Klopp Bendyke se presentó con varios documentos que acreditaban su utilidad como empleado de Arok.
"Umm."
Y luego vino un segundo contacto físico que fue igual de difícil que el primero.
El sentimiento de rechazo había disminuido ligeramente y el miedo se había vuelto lo suficientemente pequeño como para pensar que ya no estaba allí. Después de todo ¿No eran los humanos, animales, con un alto nivel de adaptación cuando sentían que no tenían más remedio? Sin embargo, aunque sus encuentros personales habían aumentado tanto en tiempo como en nivel, el resentimiento que tenía Arok hacia el tipo que "estaba tratando de ser mejor persona por alguien más", siguió creciendo tanto como para recordarlo cada vez.
Tomó la carpeta con sus documentos y la arrojó sobre la mesa. No tenía intención alguna de abrir el informe segundos después de besarse porque entendía que la cantidad de ganancias obtenidas podría medirse por las acciones que realizarían juntos a partir de ahora. Casi como si se estuviera prostituyendo con la finalidad de mantenerse lejos de la ruina. No, fingía que ese no era el caso, pero si lo esperaba para poder tocarse cada día, al fin y al cabo podía verse como si le estuviera vendiendo el trasero a cambio de sus servicios.
No obstante, en ese momento Bendyke sacó una pequeña botella de alcohol de su bolsillo y se la bebió de una sola vez. Para él fue como una demostración de que necesitaba de eso para tener fuerzas.
Con el corazón acelerado, el conde dijo:
"Si te parece tan asqueroso estar conmigo como para beber ¿Entonces por qué sigues viniendo?"
"No me pareces asqueroso para nada." El hombre, sonriendo con confianza, se acercó y cubrió el rostro de Arok con ambas manos. "Me encantas. Soy de los que bebe cuando está muriendo de los nervios."
"Ah..."
Mientras besaba ligeramente sus labios, las expresiones de Arok naturalmente se volvieron un tanto más complicadas. Un ceño fruncido y los labios en línea recta.
"En todo caso ¿No es el Conde el que está disgustado por estar conmigo? Soy un loco para ti después de todo."
"Me conoces muy bien."
"El problema es precisamente ese".
Con una sonrisa descarada en su rostro, Bendyke tocó el nudo de la corbata de Arok y dejó que unos dedos largos y perfectos tiraran de ella para intentar desamarrarla. Pero, debido a que el nudo estaba tan apretado, no se deshizo fácilmente de él y el cuerpo del conde terminó cayendo hacia adelante cuando recibió el jalón. Entonces, ya estando en un contacto considerablemente más cercano, el hombre elevó un poquito la mirada y pudo percibir un olor muy familiar viniendo directamente de la ropa de Klopp: Olía como a caoba combinada con un semblante que parecía hecho de mármol y que daba una sensación de estabilidad que le hizo tragarse el aliento. Por supuesto, sino fuera porque todo esto pertenecía a una persona molesta y estúpida llamada Bendyke, no habría pensado para nada que era un problema sentirse tan bien estando a su lado.
"Arok..."
Pero sí lo era.
Luego pareció que Arok no era el único sensible al olor. Bendyke se movía hábilmente en su dirección, como una bestia salvaje que olfateaba su cuello y evaluaba los puntos más sensibles de su víctima. Pero en lugar de abrazarlo y acariciarlo justo como lo había hecho antes, lo envolvió en un abrazo increíblemente poderoso que le pareció más bien, como una prisión diseñada para bloquearle el escape.
