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| CAPÍTULO TRES. |

Un grito desgarrador recorrió la arena del Valhalla donde se llevaba a cabo el Ragnarok. Hizo temblar a los dioses y los humanos. Era un llanto indeseable de perdida que los hizo voltear hasta el balcón de las valquirias. Dónde la mayor de todas se encontraba junto a la quinta y treceava valquiria.

¡No Reginleif! —Grito la pelirroja con lágrimas en los ojos al ver como su hermana se desvanecía en el aire junto al primer hombre.

Comportarte Dahlia. Debes aceptarlo. —Reclamo con seriedad Brunhilde, ocultando su tristeza con su gélida mirada vacía.

¿Eres tan insensible que no puedes derramar ni una sola lágrima por tus hermanas muertas? —Expreso con rencor al verla tan tranquila.

No comiences con tonterías.

¡No son tonterías! —Grito con la furia ardiendo en sus ojos verdes. —¡Vamos, si quiera derrama una lágrima por tus hermanas muertas! ¡Hazlo! —Exclamo, sus ojos se encontraban ligeramente rojizos por las lágrimas acumuladas.

No seas exagerada. Sabes que hay posibilidades de morir, aunque seamos inmortales, te lo había dicho. Debes aceptarlo. —Respondió con dureza.

¡Solo nos estás usando! ¿¡Verdad?! No te importamos.

No sé de qué hablas... —Agrego un tanto indignada.

Se por qué haces esto, deja de mentir... —Las lágrimas salían de sus ojos verdes mezclándose con la impotencia que sentía y su tristeza.

Dahlia... ¿Tú...?

Sus palabras quedaron atrapadas en el aire cuando Göll interrumpió la pelea de ambas valquirias mayores a ella.

Encerrada en su habitación miro el collar que días atrás le había regalado su hermana menor, Reginleif. Acaricio con sus dedos las ramas grabadas en el oro, mientras las lágrimas caían de sus ojos verdes.
Suspiro levantándose del suelo y saliendo de su habitación, no quería seguir en el mismo ambiente melancólico y lleno de pesares. Recorrió los pasillos del Valhalla con el deseo de no encontrarse a nadie.

Parece que otra vez nos hemos reencontrado, Dahlia. —Sonrió la científica mirando a la valquiria frente a ella. Notando su decaída apariencia.

Marie, si, así parece ser. —Respondió la pelirroja con un tono monótono.

Acompáñame, claro, sino te encuentras ocupada. —Pidió la castaña, un tanto preocupada por aquella desganada Semi-diosa.

Sin una excusa totalmente creíble que dar, Dahlia se sintió obligada a seguir a la mujer humana por los pasillos del Valhalla hacia un lugar totalmente desconocido para ella, e incluso había perdido el interés de saberlo.
Cuando llegaron a la gran puerta de una bóveda, Marie abrió sin ninguna expresión de esfuerzo aquella puerta, y ambas entraron recorriendo un pasillo iluminado con una tenue luz azulada, una cabina que parecía trasportarla a un inmenso futuro lleno de alta tecnología, como la que existía ahí en el Valhalla.

La valquiria frunció el ceño confundida por aquel inmenso lugar, observando los grandes pizarrones verdes en las paredes que llegaban hasta un poco más alto de lo que se consideraría normal, había hojas de libros regadas por el suelo y pilas de los mismos libros en cualquier rincón de la habitación. Una silla un tanto larga al fondo, donde un rubio estaba sentado, parecía completamente sumergido en terminar la ecuación que estaba haciendo en el pizarrón.

Al lado del rubio, mirando desde el suelo, se encontraban cuatro hombres más, que parecían discutir con tranquilidad sobre aquel problema.

¡Chicos! —Exclamo Marie llamando la atención de los científicos. —Les presento a la quinta valquiria, Dahlia. Quiero que sean amables con ella, Edison, no la incomodes, por favor. ¿Dónde diablos está Nikola? —Dijo mirando a los científicos, antes de fruncir el ceño al no ver al castaño entre los demás hombres presentes.

Creo que salió a buscar un libro. Algo así dijo... —Respondió el rubio que seguía escribiendo en el pizarrón, sin darle importancia a la ausencia de Tesla. —No es importante de todos modos.

Lo es. —Reprendió la mujer fulminándolo con la mirada. —Dahlia, déjame presentarte a mis compañeros. —Se volteó hacia la valquiria quien seguía viendo el lugar con asombro, observando detenidamente los pizarrones que iban desde lo alto del lugar hasta lo más bajo de la pared.

¿Ah? —Dijo distraídamente la nombrada, regresando sus ojos verdes hacia la humana, reacciono en ese momento. —S-si claro, adelante. —Sonrió nerviosamente, mirando de reojo a los científicos que parecían examinar cada parte de ella.

Bueno... El viejo de ahí, es Albert Einstein, a su lado se encuentras Galileo Galilei, el de escandalosa barba y goggles es Alfred Nobel, y el fortachón a su lado es Isaac Newton. Ah, y el amargado de arriba es Thomas Edison. —Marie los presento a todos, observando de reojo la puerta principal esperando a que el último, pero no menos importante de los científicos se dignará a llegar. —Y bueno, solo falta que llegue Tesla.

¿Tesla...? —Repitió la pelirroja, sintiendo a su corazón latir con fuerza al recordar el nombre del científico y su apariencia.

¿Quién me buscaba? —La voz del hombre se escuchó a sus espaldas, llamando la atención de sus compañeros científicos.

El cuerpo de la valquiria se quedó inmóvil en su lugar, no se movió ante la sola idea de conocer a aquel hombre que robo su corazón con solo verlo a través de una simple pantalla. Había sido inesperado para ella, muchas emociones recorrían su cuerpo al tiempo que su mente se quedaba en un inmenso blanco.

Qué bueno que apareces Nikola, quisiera presentarte a alguien que conocí. Ella es una valquiria, podría ayudarnos con la investigación.

¿En serio? Oh bueno, eso es increíble Marie, me encantaría conocerla. —Sonrió el castaño acercándose hasta donde sus compañeros se encontraban.

Dahlia se tensó al sentir las manos de Marie sobre sus hombros, prácticamente la volteó en la dirección del inventor.

Nikola, ella es Dahlia. Dahlia, él es Nikola Tesla. —Curie los presento con una sonrisa que ocultaba la complicidad de sus pensamientos.

¿Por qué le presentas a Tesla una valquiria? Yo también soy candidato para el Ragnarok. —Se quejó Edison bajando de la silla, dejando el problema a medio terminar debido a su poca concentración.

Seamos honestos Edison, tu ni siquiera te encuentras en la lista final de candidatos para el Ragnarok. —Respondió con molestia la castaña.

Es un gusto conocerla señorita Dahlia. —Sonrió Tesla mirándola a los ojos.

Aquel simple gesto detuvo su corazón por lo que para ella se sintió como un eterno segundo, llenándola de sentimientos que jamás en su larga vida creyó experimentar.

El gusto es mío, señor Tesla... —Respondiendo a la sonrisa del castaño, ella igual sonrió cálidamente.

Marie sonrió observando complacida el encuentro de ambos, de alguna forma u otra podía ver la atracción que ambos sentían, un sentimiento mutuo que la llenaba de tranquilidad. Ahora solo debían de asegurar una victoria encontrar de los dioses, además de esperar con paciencia el turno del inventor.


❝Valquiria❞ |𝙉𝙄𝙆𝙊𝙇𝘼 𝙏𝙀𝙎𝙇𝘼| [ʳᵉᶜᵒʳᵈ ᵒᶠ ʳᵃᵍⁿᵃʳᵒᵏ] ✔︎Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz