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| CAPÍTULO CUATRO. |

Corría por los pasillos del Valhalla como si no hubiera un mañana, hacía pocos minutos había recibido la noticia de que su hermana mayor, Hrist sería la siguiente en participar en el Ragnarok siendo el arma del humano.

Su respiración era agitada, aun así, no se detuvo, sentía como todo el mundo caía ante ella con el solo pensamiento de perder a su hermana mayor. Se movía con agilidad por los pasillos, nada fuera de lo común para una fuerte guerrera como ella. Finalmente, llego a la habitación de Brunhilde, pero ya era demasiado tarde, Hrist se había unido al humano, Sasaki Kojiro. Suspiro conteniendo sus ganas de gritar por la frustración acumulada en su cuerpo.

Ni siquiera pude desearle suerte. O despedirme... —Se dijo en un susurro, lamentándose su lentitud.

Me alegra que estés aquí hermana, tu seguirás en la cuarta ronda. —Dijo Brunhilde notando la llegada de su hermana menor.

Dahlia jadeo mirándola con molestia.

Ni siquiera ha pasado la tercera ronda. Me niego a participar. —Reclamo molesta la pelirroja.

Soy tu hermana mayor y tienes que obedecerme, tu harás el Völundr y participaras en la cuarta ronda, ya está decidido.

¡Te dije que no lo hare! —Grito enfrentándose a la mayor de las valquirias. —Aun no... —Agrego en un susurro audible, con la esperanza de que, si llegase a participar, fuese siendo la valquiria de cierto inventor.

Brunhilde suspiro llevando su mano hacia su rostro, aguantando la frustración acumulada en su cuerpo, con todas las emociones que se acumulaban. No estaba siendo razonable, Dahlia era la única de todas sus hermanas que podía revelarse ante ella sin temer a las consecuencias, compartían una personalidad fuerte, pero para la mayor, Dahlia siempre le pareció débil.

Ella era la única de entre todas que no parecía ser una valquiria, su apariencia tan sencilla y su falta de sensatez, dudaba que con su ayuda uno de los guerreros pudiese ganar, ahora estaban en un momento crítico, habían perdido las dos primeras batallas contra los dioses, una perdida más haría que las esperanzas cayeran.

Está bien, no participaras por el momento. —Acepto finalmente la pelinegra. —Retírate, pronto comenzará la siguiente ronda. No quiero oír tus lloriqueos.

Qué poca esperanza tienes, Brunhilde. Nuestra querida hermana Hrist es muy fuerte, y lo sabes. —Agrego con firmeza la de mirada verde, sintiéndose molesta por la insinuación de una perdida más.

Brunhilde guardo silencio, no queriendo seguir con la discusión. Respiro entrecortadamente mientras sus puños se apretaban, el dolor, la frustración, el cansancio y la tristeza comenzaban a mezclarse haciéndola sentir terrible. Aun cuando su postura seguía siendo firme y su mirada congelaría a cualquiera.

No es la poca esperanza, son las posibilidades. Lucharan contra Poseidón...

Tan pronto como las palabras llegaron hasta sus oídos, el color cálido de su piel se transformó en una palidez enfermiza, su mundo dio vueltas; teniendo que sostenerse del marco de la puerta para evitar una caída.

¿Con... Contra Poseidón? —Su voz tembló, al mismo tiempo que las lágrimas se acumulaban en sus ojos verdes.

Pero a diferencia de las veces pasadas, la punzada ardiente nunca llego, en su lugar un aura cálida rodeo su corazón dándole esperanza. Un sentimiento que había perdido hacía tiempo, ante la muerte de sus queridas hermanas.
Respiro hondo, enderezando su cuerpo una vez más. Sin decir ninguna palabra de despedida se alejó por donde vino, dejando a la mayor sola en la oscuridad de su habitación. Donde Brunhilde pudo llorar la ausencia de sus dos hermanas, buscando la esperanza para que Hrist y Sasaki ganaran esta tercera batalla.

Nuevamente estaba junto a los científicos. Su compañía era lo más reconfortante que tenía, Marie se había convertido en su gran amiga, aun con el poco tiempo que tenían conociéndose; Einstein, Edison, Newton y Galileo eran muy amables con ella, a pesar de que solo habían cruzado unas cuantas palabras, preguntas de los científicos que ella respondía. Y con Nikola, más que formalidad, solo parecía que no llamaba su atención sin importar que pasará, aquel castaño solamente se sumía en libros, ciencia y sus ideas para nuevos inventos.

Las escasas veces que había hablado con él, habían sido solamente para saciar su inmensa curiosidad, sobre la historia de las valquirias, las habilidades y poderes de cada una, incluyéndola. Cosas que ayudaban a su investigación para cuando fuese él, el siguiente en pelear.

¿Estas inquieta? —Pregunto Marie, dejando el libro que leía para mirar la pantalla que la pelirroja sostenía entre sus temblorosas manos.

Si... —Respondió mordiendo su uña, con sus ojos clavados en la pantalla veía con atención la tercera ronda del Ragnarok. —Mi hermana Hrist es fuerte, pero Poseidón... Él es el dios más temido de todo el olimpo, es cruel y no le importa nadie más que él mismo.

La humana miro la pantalla, no parecía una batalla interesante. De esas que movían tus sentidos al máximo, simplemente el guerrero se encontraba sentado, meditando, mientras que el dios lo miraba con aburrimiento, sin el interés de atacarlo. Minutos que parecían eternos pasaron, sin que Sasaki moviera ningún solo musculo, eso aumentaba la inquietud de la valquiria.

Fue un milagro para ella verlo levantarse del suelo, con una sonrisa de confianza apunto su katana hacia el dios, y el combate inicio, fue herido, pero no parecía rendirse. Y cuando creyó que todo había terminado para el representante de la humanidad, la esperanza brindo alivio a su corazón, viendo como el dios de fría mirada y reputación fuerte fue cortado en X por las katanas de Sasaki. Dándole finalmente la primera victoria a la humanidad.

Grito, pero a diferencia de las veces anteriores, esta vez, había sido de emoción y felicidad. Su rostro se ilumino con una gran sonrisa, y su grito había llamado la atención de todos lo científicos en la sala, incluyendo al mismo Tesla. Quien, desde la cima de la silla, detuvo su mano que escribía con prisa, y volteó para mirarla. Sintiendo una punzada atravesar su corazón al ver la sonrisa de la valquiria, su mirada brillante y la alegría que transmitía, lo hipnotizo. Haciéndolo sentir algo completamente desconocido para él.

¡Ganaron! Marie... ¡Ellos ganaron! —Grito con alegría, dejando la pantalla a un lado, abrazo a la castaña a su lado.

Aquella emoción los hizo sonreír a todos, pero Nikola. Aun confundido, regreso su mirada hacia el pizarrón, su mente se había quedado en blanco, o solamente estaba ocupada tratando de descifrar que era el sentimiento que atravesó su corazón en el mismo instante que la vio sonreír. Sin poder evitarlo cuando escucho nuevamente sus gritos y exclamaciones de emoción, sonrió. No fue amabilidad lo que lo había impulsado a sonreír, ahora, un nuevo sentimiento hacia latir con fuerza su corazón.

Ya no era la ciencia, la principal causa de su emoción o alegría, sus investigaciones tampoco, ni las ideas o los inventos. Era ella, aquella hermosa valquiria de sedoso cabello rojizo brillante y sus ojos verdes que encerraban a la naturaleza misma en su mirada. Ella había logrado... ¿Enamorarlo?


❝Valquiria❞ |𝙉𝙄𝙆𝙊𝙇𝘼 𝙏𝙀𝙎𝙇𝘼| [ʳᵉᶜᵒʳᵈ ᵒᶠ ʳᵃᵍⁿᵃʳᵒᵏ] ✔︎Where stories live. Discover now