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-James.

Me encontraba detrás del coche de Manuel mientras estaba un poquito borracho. Entonces, escuché la voz de Sarah hablar con el tipo nuevo, ese tal Nikke o algo así. 

La verdad es que no le prestaba atención mientras peleaban, solo miraba a Sarah.

Escuché golpes y decidí ir a ver qué pasaba. Era Sarah, estaba tan cerca de ese tal Nikke. 

Me enfurecí tanto al ver que la estaba tomando en brazos y fui hacia ellos. 

Le encajé un puñetazo al tipo ese en la cara, haciendo que bajara a mi novia... perdón, mi exnovia al suelo.

—¡Oh, dios mío, ¿Qué haces James?! —me gritó Sarah enfurecida.

—¿Por qué este tipo te estaba cogiendo en brazos, Sarah? —le pregunté mientras me tambaleaba.

—Estás borracho —dijo ella indignada.

—Yo para nada, solo dime qué haces con este tipo.

—Y a ti qué te importa, déjame en paz —me respondió dándome la espalda.

—¡No me voy hasta que no me digas qué haces con este tipo! —le dije elevando la voz mientras la cogía del brazo.

A ella se le pusieron los pelos de punta cuando la cogí del brazo. 

Se quedó callada mirándome a los ojos, que se llenaban de lágrimas.

—Eh, tío, te ha dicho que la dejes —me dijo Nikko mientras se ponía en medio de ella y yo.

Él cogió la muñeca de Sarah, y yo noté cómo un ardor subía por todo mi cuerpo. 

Estaba perdiendo el juicio; si ese tipo no le quitaba las manos de encima, no respondería de mis acciones.

—¡Tú cállate la boca, gilipollas! —le espeté mientras lo apartaba de un empujón.

Él me dio otro empujón, y se me nubló el juicio.

 Así que le pegué un puñetazo en la mandíbula, haciéndolo caer al suelo.

—¡PERO QUÉ MIERDA TE PASA, SE TE HA IDO LA OLLA! —me gritó en la cara mientras lágrimas caían de sus ojos. —Joder, ¿estás bien, Nikko? —dijo ella acercándose a él.

—Sí, estoy bien, Sarah, no te preocupes —le dijo él mientras se ponía en pie.

—Vete de aquí, tío, estás borracho y no voy a pegarte —dijo el listillo.

Pero se me fue más la cabeza cuando Nikko cogió la mano de Sarah.

—¡Suéltala! —le grité dándole otro empujón.

—¡JAMES YA VALE, VETE DE AQUÍ O LLAMO A LA POLICÍA! —me gritó Sarah entre lágrimas.

—¿Es que ahora engañas a Iván con este tipo? —se me escapó decir.

Noté cómo se ponía tensa y cómo sus ojos se llenaban aún más de lágrimas, y entonces vi a Manuel, Maggie y Hanna bajar de su piso.

—¿Perdona? —dijo ella casi sin voz mientras más lágrimas caían de sus ojos.

—¡Te lo tengo que repetir, Sarah, pues con gusto lo hago! ¡¿Que si ahora engañas a Iván con este tipo?!

Sarah me dio una cachetada en la cara. 

Me giré hacia ella para mirar sus mejillas mojadas y la punta de la nariz roja.

—¡¿CÓMO TE ATREVES A DECIR ESO DE MÍ DESPUÉS DE TODO?! —me gritó ella en la cara.

Manuel se me acercó por detrás y me cogió del hombro.

—Venga, vámonos, ya has hecho suficiente —me dijo mientras me alejaba de ellos.

En el coche, pude ver cómo ese tipo la abrazaba mientras ella lloraba en su hombro. 

Joder, ¿Qué he hecho? Estoy como una puta cabra. 

Después, Maggie se despidió de ella, y lo mismo hizo el tipo ese. 

Después, mientras Hanna entraba con Sarah llorando, Maggie venía hacia el coche y tenía mala cara.

—¡PERO ES QUE ERES IDIOTA, JAMES! —me gritó Maggie. —Bastante mal lo ha pasado cuando ni siquiera la escuchaste, para que ahora vengas con tus celos de idiota.

—Maggie, por favor —le dijo Manuel mientras ponía en marcha el coche.

***

Estuve en la ducha como una hora y media, pensando en lo que hice anoche. Yo, que nunca quería que Sarah me viera así, le había pegado a ese tío, y ella estaba llorando. Joder.

—¡NOS VAMOS, JAMES! —me gritó Manuel mientras cerraba la puerta.

Me dirigí a mi habitación, la de los invitados, y me acosté en la cama. Estuve horas y horas dibujando lo que se venía a la mente, y entonces decidí ordenar las cosas. Mientras lo hacía, una caja roja con corazones salió de debajo de la cama.

La saqué y la abrí. Dentro había los pinceles que me había regalado Sarah, fotos nuestras, pulseras de conciertos, chapas y la libreta con poemas y canciones que escribió para mí.

Se me estremeció el corazón al tocarlo. Abrí la tapa de la libreta y en la primera hoja ponía una dedicatoria.

"Para que sepas que siempre te llevaré en mi corazón, te escribo canciones y poemas porque no puedo expresar con una palabra lo que siento por ti. Te amo, cielo."

Las lágrimas se me llenaron de ojos, y pasé las páginas una por una: canciones, poemas, dedicatorias y más recuerdos.

Cerré la libreta y metí todo rápidamente en la caja. La cerré y la puse donde la había encontrado. Me recosté en la cama mientras dos lágrimas caían de mis ojos. 

No he subido al desván desde que estuve allí con ella, y tampoco he vuelto a dormir en nuestra habitación porque todo en esta maldita casa me recuerda a ella. Joder.

Mi móvil sonó, lo alcancé vagamente con la mano y vi un mensaje de Manuel.

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Manuel. - ¿Qué haces tío?

Yo. - En la cama ¿por que?

Manuel. - Necesito que le abras la puerta a alguien, va a tocar ya.

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Y efectivamente, el timbre sonó. Me levanté sin ganas y lo abrí. Vi a mi madre en la puerta.

—Tengo algo importante que enseñarte, hijo —me dijo con apuro mientras entraba a la casa.

—Siéntate y cuéntame entonces —le dije, acomodándome a su lado.

Ella abrió un portátil y la imagen de una calle apareció en él.

—Necesito que mires este video —dijo y luego le dio play.

En el video, la calle estaba sola, pero en un momento apareció Sarah en ella. 

Se le veía hablando conmigo por teléfono y tenía audio. 

Guardó el móvil en el bolsillo, siguió caminando y entonces apareció Iván. 

Después estábamos en otra cámara.

Escuché la corta conversación entre Iván y Sarah, y cuando él le pinchó algo en el cuello, Lily apareció. Vi cómo se la llevaban hasta el coche y le quitaban el móvil.

Las grabaciones terminaron, y yo solo podía pensar en una cosa: definitivamente, soy gilipollas.

Los Secretos Del Pasado. (COMPLETA✔️) (En revisión)Where stories live. Discover now