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-Sarah.

3 de diciembre.

Querido Diario:

Hace dos meses y medio, James y yo nos reconciliamos, y ahora vivo con él y con los chicos como antes. Hanna se quedó en mi piso por mi petición, aunque me lo puso difícil; no quería que se lo regalara.

Hace unas dos semanas, James está muy sospechoso, como si estuviera planeando algo. Me pregunto qué será...

***

-Sarah, -me llama Maggie desde el otro lado de la puerta.

-Pasa, Magg, -le digo, y ella enseguida abre la puerta y se sienta a mi lado.

-¿Qué hacías? -me pregunta al ver mi diario.

-Escribir, supongo, -respondo acomodándome el mechón del pelo en la oreja.

James ha salido temprano esta mañana y me ha dicho que le había llamado su madre y que tenía que ir.

-¿Querías algo, Magg? -le pregunto mientras me levanto y saco una ropa limpia del armario.

-Mhmm, pues que Manuel y yo nos vamos hoy y mañana todo el día a un hotel, unas mini vacaciones, -dice ella mientras entro y salgo del baño sin parar preparándolo para ducharme.

-Pues pasadlo bien y a la vuelta me cuentas. Ahora me tengo que duchar, hablamos antes de irte, ¿vale, Magg? -le digo con voz ronca.

-Vale, Sarah. Nos vemos ahora, -dice ella mientras abría la puerta y salía cerrándola tras ella.

***

En la calle del piso, los chicos se despidieron de nosotros dos, y después James y yo vimos cómo el coche se marchaba.

—Bueno.., tengo que llevarte a un sitio —me dijo James mientras tiraba de mi muñeca y me dirigía al coche.

No me dejó ni decir una palabra cuando ya estábamos en la carretera; él no paraba de dar pequeños golpecitos con los dedos al volante del coche.

—¿Te preocupa algo, cielo? —le pregunté al verlo así de inquieto.

—A mí, que va que me va a preocupar —dijo él con voz nerviosa.

—Me estás mintiendo.

—No te estoy mintiendo, princesa, no me preocupa nada —volvió a mentir.

—Si tú lo dices —él me miró y se volvió a concentrar en la carretera.

—Mañana tenemos la comida con mi padre y mis hermanos, ¿recuerdas? —le recordé a James al ver el silencio que había en el coche.

—Ah, sí, ya lo sabía —volvió a mentir.

Me quedé mirando su expresión de no saber de lo que estaba hablando y rompí a reír; él me miró varias veces antes de reírse conmigo.

—Se te ha olvidado, ¿verdad? —le dije todavía riéndome.

—Pues sí —respondió él, calmó su risa y dejó una leve sonrisa en su boca.

Después de aquello, James aparcó al lado de una montaña, nos bajamos del coche y me paró antes de que siguiera andando.

—Tienes que ponerte esto —me dijo con una sonrisa en los labios.

—Otra vez —me quejé mientras él me la ponía.

—Vale, ahora ten cuidado y no te caigas.

—Me estás dando miedo, ¿qué pasa?

Mientras andaba sin saber el rumbo, escuché su risa nerviosa un par de veces hasta que me dijo por fin que me quitara la venda de los ojos.

Me quedé muy sorprendida al ver flores en el suelo y me puse nerviosa.

—Princesa —me llamó con un tono dulce.

La montaña tenía vistas a más montañas que había debajo, el suelo estaba lleno de pétalos de rosa blancos y el espacio era bastante grande.

Me giré lentamente para verlo y noté el nerviosismo en sus manos.

—No sé cómo decirte esto... —empezó diciendo.

—¿El qué, cielo? —le pregunté poniéndome más nerviosa.

—Yo antes era solo un corazón muerto que revivió por ti —dio un breve suspiro, me cogió de las manos y siguió—. Y después de saber lo que es estar contigo, me he dado cuenta de que quiero pasar el resto de mi vida contigo; eres la única persona que logra volverme loco de amor y aun llevando tiempo contigo, hay noches que me despierto solo para ver si sigues a mi lado porque parece un sueño...

—James —susurré poniendo mis manos en su cara.

—Por eso —dijo mientras sacaba algo de su bolsillo y se arrodillaba. — ¿Quieres casarte conmigo, princesa?

En ese momento, lágrimas rodaron por mis mejillas, y mientras me tapaba la boca con las manos, él me preguntó:

—¿Qué me dices?

—Sí, quiero pasar el resto de mi vida contigo, cielo —respondí entre lágrimas.

Él se levantó, nos abrazamos, después me dio un beso en la frente, luego en la punta de la nariz y después en los labios. Nos separamos, me puso el anillo, y nos volvimos a abrazar.

Mientras tenía mis manos en sus hombros y él las suyas en mis caderas, le dije:

—Dibujaste mi corazón con tus manos y lo hiciste creer de nuevo en el amor.

—Te amo, princesa —me dijo y luego me dio un beso en los labios.

***

A la mañana siguiente, James empezó a llamarme, y cuando me di cuenta, me estaba haciendo cosquillas para que me despertara.

-Para, -dije mientras me reía sin parar. -James, ya estoy despierta, -volví a decir como pude mientras me reía.

-Me lo prometes, -me dijo él, parando al ver que estaba sentada en la cama, y me robó un beso.

-Te lo prometo, -le dije y le devolví el beso.

James decidió irse a preparar la comida, y yo me vestí adecuadamente para la ocasión. Salí del baño y fui a la mesita de noche donde tenía mis joyas. Me puse pendientes, pulseras, y mis labios se curvaron en una sonrisa al ver el anillo de compromiso. Me lo puse, y cuando salí, James tenía casi todo listo.

-¿Desde cuándo sabes cocinar? -le pregunté sorprendida, acercándome a él.

-Pues digamos que tuve una magnífica profesora, -me dijo con una sonrisa mientras me rodeaba con sus cálidos brazos.

En ese momento, escuché cómo llamaban a la puerta y fui a abrir. Allí se encontraban mi padre y mis hermanos con Hanna.

Los Secretos Del Pasado. (COMPLETA✔️) (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora