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-Sarah.

Alguien tocó la puerta de mi habitación y, sin que yo respondiera a los insistentes golpes, la puerta se abrió de par en par.

- Sarah, vamos, tienes que preparar las cosas para volver a Greenfield.

Me giré, y Hanna me dedicó una pequeña sonrisa; a su lado estaba Ann abriendo las ventanas de par en par.

Cogí el cojín más cercano y me tapé la cara casi al instante.

- ¡Dejadme dormir en paz, ¿vale?! -les dije antes de que Ann se fuera y nos dejara a Hanna y a mí solas.

Me quité el cojín de la cara con un suspiro y me senté en la cama.

- ¿Me vas a contar ya lo que pasó el día en que te envié la foto con Radien? ¿Por qué volviste mojada de tu misterioso viaje?

Ah sí, se me olvidaba que aquel día, cuando llegué a mi casa empapada, Hanna estaba con Radien viendo una película en el sofá, mientras que Ann y mis hermanos estaban preparando la cena.

No le conté a nadie lo que pasó y no porque aquel chico hubiera aparecido en mi vida, no seguí sintiéndome una completa imbécil. Ya no sé si realmente me había quedado tanto tiempo sumergida porque quería o porque se me olvidó que estaba bajo el mar mientras me hundía.

Pero he de decir que después de ese día me lo volví a encontrar y me dio su número de teléfono, me ha estado hablando todos los días y me cae bien.

- ¿Por qué sonríes, Sarah? ¿Hay algo que quieras contarme?

Por alguna razón, no me había acordado de que Hanna estaba en mi habitación.

- Por nada, -le respondí mientras mi sonrisa se esfumaba.

- Venga ya, Sarah, me preocupas. Dímelo en serio.

- Vale, te lo diré si me ayudas a hacer la maleta, -protesté lanzándole un cojín en la cara.

- Vale, te escucho, -dijo mientras empezábamos a meter cosas en la maleta.

- Ese día abrí la caja de recuerdos con James, y mientras sacaba las cosas, no pude sentirme mal al leer una dedicatoria. Se me fue la cabeza al ver una publicación suya, así que sin pensar, salí con mi coche.

- Sarah, ¿por qué no me llamaste? -me preguntó.

Yo ignoré su pregunta y seguí hablando:

- Sin ninguna explicación, llegué a una playa retirada de gente. Algo se apoderó de mí, y me metí en el agua. Me sumergí no sé por cuánto tiempo, pero solo podía pensar, ya sabes, lo de mis padres, lo de James, lo de mi padrastro y lo de Iván y Abbie. Mientras me dejaba hundir, no me di cuenta de que no tenía aire en mis pulmones, y alguien me salvó de morir ahogada, -le expliqué tan seguido que ni cogí aire.

- ¡Sarah, pero podrías haber...

- Soy consciente de ello, Hanna, pero Nikko me salvó. No hay de qué preocuparse, -la interrumpí, y ella le dibujó una sonrisa malvada en sus labios.

- ¿Quién es Nikko, eh, Sarah?

- Me salvó, y resulta que me lo encontré el otro día, y pues hemos estado hablando por chat desde entonces, -le dije mientras cerraba la maleta despreocupada por su reacción.

- Nikko, ¿eh? -insinuó ella.

- Ya estás como Maggie, -dije mientras un escalofrío recorría mi cuerpo.

Mi mente viajó al momento en el que Maggie insinuó que tenía algo con James, y como no, mis ojos se llenaron de lágrimas al instante.

- ¿Sarah, estás bien? -me preguntó Hanna preocupada.

- Sí, solo me recordó a algo. Me voy a la ducha. Quédate aquí o espérame abajo con Radien, -le dije mientras me secaba las lágrimas y me dirigía al baño.

***

Después de una larga ducha, cogí mis cosas y casi se me olvidaron mis diarios. Los cogí y los metí en mi bolso. Resulta que empecé a escribir después de una semana de dejarlo con James y tenía tres diarios.

Bajé las escaleras y los chicos me esperaban. Fuimos al coche, y dejé que Radien y Hanna se sentaran juntos, ya que yo iba a conducir hasta el aeropuerto. Cuando estaba saliendo del garaje e hice la rotonda, me frené en seco cuando vi a Nikko con maletas también.

-Vuelvo enseguida, -les dije a mis hermanos y a Hanna mientras me desabrochaba el cinturón.

Crucé la calle sin mirar a los lados y fui hacia él.

-¿Tú también te vas, chico de surf?

Él se giró a verme y me sonrió.

-Sí, a un pueblo, -me dijo mientras dejaba una maleta a mi lado.

-¿Y a qué pueblo, si se puede saber?

-Se llama Greenfield, -me dijo él confuso.

Sonreí al instante. Iba a vivir en el mismo pueblo que yo.

-Qué casualidad, -le respondí mientras ponía mis manos detrás de mi espalda.

-¿Casualidad por qué?

-Yo también voy a Greenfield, de hecho estuve viviendo allí el año pasado y compré un piso allí.

-Eso significa que nos vamos a seguir viendo, chica sin nombre, -me dijo mientras se acercaba más a mí.

-Eso creo, si no estoy muy ocupada en Criminología.

-¿Estudias Criminología? -me preguntó él sorprendido.

-También soy policía. No he ejercido todavía porque voy a las dos cosas a la vez.

-Eso explica tu fuerza para dar codazos, -me dijo, haciendo que recordara aquel día en la cafetería cuando quedamos para tomar algo.

Radien hizo sonar la bocina de mi coche, así que me apresuré a decirle a Nikko que...

-Bueno, me tengo que ir, me reclaman, -le dije señalando el coche.

-Pues nos vemos en Greenfield, chica sin nombre.

-Nos vemos, -le respondí mientras me daba la vuelta e iba al coche.

Me senté de un golpe en mi asiento y me acomodé el pelo con un breve suspiro.

-¿Quién era ese, hermanita? -preguntó Radien mientras sonreía.

-Y a ti, ¿qué te importa, idiota? -le respondí de malas maneras.

Él me dedicó una sonrisa falsa, mientras Ann y West se limitaban a mirarme. Después de un largo viaje en coche, llegamos al aeropuerto. Hanna se sentó con Radien, West con Ann, y yo sola. Mejor así, tenía tiempo de pensar en mí.

***

Me bajé del avión aturdida, cogí mis maletas y demás, cuando de fondo vi a Maggie con Manuel esperándome. Fui hacia ellos, dejando a mis hermanos atrás y llevándome a Hanna conmigo.

Maggie nos estrechó a Hanna y a mí en un largo abrazo, y luego fue Manuel. Mi desilusión fue mayor cuando no vi ni rastro de James.

—Os he echado de menos, chicas —dijo Maggie con una sonrisa en su cara.

—Yo también, Magg —le respondí de manera cariñosa, y después nos fuimos de allí.

Los Secretos Del Pasado. (COMPLETA✔️) (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora