj detenido a través de muchos siglos por el mismo, por su magia.

— ¿Está seguro de esto majestad? — pregunto un joven de cabellos blancos y rizados, su estatura era más baja y sus ojos eran celestes. — ¿Cree que ella pueda quedarse?

—Estoy seguro desde que la vi por primera vez, no me he equivocado en siglos, tampoco es que quiera pasar el resto de mi inmortalidad colgando en una repisa— respondió, aquel reloj chispeo— comenzara a girar en cuanto el baile empiece, lleva sirvientas a su habitación y escójanle un vestido elegante, digno de una futura reina, yo me encargare de lo demás.

— ¿Qué pasara cuando se entere majestad?— susurro, Taehyung seguía sumergido observando aquel aparato de tiempo— ella podría asustarse y salir.

—No conoce la salida, recuerda que la traje inconsciente.

—Aun así...

—Entiendo tu miedo, puedo sentirlo en el aire— lo encaro, el chico retrocedió un poco al notar los ojos escarlata de su rey— recuerda que me alimento de eso, quiero que estén tranquilos y no dejen que ningún hada entre al castillo, odio a esas cosas con alas y su retención de dejarme aquí.

—Dejare a alguien supervisando su majestad. Ninguna entrara, mantendremos todo tranquilo.

—Si deseo volver a lo que era antes—apretó la mandíbula notando como el reloj comenzaba a brillar—debemos mantenerla aquí y hacerla reina. 

 

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El Cascanueces©Where stories live. Discover now