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-Sarah.

La profesora rondaba alrededor mío mientras le daba patadas y puñetazos al saco de entrenamiento. Me siento mejor al darle puñetazos a este saco porque alivio la furia que siento dentro de mí por lo de ayer.

James me pide perdón, aparece mi padre biológico, el cual descubrí hace un año indagando en documentos que estaba muerto, y ahora resulta que está vivo y que él nunca me abandonó.

- ¿Pero se puede saber por qué este universo me odia? -digo en voz baja mientras me quito los guantes cuando sonó el timbre para ir a casa.

- Pues yo creo que no te odia cuando me tienes aquí -escuché decir a Nikko.

Él, Maggie, Hanna y Manuel han sido mi mayor apoyo estos días.

- ¿Quieres ir a un sitio conmigo? -le digo mientras salimos de la universidad.

Él asiente y me sigue con su coche hacia allí. Luego de un rato ya estamos en una montaña donde solía ir cuando James y yo lo dejamos.

- Me gusta este lugar. Es muy bonito -me dijo mientras nos sentamos en una roca a contemplar el paisaje.

- Es muy bonito. Fíjate en esas montañas de allí, parece que dibujan una mano agarrando otra mano -le digo mientras me junto a él y señalo delante de su cara para que lo vea.

Él me mira nervioso cuando me aparto y nos quedamos mirando durante unos segundos.

- Sarah -susurra él.

- Sí -le respondo esperando una respuesta.

Se queda mirándome durante unos segundos más y después me besa. Yo casi al instante me aparte diciendo...

- ¿Qué haces Nikko?

- Lo siento, pensaba...

- Pues lo que pensabas no era cierto -le dije mientras me levantaba y me iba hacia mi coche.

- Sarah, en serio lo siento -dice él mientras yo me subía al coche.

Puse el coche en marcha y me fui de allí. Mientras conducía hacia casa marqué el número de Maggie y Hanna, haciendo una videollamada grupal.

- ¡Hola, ¿Qué tal chicas? -pregunta Maggie con una sonrisa.

- ¿Pasa algo Sarah? -pregunta Hanna.

- Nikko me ha besado -les dije sin pensarlo mucho.

- ¡¿Qué?! -dijeron las dos a la vez.

- ¿Qué le has dicho? -me preguntó Maggie.

- Me ha dicho que pensaba que le gustaba. Le he dicho que no era así y me he ido -le respondo mientras hago una rotonda.

- Qué directa -me responde Hanna.

- Nos podemos ver chicas -pregunto yo mientras aparco en frente de una tienda.

- Claro, ¿dónde estás? -pregunta Maggie.

- En la cafetería cerca de la tienda de música -respondo yo fingiendo una sonrisa.

- Vale, voy para allá -responde Hanna.

- Lo mismo digo -dice Maggie antes de colgar.

Vuelvo a arrancar el coche y esta vez aparco en frente del parque. Me bajo y cojo sitio, y entonces veo que sentado está el mismo hombre que estaba en mi puerta ayer.

Me acerqué a él por pleno impulso y le pregunté si me podía sentar, él dijo que sí.

- Me alegra verte, Sarah. Quiero contarte todo -me dijo con voz firme.

- Vale, te escucho -le dije antes de que se me llenaran los ojos de lágrimas.

- Quiero que sepas que te he estado buscando por todos lados desde que te perdí en aquel secuestro -dijo él casi llorando. -Yo no te abandoné, te secuestraron. Por lo que sé, esa gente que llamas padres son de acogida porque tu madre murió en el mismo secuestro en el que te perdí a ti.

- ¿Cómo? -le respondí confusa.

- Os secuestraron a ti y a tu madre. Hice todo lo que pude por recuperaros, pero cuando iba a entregar el dinero que pidieron, mataron a tu madre y te perdí a ti. Eres la única familia que tengo. Todo el mundo ha muerto. Te he echado mucho de menos, hija mía.

Me quedé unos instantes pensando y pensando, y al mirarlo no pude ver en él el amor que tanto anhelaba de un padre. No pude evitar echarme a llorar y pensar. Él es mi padre. Me mintieron otra vez mi madre y Federico.

Sentí el cariño que le puso a las palabras: "te he echado de menos, hija mía".

- ¿Puedo... abrazarte? -le pregunté tímidamente mientras me levantaba.

- Claro que sí, hija -dijo él mientras se levantaba después de mí.

Entonces le abracé. Sentí como el sentimiento que había muerto aquel día con Federico reaparecía con mi padre real.

Cuando nos separamos, vi a Maggie y Hanna detrás de él, el hombre al que había abrazado sin saber su nombre siquiera.

- Entonces, en todo lo que pone en la ficha de adopción es mentira -le dije mientras él me ofrecía un pañuelo para secarme las lágrimas.

- Lo único que es verdad es tu nombre. Te llamas igual que tu madre. Por cierto, yo soy Rubén Smit.

- Un gusto en conocerte, papá.

A él se le llenaron los ojos de lágrimas al escucharme decir "papá".

- Vamos a ir conociéndonos poco a poco, pero me gustaría llamarte papá, porque es lo que eres, mi padre -le dije mientras él cogía mis manos.

- Vale, Sarah Smit.

Me sequé las lágrimas y vi que las chicas estaban esperando a que hablara, así que lo hice.

- Papá, ellas son Maggie y Hanna, mis mejores amigas -le dije mientras se daba la vuelta y las miraba.

- Mucho gusto, chicas. Yo soy el padre de Sarah.

- Un gusto, señor -dijeron las dos a la vez.

***

Al día siguiente, recibí un mensaje de Nikko, y entonces decidí aceptar la petición de quedar para hablar. Me vestí, me despedí de Hanna, que estaba con Radien en el salón, y me fui.

Cuando llegué, Nikko estaba sentado en una mesa, me dirigí hacia él, me senté, y él comenzó a hablar.

- Mira, Sarah, lo siento mucho. No debería haberte besado. Sé que todavía sientes algo por James, y no quiero confundirte más de lo que ya lo estás. Fue un impulso tonto; confundí nuestra amistad con el amor, y ahora sé que yo te quiero, pero como una amiga.

- Vale, no pasa nada. -le respondí tan tranquila.

Y es verdad, no quiero arruinar nuestra amistad por un beso que no significó absolutamente nada. Al parecer, ahora me van mucho mejor las cosas. Tengo a mis amigos, he encontrado a mi padre, ya he hablado con mis padres falsos, pero queda algo que puede que me haga explotar en cualquier momento.

Después de estar hablando muchísimo tiempo, decidí irme a casa. Ya era hora de volver; era de noche y me fui por la mañana.

Pero por el camino hacia casa, Maggie me llamó pidiéndome que fuera a casa de James por una cosa suya. Accedí, y al llegar a su casa, comenzó a llover. Como tenía las llaves de hace un año y Maggie me había dicho que James no estaba, entré sin preocupación alguna.

Pero escuché unas voces que venían del salón cuando cerré la puerta.

- Yo te quiero, James. -escuché decir a una mujer.

La mujer me vio y besó a James. Se me cayeron las llaves al suelo, haciendo que James se girara a verme.

Los Secretos Del Pasado. (COMPLETA✔️) (En revisión)Where stories live. Discover now