Capítulo 13

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Llegó un informe que decía que "la estructura de sus cuentas de ahorro habían mejorado considerablemente desde un par de semanas atrás hasta la fecha". Hablaba sobre como sus problemas financieros, que no habían sido reconocidos personalmente, se resolvieron por completo, y que se esperaba que los activos de los Taywind aumentaran constantemente sin que tuviera que hacer ningún otro tipo de inversión especial. Además, se incluyó una tarjeta como la de la última vez.

Un nombre.

<Bendyke.>

Pero eso era todo.

"..."

No era del tipo de persona que tuviera interacciones sociales especialmente activas pero, ya que era "El maravilloso Conde de Taywind" tenía una reputación que le valía el recibir muchas invitaciones especiales e itinerarios que lo contemplaban para participar en varias actividades del comité y otros tantos proyectos de caridad en la zona. Tenía que escribir respuestas a las cartas que recibía, leer los libros nuevos que había comprado, ir a exposiciones, conciertos y muchas, muchas, muchas cosas más que le mantenían ocupado 24/7 y sin embargo, incluso aunque esto era del conocimiento de todo el mundo, se sentía como si el hombre simplemente lo hubiera dado por sentado y ya. Tal vez, igual a si no le importara en absoluto lo que sentía.

"Da igual."

Buscó en su diario privado, donde registraba sus horarios y cosas que hacer, y finalmente soltó un suspiro inmenso.

"Aquí está, justamente tengo una cita importante hoy. Que tonto".

Después de todo, se suponía que era el día que utilizaría para visitar el museo de arte de la ciudad porque el director en persona, le había informado de una nueva obra de un artista al que los críticos habían estado siguiendo muy de cerca últimamente. Prometió mostrárselo a Arok primero antes de colgarlo en la sala de exposiciones y también, dijo que podía comprarlo antes que nadie si le venía en gana. Es más, ese mismo día podían empezar con los preparativos si le dijera que lo hiciera y le prometió que le daría "el precio especial". Por lo tanto, eso significaba que tenía compromisos importantes que le hacían imposible verse con alguien aunque lo intentara.

"..."

¿Por qué estaba tan enojado entonces?

Es decir, en términos de importancia, el hombre no era más que el polvo que se acumulaba sobre los marcos de los cuadros y si de casualidad hubiera sugerido una visita, entonces eso significaría retrasar la cita con el director del museo y verse frente a él como un hombre completamente maleducado.
Por supuesto. Estaba pensando en estupideces ¿Qué más daba si no había venido el muy desgraciado ese? ¡Que se muriera si quería! Rasgó la tarjeta y la cortó en dos pedazos casi iguales, después lo tiró a la basura, se sacudió las manos y decidió pasar el día complaciendo cada uno de los impulsos que se le vinieran a la mente como el "hombre increíblemente feliz y soltero que era". Y por supuesto, eso significaba que el primer lugar que iba a visitar sería nada más y nada menos que el museo de arte y la muy importante pintura de la que le había hablado con tantas ganas.

A pesar de anunciar que llegaría antes de lo esperado, el director lo recibió tan cortésmente como siempre e incluso le ofreció bastantes de esos bocadillos que estaba seguro que guardaba especialmente para él. Luego, lo llevó a una lujosa habitación privada, que ya tenía preparada de antemano, y lo dejó sentarse en una silla histórica que había sido utilizada por innumerables amantes del arte en el pasado.
Dejó su chistera sobre una mesa, acomodó el cenicero lejos de él y dejó su bastón a un lado. Dijo:

En el jardín de rosas (Traducción Finalizada)Where stories live. Discover now