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-Sarah

 Ayer quedé con Sarah. Ella no sabe a dónde vamos.

Me volvió loco preguntándome y yo me divertí viéndola con la duda, pero hoy se le van a ir las dudas de a dónde vamos a ir. Me levanto de la cama y me preparo para ir a buscarla.

De repente sonó mi móvil y está claro quién era, ¿no?

— Buenos días ¿Lista para un día conmigo?

— Por supuesto, a ver si te enteras de que yo ya nací lista para todo —bromeó ella.

— Claro que sí, además se nota a primera vista.

— Bueno, ¿me vas a decir ya a dónde vamos a ir? —preguntó.

Cojo las llaves del coche, cierro la puerta de mi casa, bajo por el ascensor y me monto en el coche mientras ella sigue hablando, pero la interrumpo.

— Tienes que tener paciencia. Lo sabrás cuando lleguemos al lugar.

— ¿Vienes ya?

— Sí, acabo de salir de casa con el coche.

— Vale, voy a prepararme, cuando llegues me avisas —se le escucha felizmente.

— Hasta ahora, princesa.

Cuelgo y veo que me llega un mensaje.

¿De quién será?, me pregunto, pero no miro el móvil.

Cuando hago una rotonda, paro un momento en la floristería de ayer porque he pensado en una cosa que creo que le va a gustar a Sarah.

Cuando salgo de la floristería, voy directo a por Sarah. Seguramente ya esté lista, pienso.

Una vez ya en el edificio del hotel, en vez de llamarla, prefiero subir a la habitación.

Una vez al otro lado de la puerta, toco con unos golpes muy suaves. Enseguida escucho la voz de Sarah.

— ¡VOY!

Escucho pasos tranquilos hacia la puerta y ella la abre. Cuando me ve, estoy plantado con un ramo de tulipanes en medio de la cara, se sorprende.

— ¿James? —suena entre confusa y sorprendida.

— ¿Quién más va a ser?—le digo mientras estiro mi el ramo hacia ella y en ella vuelven a aparecer sus hoyuelos. —Para ti, ¿Te gustan?

— Me encantan, no hacía falta. Muchas gracias —me dice mientras se abalanza hacia mí para darme un abrazo.

— Pensé que podrías estar un poco triste con todo lo que ha pasado estos días y, como me dijiste que eran tus favoritas, he pensado en regalarte un ramo. Claramente, como amigo, no te preocupes. Espero que no te moleste —le digo mientras me aparto de ella.

No me di cuenta de cómo estaba vestida; Llevaba una camiseta de tirantes blanca con rayas negras que mostraba su bonito tatuaje.

También llevaba unos shorts vaqueros con muchos botones y, sobre la camiseta, una camisa blanca abierta.

Completando el look, llevaba un bolso blanco con una cadena dorada y su pelo pelirrojo recogido en dos trenzas un poco descuidadas, y claro, el collar que le regalé, que fue lo que más llamó mi atención.

— Pues claro que no me molesta —siguió ella.

— ¿Nos vamos ya, princesa? —le pregunté con una sonrisa.

— Sí, pero espera un momento —dice mientras entra de nuevo hacia su habitación.

Cuando vuelve, tiene algo en las manos: es mi chaqueta que le presté hace ya cuatro semanas.

Los Secretos Del Pasado. (COMPLETA✔️) (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora