VIII. ¿WHAT?

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ME ENCONTRABA CAMINANDO JUNTO A LOS CHICOS ENTRE LOS BOSQUES EN LA ORILLA DE NUEVA JERSEY.

Agradecí a mi padre y todo aquel dios que se encontrará escuchándome por salir del campamento mestizo cada verano, sirvió para aprender a guiarme aún más en las calles.

El resplandor de Nueva York teñía de amarillo el cielo a nuestras espaldas y me sentía agradecida por eso, de cierta forma me hacía sentir protegida por mi padre.

Podía sentir a Grover temblar, con miedo en sus enormes ojos de cabra.

—Tres Benévolas— Dijo con inquietud —. Y las tres de golpe.

—¿Estás bien, Grover?— Pregunté mirándolo, parecía que mis anteriores miradas de reojo no habían funcionado para que parara.

—¡Claro que no lo estoy!— Grito de repente, di un salto por el susto que me llevo y lo mire con mis ojos entrecerrados.

—¡Vamos! Cuanto más lejos lleguemos, mejor— Oí a Annabeth mientras arrastraba de nosotros y lo agradecía, estaba segura que si debía caminar por mi cuenta, caminaría lentamente.

—Nuestro dinero estaba allí adentro— Nos recordó Percy —. Y la comida y la ropa. Todo.

—Bueno, a lo mejor si no hubieras decidido participar en la pelea...

—¿Qué querías que hiciera? ¿Dejar que los mataran?— Pregunto Percy con obviedad.

—No tienes que protegerme, Percy. Me las habría apañado.

—En rebanadas como el pan de sándwich— Intervino Grover.

—Cierra el hocico niño cabra— Grupo Annabeth.

—¡Ya basta! No hay minuto en el que no estén peleando, son insoportables— Les grite a ambos, los dos me miraron como cachorros y suspire cruzando mis brazos —. Lo del dinero lo solucionaremos, Percy. No tenemos que preocuparnos— Pase la mirada a la rubia que consideraba como mi amiga y fiel compañera —. No lo culpes por querer ayudarnos, Annabeth. No tiene la culpa de que nos atacarán.

—Bien— Murmuró Annabeth irritada, poniendo sus ojos en blanco —. Lo lamento, Percy.

—Yo también— Suspiro el chico y yo sonreí por haber logrado eso.

—Latitas...— Todos miramos a Grover al oír su lamento —. He perdido mi bolsa llena de estupendas latitas para masticar.

—No te preocupes, Grover— Coloque mi mano en su hombro con una sonrisa apenada —. Conseguiremos más, lo prometo.

Atravesamos un terreno fogoso y solo podía pensar en lo sucios que quedarían mis zapatillas.

Vi a Annabeth acercarse a Percy y supuse que se disculparía correctamente, siempre lo hacía cuando se equivocaba.

—¡No!— Me lamente logrando que todas las miradas del grupo se dirigieran a mí —. Chicos, perdí mis converse.

—¿Es en serio?— Pregunto Percy con su ceño fruncido y me sentí ofendida por un momento.

—Para que lo sepas, Jackson— Lo señale con mi dedo, intentando hacer más énfasis —. Eran muy importantes, ¿sabés lo feo que es perder tus zapatillas favoritas?

LOVER - PERCY JACKSON Where stories live. Discover now