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- Ahora que tenemos el apartamento, supongo que ya no querrás pasar la noche en casa de mi padre, ¿no?

Intento olvidar la cara nueva de TaeHyung.

- Supones bien. -Sonrío-. A menos que Elizabeth nos lo pida. Sabes que no puedo decirle que no.

Estoy nervioso por tener que ver a Ken después de lo que JungKook me contó anoche. Estoy intentando apartarlo de mi mente, pero es mucho más difícil de lo que creía.

- Ah, casi se me olvida -dice encendiendo la radio.

Lo miro y, con el dedo, me hace un gesto para que espere.

- He decidido darle otra oportunidad a The Fray -me informa.

- ¿De veras? Y ¿cuándo ha sido eso?

- Después de nuestra cita en el arroyo, aunque no abrí el CD hasta la semana pasada -confiesa.

- Aquello no fue una cita -me burlo, y se parte de la risa.

- Me dejaste que te follara con los dedos. Para mí, eso es una cita.

Me coge la mano cuando intento pegarle un manotazo y me la besa. Sonrío y entrelazo los dedos con los suyos, largos y finos. Me inundan los recuerdos: yo tumbado sobre la camiseta mojada mientras JungKook me regalaba mi primer orgasmo.
Él sonríe.

- Estuvo bien, ¿verdad? -presume, y me echo a reír.

- En fin, cuéntame qué opinas ahora de The Fray.

- Bueno, no están tan mal. Se me ha pegado una canción.

Me muero de curiosidad.

- ¿De verdad?

- Sí... -admite, y mira un instante la carretera antes de poner el CD.

La música inunda el interior del vehículo y sonrío.

- Se titula Never Say Never -dice JungKook, como si me estuviera contando algo que no supiera, cuando es una de mis favoritas.

Escuchamos la letra en silencio y no puedo evitar que se me dibuje una enorme sonrisa en la cara. Sé que le da un poco de vergüenza escuchar una canción como ésta conmigo, así que me callo y no digo nada. Me limito a disfrutar de este momento tan tierno.

JungKook se pasa el resto del trayecto poniéndome una canción tras otra del disco y diciéndome qué opina de cada una. Es un gesto pequeño, pero para mí es un mundo. Me encantan estos momentos en los que me muestra una nueva faceta de sí mismo. Ésta va a ser una de mis preferidas.

Cuando llegamos a la casa de su padre, toda la calle está llena de coches. Al salir, el viento frío me hiela los huesos y me estremezco. El traje tampoco es que deje poco a la imaginación. JungKook se quita la chaqueta y me la echa por los hombros. Abriga más de lo que parece, y huele a él, mi perfume favorito.

- Pero quién se iba a imaginar que podías ser todo un caballero -lo chincho.

- No hagas que te meta en el coche y te eche un polvo aquí mismo -me dice, y ahogo un grito de falsa indignación que le resulta de lo más divertido-. ¿Te cabe mi móvil en esa... esa especie de bolso?

- Es una cartera de mano, y la respuesta es sí. -Sonrío al tiempo que extiendo la mano en su dirección.

Me entrega su móvil y lo meto en la pequeña cartera. El fondo de pantalla ya no es gris, lo ha cambiado por la foto que me ha hecho mientras hablaba con él en el apartamento. Tengo los labios entreabiertos y los ojos llenos de vida; las mejillas sonrosadas y la piel resplandeciente. Es muy raro verme así, pero ése es el efecto que tiene JungKook en mí: con él me siento vivo.

KOOKGI : DESPUÉSWhere stories live. Discover now