Capítulo 35

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Había una calidez inimaginable en la habitación Violeta.

Sobre la mesa dejaron dos vasos medio vacíos de té con leche caliente y algunos cubiertos que todavía no habían utilizado.

Un zapato por aquí
Otro por allá.

Pasaron algunas semanas desde que entraron en el pequeño e íntimo dormitorio conectado a la sala de estar pero, para ser más exactos, lo hicieron exactamente diez días después de que fuera dado de alta del hospital por lo que solo la utilizaron para conseguir que descansara sin tener ruidos molestos sobre su cabeza todo el tiempo.

Ahora era diferente.

"Mmm..."

Mientras enredaba su lengua con la suya, el brazo que rodeaba su cintura se apretó, sus labios se abrieron y parecieron prepararse constantemente para escalar de nivel tan pronto como fuera posible. De hecho, se ayudaron a quitarse la chaqueta, se desabrocharon el chaleco, le quitó la corbata y le sacó el dobladillo de la camisa. La piel que normalmente no estaría expuesta en otra situación, quedó al aire y, al mismo tiempo, cayeron sobre la cama, que era demasiado pequeña para que dos personas se acostaran en ella, comiéndose la boca de una forma que se sintió increíblemente desesperada.

"Ah..."

Centrándose en el beso, Arok levantó su cintura para poder bajarse los pantalones fácilmente. Y justo después de quitarse la ropa interior de una sola vez, acomodó su cuerpo sobre la cama y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Bendyke hasta que el hombre se rió de él y comentó que "le encantaba cuando parecía tan desesperado".
Se levantó, con Arok entre las rodillas, y se quitó la camisa sin siquiera desabrocharla. Sus abdominales y sus músculos del pecho, ocultos por la tela oscura, se retorcieron y se tensaron, y no pasó ni medio segundo hasta que su acompañante decidiera trazarle cada uno de ellos utilizando los dedos.

"Tienes un gran cuerpo como siempre. Te envidio."

"Es todo tuyo. No hay razón para estar celoso".

"Por supuesto que es mío."

La parte superior de su cuerpo se inclinó lentamente en su dirección y se detuvo justo antes de aplastar a Arok. Se apoyó en ambos codos, colocó el puente de su nariz contra la punta de la de Arok, y finalmente comenzó a besarlo de nuevo tantas veces como para lograr que perdieran la cuenta. Tenía un físico impresionante, era grande y fuerte pero un amante muy delicado en el dormitorio a fin de cuentas. No se olvidaba de ser amable cuando era necesario ni de pedir permiso.

"Abre tus piernas de una vez".

Pero dar una orden en un tono tan infinitamente amable como el de ahora hizo reír a Arok.

"Muy descarado para ser un empleado."

"Ahora yo mando".

"¿En serio? ¿No dijiste que eras mío, señor Bendyke?"

"Al mismo tiempo que soy tuyo, tú eres mío".

Con eso, enterró su nariz en el hombro de Arok. La forma en que frotaba su cabeza contra su cabello era como la de un animal grande intentando encontrar un poco de consuelo de su dueño. Luego, sus labios se deslizaron desde su sien, a través de su mejilla, llegaron a su mandíbula y corriendo hasta detenerse en la delicada piel debajo de su mentón.

"Cada mechón de tu cabello, cada gota de tu sangre, todo es mío".

"Se podría decir que eres dueño de todo menos de mi alma..."

En el jardín de rosas (Traducción Finalizada)Where stories live. Discover now