‧₊˚ | Theodore Nott era conocido por una cosa en específico, su habilidad para buscar problemas, mientras tanto Blair Collins tenía el don de atraer problemas involuntariamente.
Blair solo tenia una cosa en claro, deseaba ser amada más que cualquier...
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Blair podía sentir su corazón latir con fuerza dentro de su pecho mientras caminaba junto a Theodore por los pasillos.
Por más que ambos quisieran quedarse en la torre de astronomía para siempre, Theodore no iba a dejar que Blair se perdiera el almuerzo.
Nadie en aquellos pasillos notaba la sonrisa en el rostro de Blair, ni el como sus manos se sostenían cálidamente junto a las de Theodore, nadie entendería lo que pasaba por la mente de ambos en aquel momento.
Al entrar al comedor docenas de miradas se posaron sobre ellos, principalmente en Theodore en quien apareció un semblante totalmente serio.
Theodore estaba acostumbrado a aquellas miradas, las notaba siempre después de un pelea, pero aquel día parecían especialmente más molestas.
Blair guío a Theodore a la mesa de Ravenclaw y el no dijo ni una palabra, aquel lugar estaba especialmente más vacío que las demás mesas, así que se sentaron en el primer lugar que encontraron.
Blair podía sentir la mirada de Theodore fija sobre ella, no parecía preocuparle en lo absoluto que los demás alumnos lo observarán extrañados.
Ninguno dijo una palabra durante el desayuno, no era necesario.
Los pequeños detalles eran más que suficientes, Blair podía notar cada uno de ellos.
Desde Theodore dándole su platillo favorito hasta el quitándole el tomate al sándwich de Blair pues sabía lo mucho que lo detestaba.
Blair no podía evitar posar su mirada en el rostro de Theodore, admirando cada detalle.
Una calidez invadía su corazón al recordar cada pequeña cosa que Theodore había hecho por ella, algunas a las cuales ni siquiera les había dado importancia en su momento.
Cuando el desayuno termino todos los alumnos se apresuraron a salir.
Blair estaba segura de que la aplastarian en los pasillos, a nadie parecía importarle si golpeaban a alguien con sus libros y bolsos.
Theodore sin pensarlo colocó su brazo sobre el hombro de Blair acercándola a el, evitando así que cualquiera la empujara o golpeara por accidente.
Blair pudo sentir su rostro enrojecer casi de inmediato, varios rostros sorprendidos aparecieron mientras ambos caminaban por los pasillos.
Algunos prácticamente los observaron fijamente mientras caminaban, con los ojos muy abiertos y murmurando entre ellos.
Theodore era fácil de distinguir entre la multitud, cuando alguien volteaba a ver al imponente chico su mirada rápidamente se desviaba a Blair y a su cercanía con Theodore.
